EN EL BAR "Rock Life".
Agitó la mano desde una de las esquinas más alejadas del escenario del bar, y estratégicamente cercana a la barra, en una mesa donde la luz roja de una tulipa alumbraba con tenuidad su rostro, pantalones de mezclilla desgastados, una camisa blanca desabotonada del cuello y el cabello suelto hasta los hombros, ese look, que aparentaba que nada en la vida lo estresaba, me remonto a veinte años atrás, acompañado de su clásica sonrisa amplia, me hizo sonreír, me acerqué con el cuadernillo en la mano, y al llegar a la mesa de forma efusiva se puso de pie y me estrecho en un abrazo sincero, palmeó mi espalda como en los viejos tiempos, exhaló y al separarnos me miró de pies a cabeza.
—El Doctor Matthew Mc Neil, que gusto verte de nuevo, por un segundo creí que me dejarías plantado, siéntate por favor —señalo la silla a su lado ¿Cuéntame cómo has estado? Se froto la barbilla con el dedo índice —Qué será que no nos vemos, cuatro o seis años ¿no?
Tomé asiento —En realidad siete años, aunque nos manteníamos en contacto por teléfono, sino mal recuerdo la última vez que hablamos fue hace dos años, cuando te llamaste para que le hicieras una valoración a Dylan Douglas. Después te perdí la pista.
—Dylan, sigue igual, ayer hablé con su abuelo, en estos días le haré una visita. En cuanto a mí, he andado por todos lados, estuve viajando por Europa, visite los países nórdicos, realice unos estudios de terapias alternativas en Asía, ya me conoces soy un nómada —admitió —un mesero iba pasando —Tyler, levantó la mano y lo llamó —me puedes traer un whisky doble con hielo para mi amigo y otro para mí, por favor ¿aún es lo que tomas?
—Sí, gracias.
—Ahora, me puedes decir quien destrozo nuestro bar, el concepto del rock, ha sido sepultado en este sitio, me dijeron que un tiempo se llamó Pop life, me da gusto que por lo menos recuperara su nombre original, aunque esto no es el Rock life, ni por asomo —con ambas manos señalo la lampara de mesa —empezando por esta tulipa con luz roja —criticó con una expresión cándida.
Achicó los ojos y se inclinó con su mirada penetrante.
—O he perdido mi toqué humorístico o a ti te preocupa algo.
Asentí y me froté la frente, en un intento de deshacerme del cansancio.
—Discúlpame es que... ¿Cómo lo haces? Hace años que no nos vemos y me descifras en unos minutos.
—Es un Don —se jacto, sonrió divertido.
Masaje mis ojos, después el puente de mi nariz y lo miré con seriedad.
—Es mi hijo Adán, desde que despertó tiene estás ideas... extrañas, y habla de... No, olvídalo, tú no has venido a escuchar mis problemas, cuéntame mejor de ti.
Su sonrisa se diluyo.
—Oliver, Oliver, siempre es lo mismo contigo, no infieras, pregunta. Ese afán tuyo de querer cargar con todo el peso de los problemas tú solo, algo me decía que me necesitabas, que bueno que te llame, porque de lo contrario, no me enteró de nada, somos amigos y estamos para apoyarnos, de ahora en adelante te estaré llamando una vez por semana. Ya dejaremos el momento de recordar tiempos de juventud, para otro día, ahora avoquémonos a tu hijo, ¡ideas extrañas! ¿De qué tipo?, ¿a qué te refieres precisamente? comienza desde el principio por favor
—Te cuento, siempre y cuando, dejes de regañarme y me prometas que el resto de la noche no me volverás a llamar Oliver —el mesero volvió, me entrego el vaso con whisky que vacié casi de un trago.
—Está bien, aunque nunca entenderé porque no te gusta, es tu nombre y...
Ante mi gesto rígido e inexpresivo.
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La cuna II parte
Teen FictionEs la continuación de la cuna Titulada El vuelo de las golondrinas Bienvenidos a la segunda parte de la Cuna. donde tendremos el final. Gracias por seguir aquí. Para los lectores que llegaron aquí y desconocen de la existencia de la primera parte...