Dieciocho años

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Pov Helen

Pequeñas gotas aterrizaban sobre el parabrisas. No pasaban de las dos de la tarde, el sol brillaba y en un capricho de la naturaleza miles de galones de agua se deprendían con una cadencia rítmica, sin prisas, desde un cielo de pocas nubes grises en su mayoría blancas y aborregadas, el paisaje de la carretera pronto se modificaría, las montañas al frente tupidas de pinos y fresnos eran el referente para saber que nos encontrábamos a menos de media hora del puente, la lluvia se intensificó; millones de gotas se desplegaban por las montañas como paracaidistas terminando su travesía sobre las copas de los pinos, entre sus frondoso follaje o estallando sobre la tierra y humedeciéndola, las más desdichadas se colisionaban contra el pavimento o quedaban atrapadas por los limpiadores de la camioneta de Matthew, no obstante, todas experimentaban su instante de gloria cuando sin tener alas se lanzaban en picada y por un breve instante los rayos del sol las atravesaban llenándolas de luz, su iridiscencia las convertía en bellos diamantes fugaces y yo las seguía con la mirada atenta, deseando ser una de ellas.

Matthew no había pronunciado palabra desde que me saludo esa mañana al mismo tiempo que me ayudaba a guardar mi maleta en la cajuela y me comentaba animado que el hotel en el que se quedó esa noche por recomendación de mi padre con quien acabo topándose en los baños del Hospital, era toda una ganga, además de tener una cama confortable el ambiente era familiar y apacible, mis respuestas apáticas que me obligué a pronunciar por cortesía y agradecimiento, le dieron la pauta para comprender que no me hallaba con deseos de iniciar una charla y menos de esas nimiedades de las que se habla con la única intención de llenar los espacios en blanco del silencio. Sobre todo, ahora que miles de voces llenas de reproches y preguntas me atormentaban formando un coro exigente dentro de mi cabeza.

Retiré la vista del parabrisas colgando mi mirada sobre su perfil atento en el camino, giro la cabeza percibiendo mis ojos deseosos de comunicar mi necesidad de abrirme, me brindo un rápido vistazo y devolvió la mirada al frente sin dejar de mirarme de vez en cuando de reojo, era su manera sutil de darme mi espacio, me quedé con las palabras enmarañadas en la laringe y dándole un vuelco a lo que en verdad me roía por dentro, suspiré con debilidad.

—¿Matthew, te he contado del cumpleaños dieciocho de Dylan? —le pregunté —pensativa,

 con un timbre de voz suave.

«En ocasiones conversamos solo para ser capaces de sentir las palabras, ya que, al escucharlas en voz alta, las vivencias se liberan del pasado cobrando vida de nuevo».

Matthew elevo una ceja, frotándose la barbilla —No, además de que jamás me llegó mi invitación —dijo —elevando una de las comisuras de los labios demostrando que su aprensión era fingida.

Aun así, no dude en justificarme.

—Es que fue algo muy pequeño en casa de mi padre, de hecho, la celebración estuvo planeada como algo por completo familiar y de ese modo habría sido de no ser por la sorpresa que mi padre nos dio a todos.

—Una sorpresa de Harold Novak, eso suena a una buena historia y descuida no te estoy reclamando Helen, recuerdo que en aquel entonces eran los primeros meses en que Jeimmy cayó en coma, sé bien que uno no tiene cabeza para nada durante esa etapa.

«Era cierto. Si alguien podía comprenderme, ese era Matthew».

En efecto, yo no participé en la organización del cumpleaños de Dylan, en aquel entonces pasaba los días enteros en el Hospital hablando con doctores, al lado de Jeimmy durante las resonancias magnéticas, los estudios que le realizaban y esa última semana previa a llevárnoslo, mis días eran consumidos en dedicarlos a tomar los cursos de capacitación que me dieron todos los conocimientos necesarios para ser capaz de cuidarlo una vez que estuvimos en la cabaña, mi agotamiento al final de cada día me dejaba exhausta derribándome sobre la cama, mi cuerpo estaba cansado pero era mi mente la que se sentía desfallecer al ocaso de cada día.

La cuna II parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora