POV Jeimmy
EL MARTES DE CONSULTA LLEGO.
En los asientos traseros de la camioneta un silencio vestido por la incertidumbre se instaló en cuanto abandonamos el camino de pinos de la carretera e ingresamos en las calles principales de Riviera de dos ríos virando en la intersección que nos conduciría colina arriba donde se ubicaba el Hospital, la realidad es que ni Adán, ni yo queríamos ir a consulta, al verlo ausente con los ojos puestos en el respaldo de su padre decidí no interrumpir su estado reflexivo; recosté la cabeza y busqué distraerme en los detalles de las fachadas de las casas del pueblo, era difícil creer que habían transcurrido poco más de dos años desde que recorrí alguna de estas calles, todo se veía muy parecido a como lo recordaba.
—Papá —pronunció Adán, llamándolo por segunda ocasión, la primera su indecisión hizo que su voz sonara frágil en un hilillo fino, que de no ser por tenerlo al lado tampoco habría oído, sin embargo, en su segundo intento ese «papá», se escuchó con claridad.
Presté atención, con mayor meticulosidad a lo que sucedía en los asientos delantero «que era aquello tan interesante, para que el Doctor Matthew no escuchara, que Adán lo llamaba». Con cautela inspeccione su actitud y la de mi madre, que desde que abordaron parecieron olvidarse de nuestra existencia, su comportamiento era inusual, se dedicaban miraditas extrañas, reían por cosas que, a mí, no me parecían graciosas en lo absoluto y de vez en cuando hablaban en voz baja.
—¡¡Papá!! —insistió Adán —en su tono lo percibí intranquilo. La música que no estaba muy alta se superpuso a su voz, opacándola, aun así fue audible.
Que lo ignorará por tercera vez, me pareció el colmo.
—Esa canción es de mis favoritas, hablas en serio grabaste ese casete solo para mi — dijo mamá sonriendo como una quinceañera enamorada.
El Dr. Matthew, retiro la vista del camino por un instante, la miró y asintió con emoción, al decir —También es una de mis favoritas.
«Algo raro sucedía aquí».
Seguí el trayecto de su mano, al hacer el cambio de velocidades, en el instante que soltó la palanca, percibí un movimiento de sus ojos hacía ella que me pareció sospechoso, estiré el cuello y sin hacer ruido me incliné al frente tanto como me fue posible, y entonces lo descubrí, la mano de mi madre al borde del asiento rosando sus dedos en una caricia, él coloco la suya sobre la de ella, acariciándola con la yema del pulgar.
—Dr. Matthew —ladré —Adán no ha parado de llamarlo. No escucha o solo le dio por ignorarnos acá atrás.
Su vista saltó al espejo retrovisor encontrándose con mi mueca torcida, sin perder ecuanimidad, corto esa caricia, elevo la mano y le bajo el volumen al estéreo
Mamá aparto la mano con discreción y la llevo sobre su regazo, giro la cabeza entre los asientos.
—Jeimmy, condúcete con respeto. No tienes que gritar, jovencito —desplegó ese regaño secundado por su mirada de advertencia.
—Listo, ya le he bajado un poco a la música, estaba un poco distraído —se disculpó
«¡No me diga!».
—¿Qué sucede hijo? ¿Todo bien? —preguntó al intercalar su concentración entre el camino y la expresión que le brindaba el espejo retrovisor de un Adán inseguro.
—Mmm, no es nada —empezó a decir —sus ojos se volcaron trémulos, desbancando ese mal intento de parecer controlado —solo quiero saber si para los preoperatorios basta con que me saquen sangre o deberán hacerme más exámenes —formuló esa pregunta contagiándome su nerviosismo.
ESTÁS LEYENDO
La cuna II parte
Teen FictionEs la continuación de la cuna Titulada El vuelo de las golondrinas Bienvenidos a la segunda parte de la Cuna. donde tendremos el final. Gracias por seguir aquí. Para los lectores que llegaron aquí y desconocen de la existencia de la primera parte...