Adán y su temperamento

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Adán es por mucho, después de Dylan y Jeimmy; uno de mis personajes favoritos que una buena noche emergió de la nada. Me encanta por crudo, sarcástico y colérico; además de las grandes virtudes que espero descubran en sus apariciones de esta querida historia para mí "La cuna", sin más los dejo con la segunda parte Adán.  

Pov Helen 

Matthew asintió ligeramente con un movimiento de cabeza

—Claro por favor, adelante todo es mejor que la pendiente por la que actualmente siento que me deslizo

—Es sencillo, entra ahí y demuéstrale quien es el padre —propuse como única solución.

Supuse que no se esperaba aquella respuesta tacita y directa; abrió los ojos como dos platos extendidos y sus labios quedaron ligeramente entreabiertos en una línea recta soltó mi mano, dudando

Y esa pieza de piano se filtro desde la habitación "Storm de Vivaldi".

—No lo sé Helen, lo escuchas es él mi hijo solo toca esa pieza cuando esta furioso; y bueno tú eres de las pocas personas que sabe que mi chico no quedo en coma por accidente, fue un intento de suicidio fallido por eso he sido tan paciente con él, no puedo cometer más errores con Adán.

El piano paro y yo me quede pensativa

¡Me preocupaba perder la amistad de Matthew! Claro estaba, pero yo no podía quedarme callada, estaba de por medio el bienestar de ese chico, así que fui directa

—¡¿Eso quiere decir entre líneas que desde que despertó, le permites que haga lo que quiera?!

Dándose un respiro, sirvió café en mi taza y se llevó la suya a los labios, tras darle un sorbo; me miro

—Creo que no lo estas entendiendo, mi hijo estuvo 7 años en coma Helen, no creo que ser permisivo en algunos de sus caprichos este mal, lo obligo a cumplir de lunes a viernes con 2 horas de terapia de rehabilitación, debo morderme la lengua e incluso salir de la habitación para no interferir, al escuchar su llanto adolorido y lastimoso. Se lo que mis otros colegas le cuentan a los padres para tranquilizarlos, que en realidad las terapias de rehabilitación no les duele tanto, pero ahora piénsalo así:

Después de un tiempo que el cuerpo no se mueve por sí mismo, comienza a tomar una posición encorvada como un capullo, que al paso del tiempo se va cerrando cada día un poco más en una forma de autoprotección hasta que toma una posición fetal, después del segundo año las manos y los dedos se contraen, para el cuarto las piernas hacen lo mismo y no es algo que podamos evitar médicamente, se retrasa con ejercicios pero es todo. 

Adán ha avanzado mucho en poco tiempo, en parte gracias a mis exigencias; aunque debo reconocer que mucho es su determinación, sus manos y brazos están prácticamente rehabilitados en un 90% cuando antes no era ni siquiera capaz de sostener una cuchara, mi chico se esmera cada día por levantarse de esa silla de ruedas; así que yo debo entender que a veces su humor no sea el mejor, aunque es cierto últimamente está molesto todos los días y cada vez me cuesta más trabajo que me respete.

 Suspiro y lo justifico —Aún así debo entenderlo, para el siguiente año deberé someterlo a la primera cirugía de ligamentos y a veces es necesario intervenir una segunda o incluso una tercera vez y aún no soy capaz de decírselo, entiéndeme no puedo causarle más dolor y menos castigarlo.

Cada una de mis articulaciones se tensó, trague saliva intentando que ese nudo hecho de lágrimas formadas de angustia, quedaran contenidas en mi esófago y no lograran hacer de mi habla un hilillo tembloroso; solo de pensar que eso mismo le podía esperar a mi bebé; claro en el mejor de los casos sí despertaba. Me guarde todos esos temores. He intente darle un consejo lo más objetivo que pudiera a mi amigo, el mismo que tantas ocasiones me había alentado a mí, a continuar adelante en contra de todo:

La cuna II parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora