LA NOCHE SIGUIENTE.
La puerta se abrió dejando entrar la intensa luz del candelabro del pasillo delatándonos, de nada sirvió tener la iluminación de la cocina a media luz para ocultarnos. La mesa no contaba con un solo centímetro libre, entre platos, charolas y refractarios, toda la comida que hace menos de unas horas se encontraba dentro del refrigerador, ahora estaba sobre la mesa o lo que quedaba de esta. Nos habíamos dado un festín "Digno de la última cena previa al fin del mundo".
Jeimmy mi amigo y cómplice, mostraba la evidencia del delito coloreada en un rojo brillante y pegajoso, mezclado con betún blanco al contorno de su boca, embarrado hasta la barbilla de rastros de tarta de fresas; en mi caso, papá me había atrapado en el peor momento posible con el tenedor en mano, provisto de una generosa porción del último pedazo de carne y un trozo de tocino a medio camino de llegar a mi boca.
Su voz retumbo, al compás de que giraba el botón de la luz a una iluminación normal.
-Quietos los dos, bajen lentamente esos cubiertos y les prometo que no habrá represalias.
¡¿Cómo habíamos llegado a esta patética y a la vez cómica escena?!
Regresemos tres horas en el reloj:
-¿Jeimmy estas despierto?
-Mhhh -se quejó -removiéndose en su cama, vi en la oscuridad como se tallaba los parpados, me contestó con un tono quejumbroso -¡No, como crees, Adán! Me quedo despierto con los ojos cerrados, solo esperando a ver en qué momento se te ocurría preguntarme si duermo.
Sonreí de par en par
-Sarcasmo, me gusta. Buena respuesta Douglas, ya que te desperté, estaba pensando, en que sería un error garrafal desaprovechar esta oportunidad, estamos solos, bueno casi solos, y como apenas son las ocho de la noche, creí que podrías unírteme en una emboscada a la cocina.
«Todo se alineó para que la mamá de Jeimmy, estuviera en casa de su madre, al parecer seguía delicada, pues la visitaba cada quince días, sin falta, era la noche libre de Robert y no volvería hasta mañana, papá se quedaría con Marcus en el Hospital, pasarían la noche ahí, para temprano y en ayunas realizarle los estudios que hicieron falta porque mi hermano desobedeció las indicaciones de la noche anterior, y Mary, bueno digamos que en lugar de una bolsita de flor de azahar, coloque cuatro en su té, y de la efectividad de dicha, cantidad se traducía en sus ronquidos que llegaban hasta nuestra habitación».
-¿Quedaste con hambre? -me preguntó con un timbre de ingenuidad.
-No me vas a decir, que te gusto la cena de presos que mi padre nos sirvió ¿o sí? -tanteé
-Que exagerado eres, es cierto que verduras hervidas con arroz, no es mi plato favorito, pero no estaba tan mal.
Encendí la luz de la lampara de la mesa de noche.
-¡Aja! Quizás no te fijaste en el refractario con carne, queso y tocino que estaba en el refrigerado, te juro que babeé solo de verlo «era el restante de la comida para Marcus del día anterior, el muy consentido, le pidió a Mary que le cocinará carne y papá accedió, con la condición de que no la comiera en mi presencia». Seguro no la viste, porque estabas embobado mirando en la parte inferior, tus ojos brillaron cuando ubicaste la tarta de fresa. Y no intentes negarlo ¿Es que no se te antoja un buen pedazo con un vaso con leche fría?
Frunció la boca -Claro que se me antoja, es que... ya sabes, no podemos comer grasas o azucares en exceso, el día de nuestra consulta, el Doctor fue muy insistente.
-¡Bah! al diablo con los Doctores y sus limitaciones, estoy harto de obedecerlos en todo, empezando por mi padre, sí nos apresuramos podremos ir a la cocina comer un poco y regresar a la cama, sin que nadie lo noté -lo tenté suplicante.
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La cuna II parte
Teen FictionEs la continuación de la cuna Titulada El vuelo de las golondrinas Bienvenidos a la segunda parte de la Cuna. donde tendremos el final. Gracias por seguir aquí. Para los lectores que llegaron aquí y desconocen de la existencia de la primera parte...