El presente y los recuerdos de 1989

196 15 13
                                    


Pov Jeimmy

Los últimos rayos del sol que durante toda la tarde se proyectaron sobre la ventana de la habitación desaparecieron sin que me percatará, ahora debían ser un poco más de las siete de la noche. Absorto, me dedicaba a trazar detalladamente cada una de las líneas, dibujando ese mundo que plasmaba a lápiz, carboncillo y en algunos cuantos de mis bocetos usando los colores que mamá me regalo para lograr dar un efecto vivo.

A la par no podía dejar de realizar cálculos, sí yo había quedado en coma el 10 de julio, día de mi cumpleaños quinceavo, en el accidente que mamá y yo tuvimos en el puente elevado: eso significaba que, en ese año de 1990, mi hermano estaba próximo a cumplir ocho meses de ya no estar con nosotros. Sumándole mis dos años con dos meses en estado de coma, si Dylan no hubiera muerto, tendría hoy veinte años, de hecho, estaría a un mes de celebrar veintiún años. El calendario de la cómoda, me lo confirmaba marcando hoy como fecha actual el 14 septiembre de 1992.

¡Porque me laceraba de esta manera! ¿Qué sentido podía tener realizar estas sumatorias? El encierro y permanecer gran parte del día en cama, me hacía caer en pensamientos ociosos, peor aún dañinos.

—Jeimmy ¿sigues despierto, mi cielo? —Levante la cara, sorprendido con una enorme sonrisa que se reflejó automáticamente en mi rostro al escucharla—.

—¡Mamá! —exclame.

—Sí, volví, se suspendieron las corridas de autobuses por esta noche, debido a la intensa lluvia que se desato en la estación y que cubrió el puente de neblina.

El Doctor Matthew entró detrás de ella, —Ya le dije a tu mamá que mañana a primera hora, yo la llevo y para que no tenga problemas con el regreso, me quedare con ella y volveremos el domingo por la tarde.

«Entendía que fueran amigos, pero... tanta amabilidad y consideraciones, ya no me estaba gustando».

—Mamá se quedará a dormir en la habitación del hospital, acompañando a mi abuela, en el sofá por lo que entendí y ¿usted dónde planea quedarse Doctor Matthew? —lo cuestioné, enarcando una ceja.

—¡Jeimmy Douglas! no me gusta para nada ese tono que estas utilizando; pase casi cuatro horas en la estación de autobuses, estoy cansada —abrió los brazos mostrándome su gabardina escurriendo agua, quitándose la peineta que sostenía su cabello igual o más mojado que su ropa. —continuó: —y por si no lo has notado también estoy empapada, el paraguas se rompió, no había un solo taxi, volver a sido todo un viacrucis, en fin, no estoy de humor para tus celos infundados y sin sentido.

El Doctor Matthew sonrió —No Helen, déjalo, tú hijo solo está siendo protector —intervino recargándose en el marco de la puerta. —No tienes nada de qué preocuparte Jeimmy, pienso pasar la noche en mi camioneta o si me lo permiten en la sala de espera del Hospital.

—Bueno, a mí me urge darme un baño, no quiero pescar un resfriado —aseguró mamá de forma cortante.

—Oh, sí por supuesto Helen, entonces me retiro para darte privacidad, hay toallas limpias en el baño, esta tarde Mary cambio las sábanas de tu cama, si necesitas algo más, solo llámala por el interfon, hasta mañana que descansen.

—Gracias Matthew, eres un sol y has caso omiso a las impertinencias de este chiquillo —se disculpó, al tiempo que él abandonaba la habitación; cerró la puerta y mientras se quitaba la gabardina y se descalzaba detuvo su vista en el reloj de pared.

—Ya son cuarto para las 8 de la noche —subrayó

—No tengo sueño —objete, sabiendo a dónde quería llegar.

La cuna II parteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora