La Mentira Termina y el Juego Recién Empieza, parte 3

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Mientras tanto, hace media hora:

Gilbert buscaba a Valentín por los infinitos pasillos del internado. Finalmente lo encontró en el patio trasero, este buscaba un lugar tranquilo para pensar. El pelinegro se acercó al chico quién bufó apenas lo vio.

_Déjame adivinar, me estabas buscando, ¿cierto? - le preguntó para luego reír sarcástico.

_¿Qué hacías? - le preguntó sin responder la pregunta del chico.

_Buscaba un lugar tranquilo para pensar - respondió con obviedad.

_Pues... hay un lugar el cuál es cien por ciento tranquilo - le dijo él sentándose a su lado.

_¿Cuál?

_¿Conoces el cementerio? - le preguntó.

_Obviamente, idiota.

_Bueno... podemos ir y puedes pensar lo que quieras. De paso... yo hago un pequeño trabajo ahí - dijo volviendo a pararse.

_¿Trabajas en el cementerio? - le preguntó Valentín frunciéndole el ceño.

_No, pero ahora quiero hacer algo. ¿Vienes o te quedas? - le preguntó Gilbert cruzado de brazos.

_Bueno... iré, pero ¿nos dejarán salir? - le preguntó.

_¿Qué importa? Es decir... es emocionante, ¿no? Romper las reglas - agregó Gilbert intentando no mostrar ese pequeño miedo que tenía por romper las reglas.

_Es verdad - dijo este con una sonrisa -. Vamos.

En mis años de investigación, averigüé que Gilbert Blythe no era un chico muy rebelde, al menos no tanto... descubrí que él era el único de la familia Blythe que tenía esa fascinación por la medicina y por cumplir las reglas, algo que Ruby no hacía muy seguido, y Dylan de vez en cuando...

Ahora que lo pienso... no soy el único que estuvo investigando la historia de los huérfanos Baudelaire y Blythe, ya que mi viejo amigo Bruno Miller, investigó una historia parecida, pero aún más caótica... y esa historia es la de los hermanos Martinelli.

Ambos amigos estaban saliendo del colegio a escondidas, ¿cómo? Bueno, la respuesta era fácil... por una ventana. El cementerio no quedaba lejos por lo que no tardaron en llegar, pero el viaje fue largo y eterno para Gilbert ya que Valentín no paraba de quejarse.

_¿Tanto te cuesta caminar? - le preguntó frustrado.

_Si, no me gusta caminar - respondió bufando.

_¿Y qué quieres que haga? - le preguntó.

_¿Me haces upa? - le preguntó alzando ambas cejas.

_Ja, en tus sueños - rio este -. Yo no te obligué a venir.

_Me dijiste que podría pensar tranquilo, así que... bueno... te seguí. Cambiemos de tema... ¿Qué piensas de Isadora? - preguntó él alzando ambas cejas.

_Es una linda chica, ¿por qué? - le preguntó.

_Si, lo se... pero, ¿algo más?

_Averígualo tú si tanto quieres saber - respondió y el chico se calló.

Siguieron caminando hasta que llegaron a la entrada del cementerio, Valentín sintió un escalofríos correr por su cuerpo, le sonaba familiar ese lugar, demasiado familiar...

_¿Entras? - le preguntó Gilbert.

_Si... perdón... es que me parece conocido este lugar - respondió extrañado -. Entremos.

Tan diferentes pero tan igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora