Hijo del Mar

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Era de noche, las estrellas decoraban el cielo y la luna estaba en el punto más alto, brillaba con todo. Todos dormían cálidamente en sus camas, cuna o sillón. Mientras que Ruby se despertó en medio de la noche, pero no estaba en la isla, estaba en su casa.

_¿Que carajo? - se preguntó así misma sentándose en su cama.

_¡Oh! ¡Ya te despertaste querida! - dijo una mujer.

_Mamá... ¿qué pasó? ¿Y la isla? ¿Y los Baudelaire? ¿Estás viva? - le preguntó.

_Claro que estoy viva, mi niña, fue todo un sueño, nunca fuiste a esa tal isla. Vamos a desayunar querida, papá y Gilbert están abajo esperándonos con el desayuno - dijo amablemente estrechándole su mano.

_¿Y los Baudelaire? ¿Y Klaus, Violet y Sunny? - le preguntó Ruby confundida.

_Los Baudelaire están en su casa, desayunando seguro  - respondió su madre (Sofía) -. ¿Qué soñaste específicamente?

_Soñé con una serie de eventos desafortunados, literalmente. Un hombre llamado conde Olaf y con una mujer Esme Miseria, dos personas que nos hacían la vida imposible - explicó la rubia.

_¿"Nos"?

_A mi, a Gilbert y a los Baudelaire. Éramos todos huérfanos - dijo saliendo de su cuarto.

_En el sueño eran huérfanos, pero fue solo eso... un sueño. Gilbert hizo tostadas y hay dulce de leche - agregó Sofía con un tono dulce.

Ruby asintió con la cabeza y bajó las escaleras de mármol. Ella y su madre caminaron hasta la cocina, la cuál estaba limpia y ordenada, ahí estaban Gilbert y su padre.

_¡Papá! - chilló Ruby apenas vio a su padre.

_Hola hija - respondió Simón abrazando a su pequeña (recuerden que Simón era el padre de Gilbert, el padre de Ruby se llama Michael, pero Ruby consideraba a Simón como su padre) -. ¿Cómo estás? ¿Dormiste bien pequeña?

_Si, dormí bien - respondió ella con una sonrisa.

_Siéntate Pollito Pío - le pidió Gilbert riendo.

_Gilbert... - lo retó Simón.

_Está bien, me causa risa - rio Ruby.

_Está bien - suspiró con una sonrisa.

La chica se sentó al lado de su hermano y los cuatro disfrutaron de un rico desayuno. En un momento, Sofía deja de tomar su café y mira fijamente a sus dos hijos, al igual que Simón.

_¿Pasa algo? - preguntó Ruby con un miedo.

_No, solo que... están tan grandes. Los amamos - sonrió Sofía.

_Nosotros igual... - sonrió Ruby al igual que Gilbert.

_¿Has hablado con tu padre, hija? - le preguntó Sofía a la chica rubia y de ojos azules.

_Ni me hables de él, es una mierda - respondió enojada.

_Ruby, no digas groserías - la retó su madre.

_Es la verdad mamá, es una porquería. Nunca me quiso y ni me hables de él - respondió la chica enojada.

_Es verdad... pero él es tu padre, te guste o no - reprochó -. Después tenemos que hablar.

_Las cuatro miserables palabras que arruinan el día - murmuró enojada.

Siguieron desayunando. Apenas terminaron y Simón salió de la cocina con Gilbert, mientras que Sofía solo agarró la mano de Ruby dulcemente para luego llevarla a la biblioteca, Sofía se sentó en un sillón y dejó que Ruby apoye su cabeza en sus piernas. La mujer tocó los cabellos rubios de su hija para luego mirarla fijamente a esos hermosos ojos azules que tenía.

Tan diferentes pero tan igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora