No me Dejes, Quédate

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_Oh mierda - dijeron los mellizos al darse cuenta de los dueños de las voces.

En ese momento, los mellizos Martinelli sintieron miedo en sus venas, no lo podían creer... no podían creer nada de ese momento. Se dieron vuelta lentamente.

_¿Ustedes? - preguntó Thomas frunciendo el ceño.

_Si Thomas, ¿nos extrañaron? - preguntó Pía con una navaja en la mano y una sonrisa victoriosa -. Tú me debes varias explicaciones, Thomas Martinelli - dijo seria.

_Bueno... a ti no te puedo pedir explicaciones, hermosura - dijo Matteo acariciando la mejilla de Estrella.

_¿Cómo carajo llegaron aquí? ¿Y cómo mierda saben hablar inglés? - preguntó Thomas frunciendo el ceño nuevamente.

_Ya sabíamos - rieron ambos.

_VFD nos reclutó y nos mandó a protegerlos - dijo Matteo cruzado de brazos.

_Tú y yo ya hablaremos - dijo Pía hacía Thomas quién agachó la cabeza.

_Vamos al sótano y les explicamos todo - habló Estrella.

_Ya sabemos todo, solo no sabemos el porqué vamos al sótano - dijo Matteo sonriente.

_Les explicaremos todo en el camino, vamos - dijo Thomas jalando la silla de ruedas de su hermana.

_Adagatadaraga (Esto se pondrá bueno) - balbuceó Amelie sonriente.

Los cuatro fueron directo al sótano, mientras que Gilbert y Dylan buscaban al grupo de Luisana en el pasillo 1A de la residencia Oeste, Violet y Beatrice en el pasillo 3A de la residencia Este, Ruby, Clara y Billy en el pasillo 2B de la residencia Norte y por último... Duncan y Luz en el pasillo 2B de la residencia Sur.

Ambos jóvenes alumbraban con una linterna los pasillos, sentían el mismísimo miedo correr por sus venas. Hasta que luego de unos segundos, Luz sintió unas manos en su cadera.

_Controla tus neuronas, Duncan - pidió Luz confundiéndose.

_Te estás juntando mucho con Ruby - rio este dándole un piquito.

_Pero entendiste el mensaje. No nos pusieron a ambos solo para besarnos, nos pusieron juntos para encontrar a Luisana, Laura, Julián, Quigley, Klaus y Sunny, así que vamos - pidió ella empezando a caminar.

Pero justo Duncan agarró su mano y la jaló hacía él nuevamente haciendo que quedaran centímetros a punto de besarse.

_Si te doy el gusto, ¿seguimos? - preguntó ella.

_Si - respondió él.

Ella procedió a acercarse a él y darle un beso en la comisura de los labios, mientras que el castaño bajó sus manos hacía sus caderas para pegarlas más a él, sus bocas de movían apasionadamente, mientras que las manos de Luz enrollaban el cuello de Duncan y él solamente se atrevió a acorralarla contra la pared y seguir besándola con pasión y ternura.

_Duncan, tenemos que seguir buscando - dijo Luz con la respiración entre cortada.

_Bien - dijo haciendo puchero.

_No me conmoverás - rio ella dándole un último pico para luego seguir caminando.

_¿Cómo llamaremos a nuestros hijos? - preguntó él de la nada haciendo que la castaña se atragante con su propia saliva.

_Duncan... tenemos dieciséis años, es muy temprano para eso - dijo intentando recuperar el aliento.

_Lo se... pero cuando tengamos nuestra propia casa... tal vez queramos tener hijos - dijo él alzando las cejas.

Tan diferentes pero tan igualesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora