Back To The Academy ☂️ (Cinco y tú)

CAPÍTULO XLXVIII

POV _____________

En la casa de Elliot Cinco estaba esperándome con un papel en la mano izquierda.

- ¿Dónde estabas? -

- Durmiendo - le mentí - hace menos de 30 minutos que me desperté -

- ¡Tenemos que irnos, no hay tiempo! - exclamó.

Cinco me agarró la mano y me teletransporto a un hotel, no sabía ni dónde era.

- ¿Estamos en Irlanda? -

- No lo sé, ____________, solo sigo el papel que ella me dio. Si tan solo hubieras estado cuando me lo entregó, pero no, estabas durmiendo - me reclamó él, yo encogí los labios.

Entramos en el hotel y había una señora allí.

- Hola - la saludé yo.

- Si buscáis las galletas américas todavía no están hechas - nos informó ella.

- ¿A qué hora estarán? - le pregunté yo, Cinco me miró mal.

- A las 3 p.m, cielo -

- ¿Sabe dónde se reúne la asociación? - intervino Cinco.

- ¿Qué asociación? -

- La única que se reúne hoy, aquí, y a esta hora - le contestó obvio Cinco.

- ¡Ah! Está arriba, ¿buscáis a vuestra mamá? -

- Sí, ella está aquí ahora. Vamos hermano -

- Podría cambiarme esto - Cinco le entregó 10 dólares.

- Claro, tienes suerte, niño, normalmente nunca tengo cambio -

- Dicen que morir en el momento adecuado es tener suerte - le respondió él, la señora le dio el dinero asombrada.

- Que positivo - susurre yéndome - no voy a volver a hacer una misión contigo, Cinco -

- Llegas tarde porque estabas, como una señora de 80 años, durmiendo hasta tarde ¿y tú eres la que no quiere trabajar conmigo? ¿Por qué? ¡Soy el mejor asesino de La Comisión! -

- Porque crees que nos van a matar y tu negatividad no me ayuda - le respondí mientras andábamos.

Antes de llegar a la sala de juntas Cinco se detuvo delante de una máquina expendedora.

Echó el dinero, seleccionó un chocolate, pero no cayó el chocolate.

Cinco intentó todo para que cayera, pero no funcionó.

Golpeó la máquina casi hasta romperla.

- Puedo intentarlo yo, si gustas, porque no veo que te vaya muy bien con ese método - le pedí.

- ¿Cómo lo harás? No funciona -

- Con mis poderes, idiota - Cinco se apartó de la máquina - gracias - un segundo después de eso Cinco tenía todos los productos que había en la máquina en sus manos.

Caminamos unos metros más y encima de una mesa había una gran torta con glaseado blanco.

- ¿Puedo? - le pedí a Cinco de lo que tenía en las manos.

- Sí, agarra lo que quieras - me ofreció él.

- Dame 2 de estas patatas, no sé que es, pero dame 1 y 3 de estos chocolates también -

- No hay tiempo para tanto, ¿lo sabes? - me aseguró irritado, yo rodé los ojos.

- Lo que usted ordene, general narcisista - hice la pose de un soldado.

- Infantil - yo le sonreí falsamente comiendo de las cosas que le había quitado a él.

- ¿Eso es un hacha? - me preguntó Cinco después de ojear todo el pasillo.

- Sí y allá, en el principio del pasillo, hay otra -