FRANK CASTLE (THE PUNISHER)

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La policía de Manhattan me había contratado para vigilar al temido Frank Castle, conocido como El Castigador por la facilidad con la que repartía justicia de manera violenta con quien creía que se la merecía.  En ese momento me encontraba en el café acristalado que había en frente del edificio donde se estaba quedando de manera temporal. 

La puerta se abrió y apareció él con su habitual conjunto negro y, aunque no se viesen a simple vista para alarmar a nadie, yo sabía que llevaba varios cuchillos y granadas de humo en los bolsillos del pantalón. 

Mientras bebía mi café seguí sus movimientos con la mirada hasta ver que entró en la cafetería en lo que yo estaba. Tragué saliva que no sabía que estaba reteniendo y me mojé los labios cuando le oí hablar.

-Un café con leche

Dejó encima de la barra un billete y cuando le dieron el café salió del establecimiento como si no hubiera estado allí. Tiré el envase terminado del café en la papelera más cercana y salí detrás de él.  Le seguí a una distancia prudencial para que no se diese cuenta de que alguien le seguía, pero era demasiado listo.

Caminó más deprisa y yo intenté igualar su ritmo. Fijó su vista en el suelo y se paró en medio de la acera sin mirar a nada y a todo a la vez. Para hacerme pasar por un civil corriente pasé delante de él sin mirarlo. Noté que me escaneaba con la mirada y yo hice como que no me enteraba siguiendo hacia delante. 

Al cabo de dos minutos, noté que empezaba a andar detrás de mi y en cuanto vi que se llevaba la mano al bolsillo de los pantalones, eché a correr como alma que lleva al diablo.

Y, como no, el me siguió hasta que di con un callejón, me metí corriendo y maldije en voz alta cuando vi que era un callejón sin salida. La cosa se puso peor cuando noté algo frío y metálico apoyado en mi cuello y una voz grabe que hablaba detrás de mi.

-¿Ahora mandan novatos a por mí? -resopló ofendido-

Me dio la vuelta apoyando mi espalda contra la pared más cercana mientras pasaba el cuchillo por la curva de mi clavícula y pasándolo por mi brazo hasta la punta de los dedos. Un escalofrío que no tenía nada que ver con el frío me recorrió de pies a cabeza. Me obligué a mantener la calma y controlar mi respiración.

-¿Quién eres? -amenazó, su voz se volvió más oscura y ronca-

-Soy de la policía de Manhattan

-¿A sí? -rio como si no lo creyera- 

Fui a mi bolsillo derecho donde tenía la placa pero él captó el movimiento y cogió esa mano y la retuvo con la suya por encima de mi cabeza, suspiré cuando el olor a colonia y algo más que no supe identificar llegó a mi fosas nasales.

-Sí -dije con toda la firmeza que pude reunir dada la situación- 

Señalé el bolsillo y el bajó la vista hacia allí 

-Iba a sacar la placa, dado que no me crees

El me observó evaluándome por unos segundos hasta que me soltó la mano, recuperando así la movilidad, saqué la placa del bolsillo y se la enseñé.

-Policía de Manhattan inspectora Blanchett de Homicidios

-¿De homicidios? ¿Y qué he hecho ahora si puede saberse?

Miré el cuchillo y lo señalé con el dedo

-No voy a hablar hasta que no lo alejes de mi 

El guardó el cuchillo en el bolsillo del pantalón y levantó las manos en señal de rendición

-Está bien, tu ganas

-Hemos sabido que has causado varios estragos en los últimos días, han aparecido varios cadáveres en un bar de la primera avenida. 

-Esos cabrones se lo merecían -dijo furioso- eran violadores de niños...

Hizo una pausa que me di cuenta que era para que le dijese mi nombre. 

-Clarise 

-Mira Clara si lo que quieres oír es una confesión no la tendrás porque no me arrepiento de nada, los maté porque es lo que tenía que hacer, si no lo hubiera hecho ¿Qué crees que habría pasado?

-La policía se habría encargado

Se echó las manos a la cabeza

-Para cuando la policía hubiese llegado ya habrían violado, matado y despedazado  a todos los niños de la ciudad. Hice lo que tenía que hacer, mandé a esos hijos de puta al infierno del que no deberían haber salido

Me quedé muda ante sus palabas dándome cuenta de que tenía razón. Y también me di cuenta de otra cosa : que la policía le tenía envidia. Envidia de que el pudiera hacer las cosas tan fácilmente y de manera efectiva y lo más importante. Querían acaparar toda la atención de la gente con el anuncio de la detención de Frank. Me giré hacia él.

-Frank -noté como se tensó, los músculos de su barbilla se tensaron al igual que los de sus manos- No voy a detenerte

Abrió los ojos sorprendido

-¿No?

-No, porque me he  dado cuenta de que tienes razón y quiero ayudarte

-¿Sabes usar un arma?

-Olvidas que trabajaba en la policía

Las comisuras de sus labios se alzaron en una sonrisa

-¿Trabajabas?

-Si trabajaba 

Se acercó y pasando una mano por mi nuca, me besó, sabía a guerra y a promesa. Me entregué a el y me prometí que jamás le dejaría ir.

















ESTE SHOT ES CORTITO PERO VOLVERÉ PRONTO CON MÁS

¡HASTA ENTONCES!

One Shots : MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora