One Shots : Marvel

LA ANTORCHA HUMANA

-¡Johnny enfríate ya o harás explotar la cápsula! 

Amber comprobaba las constantes del chico con precisión y nerviosismo. Era muy temerario y todavía estaba aprendiendo a controlar sus poderes y eso ponía de los nervios a la morena. 

A los pocos segundos Johnny salió de la cápsula y sonrió alzando las brazos a ambos lados de su, todo hay que decirlo, espectacular cuerpo.

-¡Sí nena mírame estoy que ardo! -dijo riéndose de su propia broma- 

Sacudí la cabeza y apunté en la libreta los progresos que estaba haciendo con él. Noté una mano que descansaba sobre mi hombro, saludé sabiendo quién era.

-Hola Susan

Se materializó a mi lado dejándose ver. Y señaló la libreta y los ordenadores.

-¿Cuánto llevas trabajando? 

-Demasiado por lo visto -dijo Johnny quitándole la libreta de las manos con rapidez- deberías descansar un poco, te esfuerzas demasiado 

Una voz se escuchó de fondo entrando al laboratorio

-Jamás pensé que diría esto, pero Johnny tiene razón, lo mejor sería que te tomaras un descanso

-Si insiste Señor Richards

-Ya te he dicho que me puedes tutear Amber

Sus mejillas se tiñeron de rojo. Menuda verguenza.

-Perdona Reed es la costumbre

-Ya imagino, deberíamos ir a comer ya ¿Os apetece ir al mandy's?

-Por mí bien 

Miré a mi alrededor solo estaban allí tres de los cuatro fantásticos

-Alguien tendrá que ir a avisar a Ben -suspiré sabiendo lo que venía a continuación-

-¡Ni hablar! ¡Yo no voy! -chilló Johnny- ¡Esa cosa me odia!

-¿Qué me has llamado, saco de carne? 

Ben entró en el lugar, parpadeé dos veces antes de mirarle de nuevo. Todavía no lograba acostumbrarme a que su cuerpo fuera... de piedra.

-Escucha amigo te aseguro que no quería ofenderte de verdad solo estábamos hablando y...

-Ya es suficiente chicos -dijo Susan- ¿Podéis pasar más de dos minutos en la misma habitación sin discutir? 

-Lo intentaremos -dijeron ellos a la vez como un par de niños enfurruñados lo que hizo esbozar una sonrisa a Amber- 

-Vámonos entonces

Llegamos al restaurante y pedimos de todo. La gran mesa redonda estaba llena de platos, vasos y postres de todo tipo. La mesa redonda que reservamos hacía que todos pudiéramos vernos, lo que era beneficioso, ya que así no teníamos que incorporarnos para hablar unos con otros.

Noté que alguien tocaba mi rodilla por debajo de la mesa. Di un respingo en la silla, no sabía quién era pero los dedos seguían su camino hasta llegar a la zona central en medio de mis muslos.

Quizá me lo estaba imaginando. Si así era ¿Porqué se sentía tan real? Johnny sentado a mi lado esbozó una sonrisa pícara. Como fuera él... iba a matarlo.

Mordí mi labio para no gemir mientras los dedos de la persona misteriosa presionaban contra mi manojo de nervios tirando de mi punto de placer. 

-¿Estás bien? -dijo Susan a mi lado- 

-Si solo estoy un poco acalorada 

-Hoy hace más calor que otros días es verdad 

Se giró hacia la mesa y noté que los dedos llegaban más la fondo de mi. Si no estuviéramos en el restaurante y estuviera encima de mi cama, lo más probable es que hubiera tirado la cabeza hacia atrás contra el cabecero de la cama y hubiera arqueado la espalda moviendo las caderas para mecerme contra sus dedos.