"I WOULDN'T SAY MYSTERIOUS"

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Hay un hombre desnudo en mi granero. Corrijo, hay un hombre desnudo y muy bien formado en mi granero, el cuál ahora mismo me está mirando. "¡Di algo, no te quedes ahí parada!" grita mi mente, y eso es exactamente lo que hago.

-Hola –comenzaste, quizá no era lo mejor para empezar una conversación, pero era mejor que nada- ¿Estás bien?

-Eso creo –dijo mirándose a si mismo un momento-

-Has tenido un día duro, por lo que veo –agregó esta-

-Algo así –respondió-

Su mirada se fija en la mía y a mí se me olvida de repente cómo respirar. "Por Dios, haz algo"

-Te traeré algo de ropa –le observó con atención- en seguida vuelvo

Le llevé unos pantalones, una sudadera holgada y algo de ropa interior. Lo dejó a su lado.

-Creo que esto te irá bien –ladeé la cabeza- puede que te quede un poco grande–agregué- esta ropa era de mi ex novio, y el no estaba tan... -sin poder evitarlo un sonrojo acudió a mis mejillas- fuerte como tú

-Está bien –cogió la ropa y me giré mientras se la ponía (por respeto)- tienes razón –dijo, me dila vuelta para verle, parecía un fantasma- si que me queda un poco ancho

-No pasa nada, lo arreglaré –dije sonriente- se me da bien coser

-Está bien saberlo –sonrió levantándose del suelo-

Por todos los Dioses, me sacaba al menos una cabeza. Alcé la mirada.

-¿Tienes hambre? –pregunté- justo estaba preparando algo de comer

-La verdad es que si –respondió, le hice un gesto para que me siguiera al interior de la casa-

Vivía sola en una pequeña casita de campo. Me sentía feliz allí, en medio de la naturaleza con mi acogedora casa. Entramos en la cocina, y automáticamente la estancia parecía que se hizo más pequeña cuando el entró en ella.

El se detuvo a observarlo todo, desde el mantel de cuadros blancos y rojos, hasta los frasquitos de especias que había tras los armarios de cristal. Me acerqué a la olla donde estaba cociendo unos macarrones, para asegurarme de que no se me habían pasado.

-Ya casi está hecho –dijiste- puedes sentarte, si quieres

Se sentó a la mesa, apoyó los brazos sobre ella, mientras observaba todos y cada uno de mis movimientos con atención. Retiré el agua sobrante de los macarrones en el fregadero y con ayuda de una cuchara de plástico, eché un poco en un plato para mi y el doble en otro plato para el. No sé porqué, pero intuía que comía mucho.

Abrí una lata de tomate y otra de bonito y repartí el contenido entre los dos platos. Después lo deje sobre la mesa uno en mi lugar y el otro frente a el. Me senté también a la mesa.

-No comas todavía –indiqué- está muy caliente, podría sentarte mal

-Está bien –aseguró mirándome con fijeza- ¿Puedo hacerte una pregunta? –dijo, asentí lentamente- ¿Cuánto hace que vives aquí?

-Desde que tenía veinte años –respondí-

-¿Y cuántos años tienes ahora? –prosiguió-

-Veintitrés –murmuré- ¿Cuántos años tienes tú?

-No lo sé –confesó, haciendo que le mirase con atención- ¿Porqué estás aquí?

-Deja que te haga yo ahora alguna pregunta –dije- al fin y al cabo, tú eres el hombre misterioso que se escondió en mi granero

-Yo no diría misterioso –sonrió divertido cruzando los brazos sobre el pecho, la forma de sus brazos se adivinó bajo la tela, a pesar de la anchura de la prenda-

-Ni siquiera sé cómo te llamas

-Logan –respondió-

-¿Cómo llegaste hasta aquí?

-No lo recuerdo –frunció el ceño mientras trataba de recordar- estaba huyendo de algo –rememoró- entonces vi tu casa y creí que podría esconderme un par de días hasta encontrar un sitio más seguro

-Aquí estás a salvo –me encogí de hombros- al menos de momento

-Está bien saberlo –sonrió, y yo con el- ¿Cómo te llamas?

-María –respondí, el asintió con la cabeza-

-Es un nombre precioso –soltó, sacudí la cabeza a la par que me metía una cucharada de macarrones en la boca, el hizo lo mismo-

-No me gusta –confesé- mis padres me lo pusieron por mi abuela, que también se llamaba así

-Yo creo que te pega –me señaló con el tenedor- tienes cara de María

-¿Qué se supone que significa eso? –cuestioné, el se rio-

-No lo sé –admitió- en mi cabeza tenía más sentido

-Claro –respondí observándolo unos instantes, antes de volver a centrarme en el plato- por ahora comamos –dije- ya nos ocuparemos de recuperar tus recuerdos mañana

-¿Y cómo lo haremos?

-No lo sé –admití- algo se me ocurrirá 

One Shots : MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora