Parte 54: Presencias

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Nautilus y su animado grupo estaba pendiente de terminar su descanso e iniciar su recorrido por las zonas más bajas de Targon.

Pero era precisamente en ese monte donde un joven de pelo negro estaba metiéndole algo de prisa a una mujer de piel azulada.

"Vamos, Elysia, date más prisa..."

"No puedes apurar a la magia"

"Claro que puedo..." - dijo cruzado de brazos - "Y más en esta ocasión..."

"Aphelios, no seas tan infantil"

"........"

"Solo porque siempre esté en otro lado cuando llega Diana no te da derecho a ser tan impaciente"

"Solo quiero una confirmación"

"¿No te fías de tu hermana?"

"Ya se equivocó una vez"

"Este niño..."

La sacerdotisa lunari se acercó al estanque que tenía delante, uniendo sus manos para concentrarse y localizar aquella magia.

Era magia lunar sin lugar a dudas... pero... ¿de Diana?

"Esto no pasaría si Diana tuviese claro sus objetivos"

"........"

"¿Preocuparse por los lunari? ¿Entonces por qué sale tanto de Targon?"

"........"

"Es una irresponsable..."

"No deberías decir cuando tu hermana esté presente"

"¿Mmm?"

"Detecto la magia lunar... pero no creo que sea de Diana..."

"¿Por qué lo dices?"

"Es muy poca magia lunar, Diana por el contrario desborda..."

"Quizás está herida"

"Sigue siendo muy poca magia lunar... aunque se está acercando..."

"¿Se está acercando a Targon?"

"Sí, lo mejor será decirle a Cygnus que..."

 Pero el joven de pelo negro ya se había marchado antes de que eso pasase.

"Este... niño..." - respiró con cansancio - "La pubertad..."

El llamado Aphelios ya se encontraba algo alejado del templo lunari, momento en que bebió de un petate que tenía en la cintura.

Nada más beber sus ojos se dilataron y pudo contactarla.

"Arf... arf..."

Aphelios... ¿Aphelios?

"........"

¿Qué te dijo la sacerdotisa Elysia?

"........"

Sabía lo de la magia lunar, pero me estoy refiriendo a si es Diana

"........"

¿Ves? Te dije que no era ella...

"........"

No, no es por tu mala suerte, deja de ser tan melodramático...

Aphelios podía escucharla, pero el resto del mundo no. Solo él podía escuchar a su hermana Alune siempre que bebiese ese jugo...

Ella estaba en el Templo Velado, un lugar localizado en el reino espiritual. 

Aphelios, ¿qué pretendes hacer ahora?

"........"

No sabemos si son intrusos o no, después de todo tienen magia lunar...

"........"

No, sabes muy bien que no todos pueden usarla...

"........"

Sin hostilidades ni conflictos...

"........"

Sabes muy bien por qué lo digo, es mejor mantener un perfil bajo... no lo hagas por ti sino por nuestra gente...

"........"

¿Y cómo sabes que somos los únicos que la hemos detectado?

"........"

Creo que infravaloras a los solari u otros habitantes de Targon...

Y tal como Alune predijo alguien más había notado la presencia de aquella magia lunar. Y ahora estaba saliendo de su base.

Era Daowan, la centinela de la luz a cargo de la zona del Monte Targon.

"¡Eh! ¡Centinela!"

"Oh... Rahvun..."

"¿A dónde vas?" - preguntó con autoridad - "Responde"

"A dar un paseo por la costa, ¿por qué? ¿no puedo salir de mi base?"

"Cada vez que sales ocurre algo malo"

"Eso no es cierto..."

"La niebla negra..."

"Ahí fue justo el caso contrario, salí de mi base a causa de la niebla negra"

"........"

"Vamos, Rahvun, admite que me miras mal desde que llegué a Targon"

"No te miro mal"

"Pero me juzgas con la mirada"

"Te trato como la persona problemática que eres"

"Dijo el general de los solari..."

La centinela dio unos cuantos pasos cuando notó que el guerrero le estaba siguiendo. Una acción que encontró algo infantil...

Y que siendo justos le hacía un poco de gracia.

Los Viajes de NautilusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora