Parte 28: Horror profundo

60 6 1
                                    

Lo que os voy a contar... es la historia de la sirena y el marinero... o el marinero y la sirena... pero sea como sea inicia con un humano que solo conocía la furia...

El enfado se hizo cargo de su vida y la muerte solo lo potenció para que buscara venganza... era un marinero caído en la desgracia...

¿Y qué fue de ese marinero?

Arrasaba por donde quiera que pasara... hasta que acabó perdiéndose... y vagó por decenas de playas sin saber qué hacer...

¿Se perdió sentimental o literalmente?

Sí...

Oh... ¿y aún lo sigue haciendo?

No... porque encontró... encontró a una sirena... una sirena que estaba en las profundidades del mar a la deriva... y por la que sintió curiosidad...

Él le salvó la vida y empezaron a pasar tiempo juntos...

"Nauti, ¿a dónde vamos a ir?"

"¡¿Qué quieres decir con eso?!"

"Dijiste que viajaríamos juntos... pero no a dónde..."

"¡Oh! ¡Es que no sé el destino!"

"¿Cómo que no lo sabías?"

El marinero siempre viajaba solo de un lado hacia otro, sin demasiado propósito...

"¡No sé dónde está el pirata! ¡Así que solo andaba!"

"¿Buscas a un pirata?"

"¡Sí! ¡Uno muy feo y de rojo!"

"¿Y no te acuerdas ninguna ciudad bonita?"

"¡¿Ciudad bonita?! ¡La única que recuerdo bien es Aguas Profundas!"

"¿Aguas Profundas?"

"¡Creo que tiene otro nombre! ¡Villawater o algo así!"

"Suena a lugar emocionante, ¿por qué no vamos allí?"

"¡¿Ir a Citywater?! ¡No es mala idea!"

"¡Bien! ¡Vamos a poner rumbo!" - dijo la sirena muy alegre - "Seguro que venden mandarinas allí, me encantan las mandarinas"

"¡En vida me gustaban más las naranjas noxianas!"

"¿Noxiqué?"

Ese fue el inicio de una unión que ni diez mil cadenas podrían desatar... y aunque era la sirena quien en primera instancia fue salvada...

Al final fue ella quien salvó la vida del marinero...

"Uh, que historia más bonita"

"¡Me alegro de que te gustase! ¡Pequeña Annie!"

"Seguro que a Tibbers también le ha gustado"

"¡Los peluches suelen ser puros!"

Nautilus estaba contándole la historia a la niña mientras Nunu y Willump terminaban de hacer su almuerzo y el de Annie.

"Nautilus, ¿crees que Tibbers será tan grande como tu?"

"¡Claro! ¡Siempre y cuando sea maldecido!"

"¿Y crees que podría levantar tu ancla?"

"¡Lo dudo! ¡Es demasiada pesada!"

La niña parecía sentir mucha curiosidad por el gigante de hierro y sus capacidades.

"¡¿Por qué no vas a buscar a Nami y Yuumi?! ¡Ya deberían haber terminado!"

"¡En un momentito vamos, Nauti!"

"Creo que con tu voz puede escucharte cualquiera que esté cerca"

"¡Eres un niña muy lista! ¡Pequeña Annie!"

"Eso es porque tomo mucho calcio..."

"¡Dime! ¡¿Cómo es que eres campeona siendo tan pequeña?!"

"Una señorita me lo recomendó cuando me vio que podía lanzar fuego..."

"¡¿Una señora?!"

"Sí, en los bosques de Noxus... fue después de... perder a Daisy..."

El submarino viviente observó que la pequeña se puso algo triste al decir ese nombre y rápidamente la levantó hasta colocarla en su hombro.

"Uoooh..."

"¡¿Podéis Tibbers y tu ver esa isla de ahí?!"

"¡Sí! Están bastante cerca..."

"¡Hoy dormiremos allí! ¡En esa orilla!"

"¿En serio? Porque parece una playa muy bonita"

"¡Iremos tras desayunar! ¡Y esta vez podrás ver a cómo nos vamos acercando!"

"¿En serio?"

"¡Sí! ¡Yo os llevaré a ti y a Nunu!"

"¿A Willump y Tibbers también?"

"¡¿Willump?! ¡¿Quién es ese Willump?!"

"El yeti..."

"¡Ah! ¡También! ¡A no ser que sepa nadar!"

"Es un yeti, no hace gran cosa"

A lo lejos una lagrimita empezaba a caer por el rostro del pobre Willump.

Los Viajes de NautilusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora