Nami del Pasado (NamiDos para los lectores) había seguido las indicaciones que el extraño ente le indicaba, sin saber que estaba invocando a un gran mal...
Un gran mal llamado Sahn-Uzal, más conocido en las leyendas de Runeterra como la Pesadilla de Hierro... Mordekaiser...
"No está mal... ha salido de acorde a lo planeado..."
"Lo... ¿planeado?"
"Darte explicaciones no serviría de nada, pues no sabes ni quién soy"
"........"
"Pero has sido la responsable de mi retorno, así que seré... amable..."
"Tú... ¿quién eres?"
"Mi nombre es Mordekaiser, dueño por derecho de todo cuanto ven tus ojos... pero fui maldecido con el olvido por un maldito rey de segunda..."
"........"
"Cuando recuperé mis recuerdos me enfrentaron... yo era más poderoso..."
"........"
"De no ser por ese rey todos mis enemigos hubiesen muerto..."
"Él... ¿te detuvo?"
Mordekaiser recordó el momento en que Viego usó sus poderes para reducirlo a una simple alma incorpórea y sin forma.
Atrapado por varios días en una especie de mazmorra.
"No por mucho tiempo... si hay algo que me hace peligroso es mi perseverancia..."
"........"
"Cuando tuve el libro de esa gata grabé parte de mi poder... de mi esencia, la misma que me regresó mis recuerdos..."
"¿Yuumi?"
"No me esforcé en recordar su nombre"
"........"
"Pero la influencié para que su libro detectase algo aquí... idiota..."
"¿Y luego me escogiste a mí?"
"No, escogí a Senna"
"¿Senna?"
"No podía manifestarme sin esa horrible niebla mientras fuese una simple alma... pero Senna está conectada con ella..."
"........"
"Gracias a eso y mi rastro de magia pude manifestarme cerca suya..."
"........"
"Conocía del libro del Templo de Pallas, y con él podría transportar el resto de mi alma... estar completo..."
"Pero... solo con el libro..."
"No bastaba... mataría a Senna y usaría el poder de su cadáver para alterar esta niebla..."
"¿Alterarla?"
"Sí, mi magia no controla esta niebla... ella sí, al menos en una proporción de algunos metros... suficiente para desplazarme..."
"........"
"Pero resultó más sensata..."
"........"
"Entonces llegaste tú, invocada por esa estúpida niña"
"Pero... ¿por qué yo?"
"Tu magia es antigua, casi nadie la usa... puedo usarla para borrar mi rastro dentro de esta porción de niebla..."
"........"
"Moverme con libertad sin que Viego me detecte..."
"He sido... usada..."
"Sí, de una forma bastante patética"
"........"
"Y si no hubieses sido tú... habría sido la otra Nami"
"........"
"Y aquí se termina mi amabilidad..."
"¿Cómo dices?"
"Te mentí... la otra Nami es tu yo del futuro, no hay vuelta de hoja... y esa Nami ya me molestó mucho la última vez..."
"Pero... si muerto... tu línea del tiempo..."
"Eso me da igual"
"........"
"Los espectros estamos protegidos contra los cambios temporales, incluso retenemos nuestros recuerdos..."
"........"
"Que se muera tu pueblo... me da igual..."
Mordekaiser alzó su mano dispuesto a usar su Garra del Inframundo, pero algo chocó con él. La espada de una mujer.
Se trataba de Maeve, que escuchó toda su explicación y atacó solo cuando alzó su mano.
"¿Una Centinela de la Luz?"
"Maeve... Demaciana..."
"¿Por qué crees que debería importarme tu nombre?"
"Nami, márchate... vuelve con el resto..."
"........"
"Hazlo..."
"¿Crees que puedes decidir eso?"
Mordekaiser materializó su maza mientras intentaba usar nuevamente su habilidad.
Maeve fue rápida y con su espada, diseñada contra espectros, logró bloquear parte del ataque. Con esto NamiDos pudo huir.
"Mortal..."
"........"
"¿Crees que puedes enfrentarme?"
"........"
"¿Sabes quién soy?"
"¿Por qué crees que debería importarme tu nombre?"
Mordekaiser fue a golpearle con su mano, esquivándolo por muy poco y devolviéndole el ataque con su espada de luz.
No le hizo nada. Y segundos después recibió un roce de su maza, suficiente para romperle un par de costillas.
"A ver cuánto aguantas..."
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Los Viajes de Nautilus
FanficBienvenidos a este fanfic, secuela de "El Rey Arruinado" y "Las Desventuras de Gwen" que contará con la odisea de Nautilus, Nami y Nunu en sus esfuerzos por salvar la Navidad. Lo cual les llevará a recorrer toda Runaterra. Los derechos de los person...