Parte 29: Un abismo

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Nunca he tenido miedo a la oscuridad... pero sí a las criaturas que habitaban en ella... la oscuridad puede controlarte... alimentarse de tus dudas e inseguridades...

Cuando no distingues lo real de lo imaginado es que las sombras inundan todo tu espacio... y en el abismo es donde más chance puedes darle...

"Mira mamá, soy una invocadora de la marea"

"Nami, por favor, deja ese tablón de madera"

"Pero es muy divertido..."

"Podrías hacer daño a alguien, y no queremos eso, ¿verdad?"

"No, mamá..."

"Sé una buena marai y ve a buscar a tu padre"

"¡Vale!"

"Esta niña... qué hiperactiva..."

Hay que saber leer los estados y emociones que tiene el mar... el océano... el abismo... porque a veces tiene un sentido cruel del humor...

A veces usa una pequeña esperanza de luz para... atraparte...

"¡Nami! ¡Nami! ¡¿Dónde estás?!"

"Tranquilízate, ¿qué es lo que ocurre?"

"No encuentro a mi hija..."

"El cetro de las mareas también ha desaparecido" - dijo un marai

"¿Y si se lo ha llevado? ¿Y si ha ido a..."

"¡No digas tonterías! ¡Nami no haría algo tan peligroso como ir al abismo!"

"Pero... ella siempre quiso ir... desde pequeña..."

"Pero... pero ella..."

La luz en las profundidades puede ser tu salvación... o simplemente el cebo... a veces cuando desciendes no encuentras la muerte... sino las pesadillas...

Y si hablamos del abismo... encuentras oscuridad...

"Nami...."

"¿Ho... hola? ¿Quién anda ahí?"

"No esperaba verte aquí..."

"¿Quién está hablando?"

"No te esperaba a ti, en este lugar..."

Nami se puso muy nerviosa, siendo que únicamente un resplandor morado podía iluminar esa perpetua oscuridad del fondo marino.

"No lo diré otra vez... ¿quién está ahí?"

"¿Lo has visto? ¿Has visto el más allá?"

"Raho... ¿Rasho? ¿eres tú?"

Muchos intentaron la misma labor... pero muchos no regresaban... lo que regresaba era otra cosa distinta... otro ser... uno muy antiguo...

"Rasho, ¿dónde está la perla abisal? ¿la has encontrado?"

"........"

"Puede que juntos podamos..."

"Ni te imaginas..."

Delante de ella se encontraba un cadáver con los ojos morados y putrefacto, que sonreía mientras le miraba fijamente.

"Las maravillas que he encontrado..."

"Tu no eres Rasho...."

"Lo he visto Nami... he visto la muerte y he vuelto... indemne..."

"Indemne, ¿eh?" - replicó sin creérselo

"No sabes de lo que soy capaz ahora... con ella..."

"¿Dónde está la perla?"

"La perla... la perla no es nada..."

"Dónde... está..."

Pero los monstruos de las profundidades también temen de lo que no conocen... igual que la oscuridad teme... a la luz...

Me enfrenté a las criaturas y a la oscuridad... pero no tuvieron nada que hacer contra mi...

"¡Nami!"

"¿Mmm? ¿Qué ocurre?"

"Te estaba hablando y estabas aturdida"

Frente a la sirena se encontraban la gata mágica y el niño del Freljord... y su yeti.

"¿Aturdida? No sé de que hablas, soy una sirena, no un atún"

"¡Aturdida! ¡No atúnnida!"

"¿Esa palabra existe?" - preguntó el pequeño Nunu

"Según el libro no... pero debería... ¿qué quieres? Nunu"

"La comida ya está lista..."

"Eso suena muy bien, vamos gatita" - dijo la sirena muy contenta

"Qué chica más rara, eh libro"

"........"

"¿Algo raro en ella? Pues podría ser... pero primero toca comer"

La oscuridad siempre permanece con nosotros y muy pocas personas son las que son capaz de escapar de ellas y vencer... pero ella también tiene un siniestro sentido del humor...

Y tarde o temprano... ya sea con tus pecados pasados... o con el mejor de los regalos... la oscuridad nunca se aparta de ti...

"Cof.. cof... ¿quién ha dicho eso?"

"¡Mi nombre es Nautilus!"

"Na... ¿Nautilus?"

Los Viajes de NautilusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora