Parte 97: Algo rara

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Quedan 53 días para salvar la Navidad...

El sol ya había llegado a donde se encontraban Nautilus, Loto y Nami. Siendo que el hombre medusa y el titán de las profundidades estaban hablando.

De intentar matarse el uno al otro pasaron a intentar saber quién había intentado matarle... algo que por lo general es al revés...

"A ver si lo entiendo..."

"¡........!"

"Tú... eres el amante de Nami..."

"¡Ella prefiere el termino novio! ¡Es muy moderna!"

"No te creo"

"¡Vale!"

"Me cuesta imaginar a Nami tal y como es con... algo como tú..."

"¡........!"

"Además... ¿qué eres exactamente?"

"¡Un ser surgido de la oscuridad como un alma vengativa de quienes maltratan los mares y océanos o algo por el estilo!"

"Eso es... poco creíble..."

Mientras hablaban Nami pareció abrir los ojos por primera vez en dos días.

Sin embargo sus pupilas eran blancas, ni siquiera podía ver a su alrededor. También notaba algo raro dentro de su boca y...

El olor... notaba un olor... cerca de la orilla había un olor que la llamaba...

Era un impulso demasiado fuerte el que le hizo arrastrarse con sus manos, ahora similares a unas garras, sin que la viesen.

"¡Escúchame! ¡Latam!"

"Es Loto"

"¡Escúchame! ¡Loto! ¡Quizás estás buscando a la sirena equivocada!"

"Merai, la palabra es merai"

"¡........!"

"Y por si te lo preguntas los merai no son todos iguales, yo ni siquiera tengo cola de pez"

"¡¿Entonces eres un mutante?!"

El impulso de Nami hacía que su latido empezase a ser más fuerte.

Llegada a la orilla localizó el olor en un pez que parecía haberse cortado con una de las muchas conchas que había en la arena.

Nami agarró el pez y le arrancó la cabeza de un mordisco, revelando una fila de dientes bastante afilados que antes no tenía.

Levantó lo que quedaba del pescado para que los intestinos de este cayesen dentro de su boca, al igual que la sangre.

Luego se dio cuenta de que le estaban mirando.

"........"

"¡........!"

"........"

"¡Nami ya puede moverse! ¡Eso es algo bueno!"

"Para nada veo algo bueno..."

"¡Pero si ya está en perfecto estado!"

"........"

"¡Mira esos dientes afilados! ¡Esos ojos sin vida! ¡Y esas garras y sed de sangre! ¡Todos son atributos que nunca ha..."

"........"

"¡Vale! ¡Entiendo tu punto!"

El titán acercó su mano para agarrar a su amada, que parecía mantener esa respiración agitada y que ahora que la veía mejor estaba muy pálida.

"¡Nami! ¡¿Qué te ocurre?! ¡¿Puedes entenderme?!"

"Gggguu... grraaahh..."

"¡Esos chillidos no son normales en ella!"

"¿Nunca se había comportado así?"

"¡Una vez una niebla negra llegó a volverla un poco malévola! ¡Pero también es cierto que siempre ha tenido un toque de chica mala!"

"¡Guuuaaahh!"

"Nautilus, eso no es una enfermedad normal"

"¡Te dije que tiene algo que ver con el Vacío!"

"¿Y por qué dejaste que se expusiera al Vacío?"

"¡No fue algo planeado! ¡Entró en aquella grieta por accidente!"

"Los marai son muy delicados si se trata del Vacío, deberías haber impedido que estuviese en esa zona para empezar"

"¡Inicialmente estaba a salvo!"

"Y has acabado poniendo su vida en peligro..."

"¡¿Sabes?! ¡Empiezo a pensar que únicamente dices eso para tener algo con lo que atacarme!"

"No, lo digo porque temo por su vida"

"¡........!"

"Vida que pusiste tú en riesgo por tu insensatez"

"Na... Naaaaut..."

"¡¿Nami?! ¡¿Puedes hablarme?!"

La sirena escupió algo parecido a sangre, pero de color muy negra. 

Su aspecto debilitado, pesadillesco y enfermizo hicieron que el titán se quedase sin palabras al ver que no podía ayudarla.

¿Tenía razón Loto? ¿Tal vez tenía él la culpa?

Los Viajes de NautilusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora