Parte 120: Detectados

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Nautilus y Nami habían permanecido apenas un par de días en Ixtal. Y fue tiempo suficiente para encontrarse con la mayoría de sus habitantes más destacables.

Y aquellos con los que no se encontraron directamente... digamos que más o menos habían notado también su presencia de algún modo.

"En primer lugar deja de jadear... ahora... comienza de nuevo..."

"Neeko estaba deambulando por la selva cuando se encontró con personas raras..."

"Y esas personas raras..."

"Uno era muuuuy grande, de ojos brillantes y rojos, hecho de metal... otra era una especie de pez acompañado por un gato..."

"Vale..."

"Una criatura peluda de cuatro brazos, un niño andrógino y un demonio"

"Suficiente..."

Neeko le estaba contando esto a Qiyana, princesa de Ixtal y aspirante al trono. De cara a todo el que quisiera vivir su título era el de reina.

Y junto a ella estaba Shaco, el bufón siniestro, haciendo malabares sin escuchar gran cosa.

"A priori no debería haber problemas..."

"Pero son demonios"

"El payaso este también... creo... y no ves que me preocupe"

"Hey, Neeko, ¿quieres ver un truco de magia?"

"Emm..."

"No es momento para tonterías" - afirmó la albina - "Dime, ¿esos demonios tenían pinta de ser peligrosos?"

"A Neeko le parecieron muy peligrosos"

"A ti te parece peligroso este bufón"

"Jajajaja"

"¿Y tú de qué te ríes ahora?"

"El único que dijo eso... jeje... acabó arriba y abajo de un árbol... al mismo tiempo..."

"Ya, bonito cuento..."

"Neeko dice la verdad, eran muy peligrosos, sobretodo el pequeño demonio de fuego que atacó a Neeko por la no..."

"¿Demonio de fuego?"

Qiyana ya había tratado con seres sobrenaturales antes. La niebla negra no era algo que le hubiese gustado demasiado...

Pero hablar de un demonio de fuego eran palabras mayores. Ella controlaba el fuego, pero ella era la reina, y un incendio mal controlado...

"Muy bien, habrá que tomar ciertas medidas"

"¿No irá a mandar a Neeko a por ellos?"

"No me interesan las bajas innecesarias"

"Neeko no ha entendido eso"

"¡Bufón! ¡Paso al frente!"

Tanto Shaco como Neeko le hicieron caso, lo cual frustró a la reina. ¿Por qué los que le eran más fieles eran tan inútiles?

Bueno... había un par que...

"Neeko"

"Reina Qiyana"

"Quiero que vayas a esa anticuada base de Centinelas y busques a Ravassa, una mujer de pelo blanco y ropas raras"

"¿Representa algún tipo de peligro para Neeko?"

"Siempre y cuando no hagas tonterías no"

"¡Neeko irá rauda y veloz!"

"Bien... bu... bufón rojo"

"Supongo que ese soy yo, ya que ella no está cubierta de sangre"

"Ya... tú irás a por esos demonios y los llevarás a la base esa de los Centinelas..."

"¿Y por qué no aquí?"

"No voy a dejar que cualquiera entre en Ixaocan, idiota"

"Vale... ¿vivos o muertos?"

"Vivos, pero el demonio de fuego me da igual si lo traes muerto"

"Eso me agrada..."

A Shaco parecía caerle bien el sentimiento de dolor que Qiyana solía plasmar hacia los demás, pero no le permitía matar mucho.

Eso iba a cambiar ese día, pues pocas veces podía jugar con un demonio.

"Reina Qiyana, ¿qué debe de hacer Neeko cuando encuentre a Ravassa?"

"Tráela ante mi"

"Si Neeko tiene que traerla pero Shaco debe de llevarles allí... ¿no sería un poco confuso para todos? Neeko incluida"

"Mira, no me apetece tener que moverme hasta..."

"........"

Pensándolo bien casi cualquier orden que diese a ese par podía terminar en fracaso. Y si estaba confusa con una orden así...

"Déjalo, te acompañaré a ver a esa tipa..."

Los Viajes de NautilusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora