Avengers OneShots

Esperanza (End Game)

Prólogo: Algo inesperado ocurre mientras luchas contra los seguidores de Thanos.

Advertencia: Spoilers de "Avengers: End Game".

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Tú hermano Steve y tú eran los únicos que quedaban. Él llevaba su escudo roto, y tú las katanas firmes en ambas de tús manos. Cubiertos con sangre y tierra luego de que el complejo de los Vengadores haya colapsado sobre ustedes.

–Hasta el final de la línea, Mini Rogers.–Te dijo con una pequeña triste sonrisa, haciendo uso de tú sobrenombre.

–Hasta el final de la línea, Capipaleta.–Respondiste de vuelta con el mismo tono triste.

Justo cuando iban a comenzar a caminar hacia todo el ejército de Thanos, oyeron algo por su comunicador.

–Hey Cap, ¿Me escuchas?–Oyeron a través del comunicador. Steve y tú se quedaron helados por unos segundos, incrédulos ante lo que estaban percibiendo, hasta que la misma voz les sacó de su asombro.–Cap, soy Sam, ¿Me escuchas...? A tú izquierda.

Escucharon, para luego darse la vuelta, y ver que de un portal, salía el Rey T'challa, junto a su hermana y Okoye.

Ninguno de los dos podía creerlo, sus corazones latían con ferocidad, y lágrimas de emoción inundaron sus ojos. Una sensación de alivio les recorrió el cuerpo entero al ver lo que estaba ocurriendo.

Ambos cruzaron miradas con el Rey de Wakanda, y poco a poco, más portales comenzaron a abrirse ante la vista del titán y de ustedes.

Todas las personas que hace cinco años desaparecieron convirtiéndose en polvo debido al chasquido, estaban ahora atravesando los portales que fueron abiertos por los hechiceros de las artes místicas.

Steve y tú ni si quiera podían decir una sola palabra ante el asombro.

T'challa y la gente de Wakanda comenzó a hacer su grito de guerra, mientras los demás terminaban de salir de los portales, y situándose en posición de pelea para acabar con Thanos, una vez más.

Scott se abrió paso entre los escombros haciéndose gigante, trayendo consigo a Bruce, Rhodes y Rocket.

Todo esto ante la mirada atónita del titán.

Ahora Steve y tú sentían esperanza de que las cosas realmente funcionarían esta vez, lo que les dio las fuerzas que necesitaban, sabiendo que ya no estaban solos.

–¡Vengadores...!–Gritó Steve atrayendo el Mjölnir, preparándose para pelear, al igual que tú a su lado, sujetando más firme que nunca tus katanas.–...Unidos.–Dijo, para luego todos comenzar a correr hacia el ejército de criaturas extrañas del espacio, dispuestos a dar la vida por la gente de todo el universo.

(.....)

–¡Es bueno verte muñeca!–Te saludó Bucky mientras le disparaba al séquito de Thanos, tú cortando y peleando con tús armas.

–¡Lo mismo digo Buck!–Gritaste de vuelta, antes de correr en otra dirección.

Las cosas para ti se estaban poniendo de pronto más difíciles, ya que un grupo de alienigenas comenzó a acorralarte. De no haber sido por el serum del super soldado, ya habrías sido deborada debido al cansancio.

Mientras peleabas, de reojo viste como una ráfaga azul salía de uno de los portales a toda velocidad. Pero no podía ser él. Murió hace mucho tiempo, era imposible.

Intentaste concentrarte de vuelta en las criaturas, pero se te abalanzaron encima, impidiéndote ponerte de pie, cuando de pronto la misma ráfaga azul se acercó a ti y los quitó a todos en un rápido movimiento.

Mientras te levantabas, sentiste una mano en tú cintura y la otra en tú brazo. Al levantar la vista, te encontraste con un par de ojos azules, y un cabello rubio platinado.

–¿Estás bien printsessa?–Preguntó preocupado con su acento sokoviano que tanto extrañabas escuchar.

Al verle a la cara, pudiste sentir como tú corazón se detuvo y de pronto todo a tú alrededor desaparecía.

Casi como por instinto, retrocediste un paso hacia atrás, con lagrimas en los ojos y cubriéndote la boca de asombro con una mano, sin poder creer lo que estabas viendo.

–¿Me extrañaste moya lyubov'?–(amor mío) Preguntó con una sonrisa acercándose a ti, para posar ambas de sus manos en tús brazos.

–Por favor dime que no estoy soñando...–Fue lo único que pudiste decir, mientras lágrimas corrían por tú rostro. A la vez que posabas ambas de tús manos en las mejillas del velocista, acariciando su piel para convencerte de que realmente estaba ahí.

Pietro solo sonrió, inclinándose en la palma de tú mano, cerrando los ojos por unos segundos, para después abrirlos nuevamente y mirarte fijamente–Así es printsessa, es real.–Susurró.–¿Acaso no lo viste venir?

Una gran sonrisa se formó en tú boca, antes de estrellar tús labios con los de él para envolverlos en un necesitado y merecido beso.