Avengers OneShots

Una pequeña ayudita (Yelena Belova)

Prólogo: Nat le ayuda a su hermana a confesar sus sentimientos por ti.

Hola gente, aquí les traigo un pedido que me hicieron, así que espero lo disfruten. Las peticiones siguen abiertas para que las dejen escritas.
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–¡¿TE GUSTA YELENA?!–Exclamó la pelirroja al oírte decir aquellas palabras.–¡¡¡AAAHHH!!!–Soltó un grito agudo de emoción.

–Ya cálmate Nat.–Le dijiste desanimada, levantándote de tú cama, para terminar de doblar la ropa que tenías sobre el escritorio.

–¡Tienes que decirle, preciosa!–Te dijo emocionada, siguiéndote a través de la habitación.–¡Tiene que saber! ¡Y así van a estar juntas y vas a ser mi cuñada! Y yo puedo ayudarte a decirle y—Iba hablando sin parar, hasta que le interrumpiste.

–¡NAT YA BASTA!–Exclamaste.–No voy a decirle nada más a tú hermana.–Le dijiste soltando un suspiro continuando con lo tuyo.

–¿Pero por qué no...?–Te preguntó algo triste al oírte.

–Porque ya lo hice... y me rechazó.–Le dijiste, limpiando las pequeñas y silenciosas lágrimas que comenzaron a correr por tús mejillas.

–¿Qué...?–Preguntó incrédula.

–Así es Nat. Y eso es algo que ni tú ni yo vamos a poder cambiar.–Aseguraste antes de entrar al baño de tú habitación.

Nat se quedó pensando por unos segundos, antes de salir por la puerta en dirección a la habitación de su hermana, dispuesta a exigirle una explicación sobre lo sucedido.

(.....)

–Tenemos que hablar.–Dijo entrando al cuarto sin si quiera tocar la puerta, parándose frente a Yelena, que estaba recostada en su cama viendo televisión.

–Buen día para ti también.–Le dijo sarcásticamente. Nat tomó el control remoto, y apagó el televisor.–¡Hey! ¡Estaba viendo ese programa!

–Lo verás después. Porque ahora tengo una pregunta para ti, y quiero que respondas con la verdad.–Le dijo seriamente la espía, tomando asiento frente a su hermana.

–¿Y ahora qué quieres Natasha?–Le preguntó rodando los ojos, sentándose para verle de frente.

–¿Por qué rechazaste a T/N?–Le preguntó directamente sin darse vueltas, totalmente seria y viéndola a los ojos.

–¿Disculpa?

–Lo que escuchaste. Por qué la rechaste cuando te confesó sus sentimientos.

–No es de tú incumbencia Natasha.–Le respondió molesta, levantándose de la cama para salir de la habitación, pero Nat fue más rápida y se puso frente a la puerta, impidiéndole el paso.–¿Y ahora que haces? ¡Déjame salir!

–No hasta que respondas a mi pregunta Yelena.–Le dijo con expresión neutral.

–Y yo ya te dije que no es asunto tuyo, ahora sal de ahí y déjame ir.

–¿Qué es lo que te da tanto miedo?–Le preguntó dulcemente, ignorando su pedido.

–¡Ay por favor Natasha! Solo la rechacé porque no siento lo mismo, ¿okey? Fin de la historia.–Aseguró caminando hacia su cama para volver a sentarse.

–Yelena, te conozco. Hay algo que te asusta. Sabes que puedes decírmelo, puedes confiar en mi.–Le dijo dulcemente Nat, tomando asiento junto a su hermana.

–Es ridículo Nat, solo déjalo ir...–Respondió de vuelta soltando un suspiro.

–Lo siento pero no puedo hacer eso, el trabajo de una hermana mayor es molestar a la otra, como también apoyarla cuando lo necesite.–Le dijo tiernamente, posando una mano en la espalda de Yelena, moviéndola de arriba a abajo.

–Es que... es-es complicado...–Confesó, dejándose caer hacia atrás, mientras Nat se acomodaba estirándose en la cama de lado para poder verle a la cara.

–Es que... no quería rechazarla, de verdad que no... ¡pero no sé qué me pasó!–Exclamó afligida.–Entré en pánico y... y me dio miedo...–Susurró al final, mientras jugaba con sus manos y se aguantaba las lágrimas.

–No debes tenerle miedo al amor, Yelena. Puede parecer aterrador, pero una vez que te dejas llevar por él, te das cuenta de que es lo mejor que pueda existir en el mundo.–Le aseguró Nat con una pequeña sonrisa.

–¿Y ahora qué hago?–Le preguntó viéndola a los ojos.–Seguramente debe odiarme, después de todo, la rechacé cuando me dio la oportunidad de confesarle mis sentimientos por ella.

–Aún estás a tiempo. Ve a su habitación, y habla con T/N. Explícale sin darte vueltas, y déjate llevar.–Le dijo la pelirroja, con una sonrisa en el rostro.

Después de pensarlo unos segundo, Yelena se levantó de la cama y salió de la habitación sin decir nada, para ir en tú búsqueda.

–Mi trabajo aquí ha terminado.–Se dijo para sí misma, antes de salir e ir a entrenar.

(.....)

Más tarde, en la noche de películas del equipo, las vio a ti y a Yelena, abrazadas y acurrucadas juntas en uno de los sofás, compartiendo palomitas de maíz, y con sonrisas en sus rostros. Lo cual le hizo sentirse muy feliz al ver que su hermana al fin había confesado sus sentimientos por ti, y las cosas terminaron bien para ambas.