Avengers OneShots

Wanda Maximoff (Univerdidad AU)***

Prólogo: Wanda es tu maestra de universidad, y no ha dejado de provocarte desde el primer momento en el que se vieron.

Advertencia: Oral-smut, fingering.

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Desde el primer momento en el que Wanda puso un pie en tú aula de clases, comenzó a provocarte. Ella siendo tú maestra, y tú su alumna en la universidad.

La atracción que sentían por la otra era evidente entre ustedes, pero algo totalmente ajeno a los demás. Las miradas que compartían era algo de todos los días, al igual que sus provocaciones hacia ti con aquellas ropas que utilizaba.

Las faldas y vestidos apretados que mostraban y abrazaban a la perfección su increíble figura. Aquellas blusas que a veces los botones se desabrochaban cuando te acercabas a ella.

Te estaba provocando, y eso lo sabías. Durante todo el primer semestre.

Wanda sabía perfectamente lo que hacía. Desde el primer día en que te vio sentada en tu lugar, supo que serías algo diferente. Como también sabía que te necesitaría.

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Era final de año. La última clase antes de que recibieras tu título y dejaras la universidad. Lo que significaba también que no podrías ver a Wanda otra vez.

Una vez finalizó la clase, te dirigiste hacia el área del campus donde se encontraba su oficina. Tocaste la puerta suavemente, para que luego de abriera, revelando a la hermosa maestra sokoviana que te había vuelto loca todo este tiempo.

–¡T/N! ¿Qué haces aquí? Creí que ya te habrías ido a celebrar tu último día de clases con tus amigos.–Te dijo con una sonrisa, hablando con ese acento que te encantaba, dándote la espalda mientras caminaba hacia su escritorio.

Entraste en su oficina, cerrando la puerta con el cerrojo y dejando caer tu mochila al suelo junto a ti.

–Sí, bueno. Quería venir a despedirme antes, Señorta Maximoff.–Dijiste sin quitarle la vista de encima.

Wanda se inclinó en su escritorio para tomar algo, aún dándote la espalda y dándote una buena vista a su trasero. Sabía perfectamente lo que estaba haciendo. Como también sabía que conseguiría lo que quería en ese preciso momento.

–Estoy orgullosa de todo lo que—Iba hablando, cuando te acercaste a ella, tomándola de la nuca para estrellar sus labios en un desesperado beso.

La acción le tomó un poco por sorpresa, pero pronto se recuperó y comenzó a recorrer tu cuerpo con sus manos descaradamente.

Le hiciste retroceder sin romper el beso, hasta que la sentaste en su escritorio, quedando entre sus piernas, tus manos apretando sus muslo con fuerza. Mientras ella enredaba sus manos en tú cabello.

Llevaste una mano a su cuello, posandola en su mandíbula para abretarla y separarlas del beso, respirando agitadamente.

La viste a los ojos, con la lujuria evidente en tú mirada.–No creas que no me di cuenta de que estuviste provocandome todo este tiempo.–Dijiste en voz baja a centímetros de sus labios, ejerciendo un poco de fuerza en su cuello, haciendo que se exitara aún más.

–Qué puedo decir. No me rindo hasta que consigo lo que quiero.–Te respondió soltando un pequeño gemido al sentir que tu otra mano comenzaba a subir por su muslo, y pasaba bajo su apretada falda, hasta llegar a su intimidad.

–¿Sin bragas ya?–Le preguntaste al encontrarte con aquella sorpresa, pasando tus dedos por sus pliegues, pero sin entrar. Robándole un gemido–¿Acaso sabías que vendría?