Estrés (Natasha Romanoff)***

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Prólogo: Nat te ayuda a liberar estrés que vienes acumulando de hace mucho tiempo.

MilagrosLucero072
Advertencia: oral-smut, fingering.
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Las cosas en tu trabajo no iban para nada bien. Tus padres siempre te llamaban para quejarse por todo. Tu hermana para lo único que te buscaba era para que le cuidaras a su hijo malcriado y ella pudiera irse de fiesta. Y para ya colmo de la situación, cuando volvías del trabajo, empezó a llover y no llevaste paraguas.

Cuando entraste a la casa que Nat y tu compartían, la rusa se apresuró y corrió hasta la puerta de entrada con una toalla.

–¡T/N estás empapada!–Dijo con preocupación mientras te ayudaba a quitarte los zapatos y chaqueta, para luego envolverte en la toalla.

–No me digas. No me había dado cuenta.–Le respondiste molesta, subiendo las escaleras hasta la habitación que compartían para meterte a su baño privado.

–No fue un buen día, ¿verdad?–Te preguntó Nat, siguiéndote por detrás para sacar ropa limpia y llevártela al baño, donde te estabas secando y desvistiendo.

–Primero, me despidieron. Segundo, mi mamá no deja de repetirme lo inútil e inservible que soy, y mi papá solo la apoya. Tercero, Mi hermana quiere que vuelva a hacerme cargo de Max, y cuando le dije que no, se molestó y me envió al infierno.–Te desahogaste, dejando que las lágrimas comenzaran a caer libremente, sentándote sobre la tapa del inodoro.

Nat se acercó a ti, y dejó que pusieras tu frente en su obdomen, mientras te acariciaba la cabeza.

–Lo lamento linda... ojalá pudiera hacer algo para animarte...–Te dijo con lástima, tratando de consolarte.

–Está bien... nada de esto es tu culpa, Nat.–Le dijiste abrazando sus piernas.

Una idea surgió en la mente de la rusa, siguiéndole una sonrisa traviesa que se le dibujó en el rostro.

–¿Sabes? Tal vez no pueda quitarte todos esos problemas que tienes encima... pero si puedo ayudarte a aliviar algo de estrés. Si así lo quieres.–Te dijo posando ambas manos en tus mejillas para levantar tu rostro y mirarte hacia abajo.

–¿A qué te refieres con eso?–Le preguntaste algo confundida, sin captar realmente lo que te quería decir.

Una pequeña risita salió de ella, para luego tomarte de las manos y hacer que te levantaras, para guiarte hacia la habitación y hacer que te recostaras en la cama, ella posicionándose sobre ti.

–Me refiero a este tipo de liberación para el estrés.–Susurró a centímetros de tu boca, sus labios rozando al hablar.

–Oh... bueno... pues acepto.–Le respondiste con una traviesa sonrisa, para que luego Nat te besara apasionadamente, mientras llevaba sus manos para desabrochar tu blusa y quitarla. Para luego comenzar a quitarte los pantalones.

Una vez te los sacó, se separó un poco de ti, aún encima tuyo, pasando sus manos por tú cuerpo y con una sonrisa en el rostro. Luego, removió tu brasier y las bragas que llevabas puestas, dejándote totalmente expuesta ante su mirada de lujuria.

–Eres hermosa. Jamás me voy a cansar de decírtelo.–Susurró viéndote debajo suyo, mordiéndose el labio inferior, para luego acercarse y volver a besar tus labios.

Poco a poco, bajó su mano izquierda hasta tu intimidad, insertando dos dedos en ti para comenzar a masajear tu clitoris, haciendo que un pequeño gemido saliera de tu boca.

Nat comenzó a dejar besos por tu mandíbula, luego en tu cuello, dándole especial atención a tu punto sensible y dejando pequeñas marcas en la zona.

Después comenzó a bajar más, hasta llegar al espacio entre tus pechos, para luego meter uno en su boca, y con su otra mano masajear el otro.

Sus dedos no dejaban de moverse dentro de ti. Soltaste un gran gemido ante el placer que te recorría el cuerpo entero.

Nat comenzó a dejar un camino de besos hasta llegar a tus muslos, donde besó la parte interna de estos, para después sacar sus dedos de ti y abrir tus piernas. Con su lengua, trazó una línea recta en tu femineidad, haciéndote soltar un gran gemido, y llevar tus manos a su cabello, donde tiraste ligeramente de él, guiándola hasta donde la necesitabas.

–Nat...–Gemiste su nombre, arqueando la espalda y apretando con una mano uno de tus pechos, agregándole más placer al asunto.

La rusa volvió a insertar dos dedos en ti sin dejar de lamer tu intimidad, haciéndote ver estrellas y acercándote cada vez más a ese tan deseado orgasmo.

Pronto tus paredes comenzaron a apretarla, dando indicios de que ya te encontrabas cerca de acabar.

–Puedo sentir que estás cerca... déjalo ir linda... deja ir todas esas preocupaciones que tanto te atormentan...–Habló en tu parte baja, enviándote vibraciones por todo el cuerpo, para luego seguir devorándote por completa.

Ya sin poder aguantarte más, te corriste en su boca y dedos, arqueando la espalda. Tirando de su cabello con una mano, y con la otra, apretabas las sábanas con fuerza hasta el punto en que tus nudillos estuvieran blancos.

Una vez Nat tragó todo lo que tenías, se llevó los dedos a la boca y los limpió. Para luego subir por tú cuerpo dejando un rastro de húmedos besos, dándole atención a tu cuello, y después llegar a tu boca, donde dejó que tu lengua explorara la suya con libertad, saboreándote a ti misma.

Cuando ya les faltó el aire, se separaron quedando muy cerca la una de la otra, respirando agitadas y con sonrisas en sus rostros.

–¿Más relajada ahora bonita?–Te preguntó con cariño, acariciando tú mejilla con una mano.

–Si...–Soltaste una pequeña risita, posando ambas de tus manos en sus mejillas, para acercarte y dejar un tierno beso en sus labios.–Te amo tanto Nat.

–Yo también te amo preciosa.–Te dijo besándote nuevamente, para luego levantarse y tomarte de la mano.–Ahora ven. Vamos a darnos un baño de burbujas y me hablas de tu día.

Avengers OneShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora