¡Yo me opongo! (Natasha Romanoff)

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Prólogo: Natasha tiene que ver como el amor de su vida se casa con otra persona.

Advertencia: Ninguna. Los recuerdos serán escritos con letras cursivas.

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Al verte caminar hacia el altar, no podía dejar de pensar, en cuanto le gustaría ser ella quien te esté esperando al final. Pero no. Ella tuvo la oportunidad, pero la dejó pasar, y ahora el idiota de tú novio, quien en un par de minutos, será tú esposo, era quien esperaba felizmente por tí al final de la iglesia.

¡¿Por qué no puedes aceptar el hecho de que aún te amo?!–Gritaste mientras llorabas.–¡Yo veo un futuro contigo Natasha! ¡¿Por qué no puedes aceptarlo?!

¡Porque lo que pasó en el Red Room entre nosotras está en el pasado! Así que basta. Somos compañeras de trabajo, nada más. Deja de imaginarte una vida conmigo, porque eso no va a ocurrir.–Aseguró fríamente mirándote a los ojos, antes de salir del gimnasio en el cual se escontraban dicutiendo.

Cuanto se arrepentía no haberte confesado su amor mucho antes. Pero su miedo fue mucho más grande, y ahora estaba a punto de perderte si no hacía algo.

–Bienvenidos sean todos. Hoy estamos aquí reunidos para unir en sagrado matrimonio a Michael Smith y a T/N Smirnova...–Iba hablando el cura, pero Nat no podía escucharle, estaba tan concentrada viendo lo hermosa que te veías en aquel vestido.

–Aún estás a tiempo.–Le susurró Sam al oído desde su asiento atrás de ella.

–¡¿Sam?!–Le medio gritó, medio susurró Steve golpeándolo en el hombro.–¿Qué ocurre contigo?, está a punto de casarse.

–Steve tiene razón Sam. Además, ella es solo una amiga.–Aseguró Natasha sin molestarse en mirarlo.

–Ay por favor.–Volvió a hablar con el mismo tono por detrás de la rusa.–Todos sabemos que la amas. Deja de ser tan testaruda y evita que el amor de tú vida se case con otro hombre.–Le regañó, mientras tú y tú novio, se tomaban de las manos mirando en los ojos del otro.

Por un segundo, volteaste a ver a tús invitados, e hiciste contacto visual con Nat, pero te giraste rápidamente.

–Ya basta. No voy a interrumpir su boda solo porque ustedes quieren.–Dijo molesta Nat.

–Yo no dije nada... aunque Sam tiene razón.–Admitió Steve ya dándose por vencido.

–¿Enserio? ¿Tú también?–Le preguntó Nat volteándose a verlo molesta.

–Tal vez ésta sea tú única oportunidad Romanoff.–Le dijo Tony, quien estaba sentado junto a ella.

Mientras más hablaba el cura, Nat más se preguntaba de sí debía de interferir en tú día especial o no. Algo le decía que ya era tarde, y que debía de dejarte ir. Pero por otro lado, había una pequeña voz en su cabeza que le gritaba que interrumpiera y escapara contigo para poder estar juntas.

–Michael Smith, ¿Aceptas a T/N Smirnova cómo tú esposa, en salud y enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?–Preguntó el cura a tú novio, quien tenía una gran sonrisa real en su rostro. A diferencia de la tuya que se veía forzada, y nerviosa.

–Acepto.–Asintió felizmente.

–Ahora, T/N Smirnova, ¿Aceptas a Michael Smith cómo tú esposo, en salud y enfermedad...–Iba hablando el cura, mientras Sam le decía al oído a Nat.–Es ahora o nunca, Romanoff.

–Voy a ir a preparar el auto.–Anunció Clint mientras se levantaba y salía discretamente de la iglesia para prepararles su vía de escape, sabiendo lo que haría su mejor amiga.

–¡No lo hagas!–Se escuchó de pronto un grito en la iglesia. Al voltearte, viste a Nat parada junto a su asiento, acercándose poco a poco mientras hablaba.–No lo hagas, por favor.–Te dijo de cierta manera suplicando.

A pesar de no decirte nada más, sabías exactamente por qué no quería que te casaras. Te amaba también, y tú a ella.

–T/N...–Te llamó Michael con los dientes apretados, esperando a que dijeras el "Sí, acepto", y no escucharas a la pelirroja.

–Yo...–Hablaste con voz temblorosa, mirando entre tú novio quien esperaba tú respuesta, y una muy nerviosa espía, quien esperaba que pudieses perdonarla y escapar juntas, dandole así otra oportunidad.

–Esto se está poniendo bueno...–Dijo Tony con una pequeña risita, mientras grababa el momento, recibiendo un golpe en la cabeza por parte de su novio Steve.

–Lo siento, Michael.–Y con eso, tomaste la mano de tú amada, y ambas salieron corriendo de la iglesia, mientras todos sus amigos Vengadores celebraban y reían ante su escena, y la familia del novio lanzaba dagas por los ojos.

Michael solo miraba decepcionado como escapabas con la mujer que algún día le prometiste que jamás pasaba nada.

Al salir de la iglesia, Clint las estaba esperando junto al automóvil.

–Ya era hora. Me alegra verlas juntas...–Les dijo entregándole las llaves a Nat.–Buena suerte.–Habló mientras se subían al auto.

–¡Te debemos una!–Gritaste mientras Nat comenzaba a manejar para largarse de ahí.

Pasado un tiempo, ya cuando la adrenalina del momento había bajado, comenzaste a hablar.

–No puedo creerlo.–Dijiste entre risas, mientras ella tomaba tú mano en la de ella, y la traía a sus labios para dejar tiernos besos en ella, mientras manejaba.

–Lamento no haberme dado cuenta antes.–Se disculpó con tono triste y sincero, mientras aparcaba el auto a un lado de la carretera.

–Eso no importa ahora.–Le aseguraste sosteniendo su mano, y con la otra, posandola en su mejilla para que te mirara.–Ahora estamos juntas. Eso es lo que realmente importa en estos momentos.–Dijiste con una gran sonrisa, la cual ella te devolvió. Tomó tú rostro en ambas de sus manos, y se acercó a tí para darte el mejor beso que jamás has tenido en toda tú vida.

–Te amo.–Te dijo con la sonrisa más grande y sincera que jamás has visto en ella.

–Yo también te amo.–Respondiste devuelta acariciando su mejilla.

Avengers OneShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora