La promesa (Loki Laufeyson)

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Prólogo: Aún no puedes superar la muerte de Loki.

Las peticiones siguen abiertas. Pueden escribirme por privado.
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Parecía tan irreal. Dos años, y aún no podías superar su muerte. Sí es verdad que ya no estabas tan mal como cuando Thor te dio la noticia, pero aún así, cada vez que te levantabas por la mañana, sentías su ausencia en la cama. Su lado de ella, frío y vacío.

Podías sentir su ausencia cada vez que cocinabas, y él no estaba abrazándote por la espalda, o molestándote y haciéndote cosquillas.

La casa que compraron juntos para cuando decidieran empezar una familia se sentía tan sola y vacía. Tan silenciosa, pero era un silencio triste y pesado. No como antes, que sabías que estaría leyendo en algún rincón de su hogar.

Aun recordabas aquel maldito e infernal día como si fuera ayer. El maldito día en el que tú cuñado y mejor amigo fue a darte la noticia de que tú amado esposo había fallecido.

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Thor. ¿Dónde está Loki?–Le preguntaste más desesperada por segunda vez.

Lagrimas se formaron en los ojos del dios, y bajando la mirada jugando con sus manos, habló.

–Intenté salvarlo, T/N. Pero no pude... no fui lo suficientemente fuerte ni rápido para salvar a mi hermano...–Dijo con voz triste y temblorosa.

–No... Por favor dime que no es cierto...–Le dijiste tomándolo de los hombros, haciendo que levantara su rostro y te viera a los ojos.

–Lo lamento tanto... pero se ha ido...–Fue lo único que pudo decir, llorando silenciosamente.

Las lágrimas empezaron a correr libremente por tus mejillas, y podías sentir como tu corazón se rompía, y tu alma dejaba tu cuerpo.

Thor intentó abrazarte, pero lo apartaste, sentándote en el suelo, apegando tus piernas a tu pecho y sollozando descontroladamente.

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Te encontrabas sentada en el sofá de tu casa, jugando con el anillo de bodas de Loki que usabas en tú collar que Thor te había entregado el día que te anunció su muerte, mientras leías uno de los muchos libros que habían en la casa.

Un golpe en la puerta te interrumpió, así que antes de levantaste a abrir. Volviste a poner el collar junto con la joya de tu amado en tu cuello, y dejaste el libro a un lado.

Al abrir la puerta, te paralizaste y quedaste helada ante la persona que estaba frente a ti.

–Mi reina...–Susurró Loki con un brillo en los ojos, y el alivio de verte notándose en su voz.

Las lágrimas comenzaron a formarse en tus ojos, y Loki intentó acercarse a ti, pero retrocediste un paso, apartándote de él.

–Mi reina soy yo... estoy vivo... volví, por ti...–Te dijo no atreviéndose a dar un paso más, entendiendo tu reacción.

–¿Estás vivo...?–Preguntaste con voz temblorosa, dándote una cachetada internamente por la estúpida pregunta, pero honestamente, no sabías qué hacer o qué decir. En lo que a ti respecta, Loki estaba muerto literalmente hace un minuto.

–Así es mi reina. Tuve que fingir mi muerte y asegurarme de que no hubiese peligro alguno para volver a ti.–Aseguró acercándose a ti, cerrando la puerta tras él.

Lo único que se te ocurrió hacer, fue darle una cachetada con toda tu fuerza, provocando que volteara el rostro, llevando su mano al lugar que golpeaste, sobándose un poco.

–Creo que me lo merecía...–Dijo soltando una pequeña risita.–Veo que no has perdido tú—Iba hablando, cuando le interrumpiste tomando su rostro con ambas de tus manos, y estrellando tus labios con los de él en un beso desordenado. Pasando tus brazos por su cuello.

Mientras le besabas, las lágrimas seguían corriendo libremente sin parar.

Loki llevó una de sus manos a tú cintura, pasándola por tu espalda baja abrazándote, y la otra hasta tu nuca, haciendo que el beso fuese más profundo.

Luego de un tiempo, se separaron a falta de aire, abrazándolo con fuerza y llorando en los brazos de tu amado.

–Por favor no vuelvas a hacerme esto...–Le susurraste al oído, respirando su esencia y atesorando el momento, temiendo que desaparecería en cualquier momento.

–Lo prometo mi reina. Prometo quedarme aquí contigo y no dejarte sola nunca más...–Aseguró abrazándote con fuerza, pequeñas lágrimas saliendo de sus ojos.

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