Nueva vida (Natasha Romanoff)

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Prólogo: Después de casarse, Nat y deciden irse a vivir a Noruega, pero a Tony no le parece para nada una buena idea.

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–¿Papá, me puedes soltar ya?–Le preguntaste a Tony que llevaba abrazádnote como cinco minutos, sin querer dejarte ir.

Estaban en el aeropuerto donde estaba su Jet privado esperando por ti y por Nat, y Steve, Tony y Clint fueron a despedirse de ustedes antes de que se fueran a Noruega.

Nat y tu se habían casado hace un año, y para su luna de piel, fueron a ese país. Y les gustó tanto, que decidieron irse a vivir allá para también retirarse por un tiempo de las misiones y descansar tranquilas, disfrutando de su nueva vida de casadas.

Encontraron una cabaña acogedora con todo lo que buscaban, y decidieron comprarla.

–No. Aún no.–Te dijo aún con sus brazos alrededor tuyo.

–Tony, ya déjala. Ya es hora de que se vayan.–Le dijo Steve, tratando de quitártelo de encima.

–No es tan fácil, Rogers. No es tu bebé la que se va a la otra mitad del mundo a vivir con una mujer cualquiera que conoció por ahí.–Habló sin soltarte, resistiéndose a que Steve los apartara.

Nat solo rodó los ojos, y se acercó para intentar apartarlos, mientras Clint solo veía la escena entre risas, ocultando la tristeza que sentía de que su mejor amiga se fuera.

–Tony, nos conocimos gracias a ti. Hace siete años. Y no soy una cualquiera, soy su esposa.–Le dijo poniendo su mano en la cara del billonario para empujarlo, y finalmente quitártelo de encima.

–¿Y cómo sé que la vas a cuidar? ¿Uh? Nadie me asegura que mi bebé va a estar bien cuidada contigo.

–Papá, ya no soy una bebé. Soy una adulta y estoy casada. Ya tienes que dejarme ir.–Le dijiste acercándote para tomar sus manos.–Puedes irnos a visitar cuando quieras, y nosotras también vendremos. Pero ya es hora de que me dejes ir y hacer mi propia vida.

–Que emotivo...–Le susurró Clint a Nat.

–Llevamos semanas tratando de convencerlo de dejarla ir, espero resulte ahora.–Le susurró de vuelta.

Tony soltó un gran suspiro, y te dejó un beso en la frente, para volver a abrazarte, todos listos para traer una espátula y poder sacártelo de encima nuevamente.

–Solo prométeme que te vas a cuidar, y que me vas a llamar y escribir a diario. Quiero que me envíen fotos, postales, videos, y lo que sea para saber que están bien. Y las voy a ir a visitar tantas veces, que ya se van a abrir de mi.–Te dijo con una sonrisa, para luego alejarse un poco y verte a los ojos.

–Yo ya me aburrí de ti.–Le dijo Nat.

–A ti no te hablo. ¿Me escuchaste, mini yo?–Se dirigió por un segundo a la pelirroja, para luego volver a hablarte a ti.

–Lo prometo, papá. Ahora me tengo que ir.–Le diste un último abrazo, mientras Nat se despedía de los demás.

–Te quiero tanto, hija. No te imaginas cuánto.

–Y yo a ti...

Después de despedirse de todos, ambas se subieron al Jet lo más rápido que pudieron antes de que Tony se arrepintiera, y partieron rumbo a Noruega para comenzar con una nueva vida.

–Estaba comenzando a pensar que no podríamos irnos.–Te dijo Nat con su típica sonrisa, posando su mano sobre la tuya que estaba en el apoyabrazo del asiento.

–Yo también... lo bueno es que ya vamos de camino a nuestro nuevo hogar...–Le dijiste con una sonrisa, acercándote a sus labios para besarla con suavidad.–Te amo, Natasha Romanoff.

–Y yo a ti, T/N Stark-Romanoff.

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