Querida (Steve Rogers)***

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Prólogo: Steve tiene una pregunta que hacerte, pero no sabe cómo.

Advertencia: Smut, chocking kink.

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–¿Querida?–Preguntó Steve cuando entró al departamento que ambos compartían, algo nervioso y ansioso a la vez.

Llevaba días pensando en lo mismo, y en cómo hacerte la pregunta, pero simplemente el miedo y la vergüenza le ganaban, por lo que hoy por fin se decidió tragarse todas esas cosas y afrontar sus miedos.

–¡En la habitación Steve!–Exclamaste desde el cuarto, mientras estabas sentada en la cama apoyada en el respaldo usando tú teléfono.

–¿Encontraste lo que estabas buscando?–Le preguntaste con una sonrisa cuando entró a la habitación y se sentó frente a ti.

Steve había salido unas dos horas atrás para ir a comprar algo a la tienda, que por cierto no te dijo el qué. Ya habías notado que llevaba comportándose extraño durante varios días, y cuando le preguntaste al respecto, se puso aún más nervioso y te dijo que no ocurría nada, por lo que decidiste dejarlo solo y cuando se sintiera cómodo hablaría contigo.

–Sí... así es.–Dijo algo nervioso sentándose frente a ti.–Querida, hay... hay algo que me gustaría pregun—pedirte... hay algo que me gustaría pedirte y hablar contigo.–Dijo mientras jugaba con sus manos evitando tú mirada.

Dejaste tu teléfono a un lado para tomarle ambas de sus manos en las tuyas, levantándole la cabeza por la barbilla para que te viera a los ojos.–Sabes que puedes decirme lo que sea... no tienes por qué estar nervioso.–Le aseguraste con una sonrisa.

–T/N, yo... amm... b-bueno... tú sabes—bueno obviamente que sabes... que hemos estado saliendo por ya un año y medio, y ya llevamos viviendo juntos casi cinco meses... y... amm... y-yo quería preguntarte, s-solo sí quieres, no debes sentirte obligada a nada porque tampoco quiero presionarte ni—Iba hablando rápidamente Steve, evidentemente nervioso, cuando le interrumpiste poniendo tú dedo índice sobre sus labios para tú poder hablar.

–Steve. Respira, ¿okey? Inhala... exhala... muy bien, ahora, ¿qué es lo que realmente quieres preguntarme? Ve directo al grano.–Le dijiste con una pequeña sonrisa, sabiendo a donde quería llegar, pero no comentaste nada para que lo dijera por sí mismo.

Después de unos segundos de silencio, Steve volvió a hablar, ya un poco más calmado.–Quiero tener relaciones contigo... ya me siento listo, y me gustaría que fueras mi primera vez...–Te dijo mirándote a los ojos, algo nervioso aún.–Sé que tú ya tienes experiencia, por lo mismo no quiero que seas gentil... sí sabes a lo que me refiero...–Terminó por decir, casi susurrando al final, bajando la mirada avergonzado y sus mejillas de un ligero tono rosado.

Al escuchar aquellas palabras, una maliciosa sonrisa se formó en tú rostro, y te acercaste a él para quedar a centímetros de su boca, rozando sus labios pero sin besarle, tú escote revelando un poco demás.–¿Fuiste a comprar un condón no es así, querido?–Le preguntaste de forma seductiva y a la vez juguetona.

–A-así es.–El poco espacio entre ambos le ponía más nervioso aún, pero a la vez le exitaba muchísimo, además de que trataba de mirarte a los ojos y no a los labios ni a tús pechos, que poco más y sobresalían de tú playera, la cual le hizo imaginarse otro tipo de cosas en innumerables ocaciones.

Siempre habías respetado los límites que Steve había puesto, con lo cual estabas bien, pero sí dijeras que nunca tuviste sueños o fantasías con él, o que en más de alguna ocasión te tocaste a ti misma, pensando en él y gimiendo su nombre, sería una completa y sucia mentira. Casi tan sucia como tús pensamientos sobre él.

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