Capítulo 18

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Sky

Después de entrar al baño comencé a vestirme lo más silenciosamente posible, podía escuchar las voces de Steve y Munson con claridad al otro lado de la puerta.

— ¿Qué hacías encerrado? — preguntó Steve.

— Quería estar lejos de toda esa mierda — respondió. Abrí un poco la puerta del baño para observarlos.

— Como sea, ¿Has visto a Sky? — cruzó sus brazos mirando a Munson.

— ¿Por qué tendría que saber dónde está tu novia?, No soy su niñera Steve — respondió Munson bastante seguro, parece que controla bastante bien este tipo de situaciones, casi no se nota que hace unos minutos estábamos a punto de tener sexo.

— ¿Dónde se habrá metido?, Dijo que vendría a cambiarse para meterse a la piscina conmigo — Steve suspiró y comenzó a acercarse al baño, yo sigilosamente me escondí detrás de la puerta.

— ¿Qué haces? — la voz de Munson parecía un poco nerviosa.

— Voy a revisar el baño, tal vez esté ahí — Steve respondió.

— Acabo de salir de ahí, ella claramente no está aquí, amigo — dijo Munson un poco más tranquilo. Por otro lado yo me estaba muriendo de los nervios.

— Seguro ya está en la piscina — alentó a Steve a que se fuera de la habitación. Cuando escuché la puerta abrirse y cerrarse salí del baño bastante nerviosa.

— Eso estuvo cerca — dijo Munson sentándose sobre la cama con las manos cubriendo su rostro y dio un gran suspiro, estaba conteniendo todo este tiempo su nerviosismo.

— ¿Crees que podrías llevarme a casa? — pregunté a punto de salir de la habitación.

— Claro, vámonos de esta fiesta de porquería — abrió la puerta y me dejó salir primero. Ambos salimos sigilosamente de la fiesta, procurando que nadie de nuestros conocidos nos viera irnos juntos.

Munson me dejó en mi casa y yo entré a mi habitación donde me desplomé en la cama, me empezaba a doler la cabeza, cerré mis ojos y terminé durmiendo profundamente.

El fin de semana pasó rápido, mis pensamientos cada vez se hacían más confusos, por un lado me sentía mal por Steve y por otro quería volver a repetir la noche que tuve con Munson. Sinceramente era la primera vez que un chico me veía desnuda y sobre todo me tocaba, debo admitir que se sintió bastante bien.

Era domingo por la noche mis padres como siempre no estaban, incluso Chrissy había salido al cine con Jason, Steve solo me llamó para decirme que hoy no podíamos vernos, supongo que tendrá muchos "pendientes". Aproveché para terminar la tarea de biología, escuché decir a la profesora que si no la llevábamos nos iba a bajar puntos.

Cuando terminé, fui directo a darme un baño caliente, necesitaba relajarme, puse algunas velas aromáticas y un poco de música suave, sumergí todo mi cuerpo desnudo en la tina que estaba llena de espuma, tomé un poco de espuma entre mis manos y sople muy fuerte esparciéndola por toda la tina. Estaba bastante relajada, el olor a vainilla de las velas llenaban mis fosas nasales.

Cerré mis ojos para disfrutar de la música, pero no ayudaba mucho, cada vez me hacía pensar más en lo que pasó con Munson, mis manos se deslizaron suavemente marcando la hendidura de mis pechos hasta posar mi mano en mi vientre, comencé a suspirar pesadamente, dudando de lo que estaba a punto de hacer. Recordar el cuerpo desnudo de Munson me estaba poniendo cada vez más caliente.

Seguí bajando mi mano hasta llegar a mi pelvis mientras seguía recordando los acontecimientos de la fiesta, si no hubiera llegado Steve ese día, Munson y yo ¿Lo habríamos hecho?, Estoy bastante segura de que lo hubiéramos hecho, Steve lo hace a mis espaldas con mi "amiga" Nancy, ¿Por qué yo no lo haría con su amigo?. Respiré profundamente reuniendo todo el coraje para deslizar mi mano más abajo y cubrir mi intimidad.

Separé mis piernas ligeramente y froté mi mano contra la piel suave de mi zona inferior, estaba accediendo al control de la lujuria. Moví mis dedos en círculos alrededor de mi sexo, y luego froté con movimientos arriba y abajo antes de introducir un dedo dentro de mi, tal y como Munson lo hizo.

Mi respiración comenzó a agitarse y mi corazón empezaba a latir cada vez más rápido y fuerte, suaves gemidos salían de mi boca imaginando que Munson era quien estaba volviendo a tocarme.

— E-Eddie... — gemí su nombre, el frote que hacía alrededor de mi sexo me estaba volviendo loca.

El placer crecía dentro de mi cada vez que introducía mis dedos, el ruido del agua se hacía más fuerte cada vez que golpeaba con delicadeza mi zona íntima, forzando a morder mi labio inferior, no iba a poder controlarlo más tiempo, estaba a punto de llegar al clímax.

"Córrete para mí", recordé las palabras que Munson había dicho el otro día y eso me hizo llegar al orgasmo soltando un gran gemido.

— ¡Ahh, Eddie! — gemí nuevamente su nombre mientras mis piernas temblaban.

— ¿Sky?, ¿Estás bien? — era Chrissy. Abrí mis ojos de golpe haciéndome volver a la realidad.

— Si, estoy bien — traté de controlarme, ojalá no haya escuchado lo último que gemí. Puse mis manos sobre mi cabeza y me sumergí adentro del agua y la espuma. ¡Dios!, ¿Qué me pasa? No puedo sacarme de la mente a Munson, encima hago cosas sucias pensando en él.

Después de salir de la ducha me fui directo a mi habitación, me puse ropa cómoda y me fui a dormir sintiendo un poco de culpa por lo que había hecho.

Al día siguiente preferí irme con Jason y Chrissy a la preparatoria, cuando llegué Steve ya estaba esperándome en la entrada.

— Hola amor, te extrañé — Steve rodeó sus brazos por mi cintura y me dio un pequeño beso en los labios.

— Yo también — le sonreí, él me tomó de la mano y fuimos juntos al salón de historia. Sabía que iba a hacer un poco incómoda la situación, Munson se sentaba a mi lado izquierdo y Steve al derecho.

Durante toda la clase ignore por completo a Munson para enfocarme en la lección del profesor. Me sentía bastante nerviosa, no sabía cómo reaccionar después de lo ocurrido.

Terminando las clases, Steve se fue a su clase de literatura junto con Munson y yo me encontré con Robin en los pasillos, estaba hablando con sus amigas y no dude en saludarla.

— ¡Robin! — me acerqué a ella para darle un cálido abrazo.

— ¡Sky!, Hace mucho que no nos vemos, tenemos mucho de que hablar — dijo mientras cerraba su casillero.

— ¿Te apetece hacer una pijamada hoy? — le pregunté con mucha ilusión.

— ¡Claro que sí!, Tenemos que ponernos al día, entonces nos vemos después de clases — me sonrió antes de irse a su respectiva clase. Ojalá nos hubiera tocado alguna materia juntas, extraño mucho perder el tiempo con ella en clases.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora