Capítulo 45

1.5K 138 64
                                    

Sky

La semana pasó demasiado rápido, y sin darme cuenta ya era viernes, sigo pensando en que es lo que hará Eddie para que pueda ir a la fiesta de cumpleaños de Vickie, también tengo que inventar algo para el día de mañana, el tío de Eddie me invitó a ver una película con ellos y no quiero perderme algo así, odio tener que estar castigada y sobre todo a Henry vigilando todos mis movimientos.

— Princesa, ¿Estás ahí? — era la voz de Eddie a través de la radio.

— Si, aquí estoy, ¿Pasa algo? — respondí.

— Te veo en el bosque antes de entrar a clases — contestó.

— Bien, nos vemos ahí — le contesté y una sonrisa se dibujó en mi rostro.

He estado hablando con Eddie todos estos días a altas horas de la noche por medio de las radios, sin duda fue la mejor inversión de mi vida, siento que puedo confiar plenamente en él y nada me hacía más feliz que eso. Terminé de alistarme y antes de tomar mi mochila, tomé el pequeño osito que Eddie me regaló en la feria y le di un beso antes de marcharme de mi habitación, volví a dejarlo sobre la cama, tomé mi mochila y bajé las escaleras para buscar a Henry.

Él se encontraba en el salón principal, estaba sentado sobre el sofá, tenía las piernas cruzadas mientras leía el periódico. Aún no entiendo porque papá lo contrató como mi profesor de piano y ahora como mi guardaespaldas con tan pocos días de conocerlo, aunque ha sido muy amable conmigo y con Chrissy, tal vez le inspiró confianza.

— ¡Henry! — grité apenas crucé el salón principal para que me prestara su atención.

— ¿Qué pasa, señorita? — respondió bajando el periódico para verme.

— ¡Vaya!, Me disculpo si soy un poco atrevido, pero, creo que hoy estás completamente hermosa — dijo amablemente con una linda sonrisa en sus labios y un leve sonrojo en sus mejillas.

— G-gracias, quería saber si mantienes contacto con mis padres — respondí de manera torpe con un notable sonrojo en mis mejillas.

— Si, ¿Necesitas algo? — preguntó levantándose del sofá.

Comenzó a caminar hasta donde yo estaba con pasos lentos y decididos, el ruido de sus zapatos resonaba por todo el salón formando un poco de eco, mi corazón comenzó a acelerarse, este hombre me ponía bastante nerviosa con solo su presencia.

— Quería pedirles su permiso para que me dejaran quedar mañana en casa de Robin, necesitamos entregar un proyecto de geografía — dije bajando la mirada.

— ¿Por qué bajas la mirada?, Una señorita de tu clase no debe bajar la mirada ante nadie — dijo tomándome del mentón haciéndome mirarlo fijamente a sus ojos.

Sus ojos estaban más profundos que de costumbre, cada vez que lo miraba de esta manera, me hacía transportar a diferentes lugares, sentía un sin fin de emociones que no lograba descifrar, solo sentía muchas sensaciones en mi estómago y mis piernas querían flaquear. Lentamente ví como sus ojos bajaban hacía mis labios y yo desvíe la mirada.

— ¿E-entonces? — mi pregunta salió de mis labios casi como una súplica.

— Si, tengo el número de su hotel y a esta hora deben de estar ahí — apartó su mano y su mirada de mi para ver la hora en su reloj.

— ¿Podrías llamarlos? — pregunté.

— Bien, pero no te aseguro que te den permiso — dijo alejándose de mi para caminar hasta el teléfono de la casa.

Comenzó a teclear los números del teléfono, recargó toda su anatomía en la pared mientras sostenía el teléfono con su mano derecha, alzó su cabeza y miró por unos instantes al techo, luego rodó sus ojos hacía mi y sonrió, después de un par de segundos parece que le respondieron.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora