Capítulo 35

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Sky

Después de escuchar la historia de Eddie, comencé a sentirme mal, tanto por él como por Steve, parecía una buena amistad, sin embargo, yo la estaba destruyendo, por otro lado nunca creí que Lizzy se atrevería a tanto, sabía que varias veces salía con Billy, pero jugar con los sentimientos de Eddie, fue realmente horrible, como si yo no supiera lo que es que jueguen contigo.

Cuando Eddie apagó la luz de su habitación y se acostó a un lado mío, yo busque su pecho para recostar mi cabeza, él se limitó solo a pasar su brazo alrededor de mi cuello para acercarme más a él y no pasar frío durante la noche.

A mitad de la noche mi estómago comenzó a dolerme bastante, creo que todo lo que había cenado la noche anterior me estaba haciendo efecto de manera negativa, comencé a sentir tantas náuseas que me levanté abruptamente de la cama, salí corriendo de la habitación de Eddie para encerrarme en su baño, ahí saqué todo lo que me estaba haciendo daño. Jale la cadena del baño y fui al lavamanos a limpiarme la boca.

— Princesa, ¿Estás bien? — Eddie preguntó tocando la puerta del baño.

— No, tengo muchas náuseas — respondí abriendo la puerta del baño, Eddie estaba esperando del otro lado de la puerta a que yo saliera.

Su cabello estaba realmente alborotado, su cara todavía seguía un poco adormilada, pero aún así se podía sentir la preocupación en sus palabras, pero sobre todo no dejaba de decir tonterías a pesar de que sus ojos apenas se abrían del sueño que tenía encima.

— ¿Te ha bajado, verdad? — preguntó de golpe.

— ¡Por Dios, Eddie!, No estoy embarazada, si eso es lo que estás pensando — le di un pequeño golpe en su hombro mientras se apoderaba de mí una risa nerviosa.

— Perdón, solo era para asegurar que no estuviera en camino un mini Munson — comenzó a reírse de su propio chiste, yo me llevé la mano a la frente cerrando mis ojos y negando con la cabeza, su risa era tan contagiosa que no dudé en hacer lo mismo.

— Eres un tonto — le dije  dándole un pequeño golpe en su hombro mientras tenía mi otra mano sobre mi estómago, él sé acercó para tocarme la frente.

— Vuelve a la cama, te alcanzo en unos minutos — respondió mientras se ponía su chaleco de mezclilla, tomó las llaves de su auto y salió de la casa. ¡Demonios!, ¿A dónde va a estás horas de la noche?.

Caminé hacía la habitación nuevamente y me recosté sobre la cama en estado fetal, el dolor era bastante fuerte, no recuerdo la última vez que mi estómago me dolía tanto, solo quiero que Eddie vuelva pronto, no quiero estar sola. Pasaron algunos minutos y escuché el ruido de la puerta principal abrirse, hubo un gran silencio antes de que las pisadas comenzarán a acercarse más a la habitación.

— Perdón por tardar, cariño — dijo Eddie cruzando la entrada de su habitación.

— Toma esto, te hará sentir mejor — me dijo sentándose en la orilla de la cama, en una mano traía una pastilla y en la otra un vaso con agua.

Me senté sobre la cama y me tomé la pastilla, Eddie me ayudó a sostener el vaso mientras me bebía el agua para pasarme la pastilla, tal como si fuera una niña pequeña. Estiró su brazo lo suficiente para dejar el vaso sobre su mesa de noche y acarició mi muslo suavemente.

— Estoy casi seguro que tuviste una indigestión, esa pastilla te ayudará con el dolor — decía mientras se levantaba de la cama para quitarse su chaleco.

— ¿Ahora eres doctor? — sonreí al verlo.

— No, pero conozco los síntomas de una indigestión — se acercó a mi para acariciar mi cabello, sus ojos me miraban con mucha ternura.

— ¿Fuiste a la farmacia a estás horas, solo por mi? — lo miré demasiado conmovida. Nadie se había tomado la molestia de preocuparse tanto por mi.

— Bueno, no tengo muchos medicamentos por aquí y tampoco te iba a dejar sufriendo — se acercó a mi para darme un beso en la frente.

— Gracias, Eddie — sonreí.

— Bien, trata de dormir, aún es temprano — decía ayudándome a recostar nuevamente sobre la cama, tomó una cobija y comenzó a arroparme.

Me acosté de lado y Eddie se acostó justo detrás de mí, optando por una posición fetal pero ambos estábamos bastante cerca el uno del otro, puso su brazo alrededor de mi estómago y poco a poco fui cerrando los ojos hasta quedarme profundamente dormida. Después de unas horas más de sueño, la luz del sol entrando por la ventana me hizo abrir los ojos, realmente no tenía ganas de levantarme, quería quedarme todo el día en la cama, cuando me giré para cambiar de posición, noté que Eddie ya no estaba en la cama.

Me levanté de la cama y caminé hacía el espejo que había en la habitación de Eddie, necesitaba revisar mi aspecto físico, por suerte mi rostro no se veía tan mal después del malestar que tenía ayer, desvíe mi mirada hacía la izquierda y justo al lado de su espejo estaba colgada su guitarra eléctrica, deslicé mis dedos por todo el cuerpo de la guitarra y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro.

El ruido proveniente de la cocina me sacó de mis pensamientos, ese debe ser Eddie, salí de su habitación y fui a ver lo que hacía.

— Justo estaba por llevarte el desayuno a la cama, ¿Te sientes mejor? — dijo con una amplia sonrisa.

— Si, lamento arruinar tus planes — dije un poco apenada.

— Igual podemos desayunar en el sofá y ver alguna serie, película o caricatura, tú eliges — me dijo llevando los platos a la pequeña mesa que estaba frente a su sofá.

Le ayudé llevando los dos vasos con jugo de naranja, él encendió la TV y yo le puse a un programa llamado "Alf", no estaba acostumbrada a ver televisión pero debo admitir que tenían buen sentido del humor en esa serie.

— Bien, no quise sobrecargar tu estómago, así que solo preparé un pan tostado con mermelada de fresa, algunas frutas y un jugo de naranja — dijo sentándose sobre el sofá.

— Gracias, Eddie — me acerqué para darle un beso en la mejilla y ambos sonreímos.

Empezamos a desayunar mientras veíamos la TV, no era la gran cosa pero realmente el desayuno estaba bastante rico, sobre todo porque al menos está vez no estaba desayunando sola, la compañía de Eddie me hacía sentir demasiado feliz.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora