Capítulo 14

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           ⚠️ CONSUMO DE DROGAS ⚠️

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Sky

Munson me abrió la puerta y cuando salí del auto me di cuenta que no era un hotel, habíamos llegado a su casa.

— ¿Pensé que me llevarías a un hotel — lo miré algo confundida.

— ¿Eres tonta?, ¿Crees que te dejaría sola en un hotel? — dijo mientras caminaba hacia la entrada de su tráiler, Munson me abrió la puerta y entré.

— Bienvenida a mi casa, no es un castillo pero estarás más segura aquí que en un hotel — tenía una amplia sonrisa en el rostro.

— Gracias, no pensé que me traerías a dormir a tu casa, no quiero ser una molestia — me quedé de pie frente a la sala, la lluvia me había empapado toda la ropa y no quería mojar nada.

— Cunningham, puedes darte un baño, te vas a resfriar si sigues así, te buscaré algo de ropa, el baño está en esa puerta — señaló la puerta que estaba en el pasillo y yo entré a darme un baño, seguía un poco en shock por lo que había visto, mi corazón no resistía más y en medio de la ducha mis ojos volvieron a llenarse de lágrimas.

Al salir de la regadera, vi que Munson me había dejado un par de ropa limpia, me la puse y realmente me quedaba un poco holgada, pero era bastante cómoda, la ropa olía a él, cuando salí del baño fui directo a su sala y me senté sobre su sofá abrazando mis piernas. Me sentía bastante mal.

— Cunningham, lamento que Harrington sea un completo idiota — Munson se sentó a un lado mío.

— ¿Por qué no puedo ser ella?, Yo no soy nada linda comparada con ella, es más inteligente, más amigable, si yo fuera Steve también querría estar con alguien como ella —

— Tú eres linda a tu manera, no a todos nos gustan las chicas de la misma manera, algunos les gustan rudas, a otros tiernas y... — le interrumpí antes de que acabara de hablar.

— ¿Cómo soy yo? — le miré.

— Siendo sincero, conmigo eres muy ruda, eres muy terca, muy dramática y tu voz es muy chillona, para mí eres muy insoportable pero también eres la más inteligente de la generación, eres una chica popular y posiblemente tienes a muchos detrás de ti pero solo te fijas en Steve — respondió y cuando lo miré él también tenía su ropa mojada.

— Tú también deberías darte un baño, podrías enfermarte — él asintió con su cabeza y entró al baño, podía escuchar desde la sala el ruido del agua, frente a mi estaba su cofre que siempre llevaba a la escuela.

Lo tomé entre mis manos y lo abrí, dentro del cofre había una bolsita con un polvo blanco, puse el cofre en mis piernas y abrí esa bolsita, tengo entendido que Munson vendía droga y escuché a los chicos decir que con esto te sentías mucho mejor y olvidabas tus problemas, puse un poco sobre mi lengua y la tragué pero no sentí nada. Después de unos segundos recordé que en un libro venía algo sobre inhalar, hice una línea delgada sobre mi mano e inhale y di un pequeño estornudo.

Me sentí mal al escuchar decir a Munson que era insoportable para él, pero siendo sincera él tampoco se comportaba bien conmigo. Escuché a Munson salir del baño, así que guardé y dejé todo como estaba, poco a poco me comencé a sentir más relajada, así que decidí ir a la habitación de Munson, cuando entré lo vi con el torso desnudo y no pude evitar mirarlo, a pesar de que no hacía ningún tipo de deporte, su abdomen parecía estar un poco definido.

— ¿Te gusta lo que ves? — me preguntó sin dejar de mirarme, en estos momentos seguro tengo el rostro sonrojado pero no me importaba, tragué un poco de saliva y la droga me estaba dando el valor para hacer algo en especial.

Me acerqué lo suficiente a Munson y lo besé por unos segundos, él parecía estar sorprendido, me tomó de los hombros y me alejó de él.

— ¿Qué haces? — su rostro parecía confundido y con un leve sonrojo.

— Munson yo... — volví a tomar sus mejillas para volver a besarlo, no sabía que es lo que estaba haciendo pero se sentía muy bien, él estaba poniendo un poco de resistencia y me volvió a quitar de encima.

— Eres la novia de mi amigo, no puedo hacerle esto, lo siento — salió de la habitación algo molesto, ahora me sentía el doble de mal, el efecto de la droga estaba llegando a su fin, me recosté en su cama, cerré mis ojos y lloré hasta quedarme dormida.

Al día siguiente me desperté con un fuerte dolor de cabeza, no recordaba nada, todo me daba vueltas, mi rostro era un asco, tenía los ojos muy hinchados.

— Son 20 dólares — dijo Munson recargado en el marco de la puerta de su habitación.

— ¿Qué? — me senté sobre su cama sin entender lo que me estaba diciendo.

— La droga que consumiste ayer, no son baratas y no puedo estar regalándola — suspiró cruzando sus brazos.

— Te pagaré después, ¿Podrías llevarme a casa? — me levanté de la cama y caminé hasta donde estaba Munson.

— Bien, te llevaré a casa — tomó sus llaves del auto, yo tomé mi ropa y pronto salimos de su casa, en el camino Munson no dijo ni una sola palabra, me sentía realmente avergonzada, saber que ayer consumí la porquería que él vende.

— Gracias, te llevo tu ropa después y por favor, no le digas nada a nadie — le dije antes de salir de su auto.

— ¿Sobre qué exactamente?, ¿De qué te quedaste a dormir en mi casa? O ¿Por qué consumiste drogas? O ¿Por qué me besas... — lo interrumpí antes de que terminara la última pregunta.

— Por absolutamente todo — respondí bajando la mirada.

— Como quieras, no diré nada — dijo sin mirarme a la cara, parecía estar molesto por algo, sinceramente yo no recordaba lo que pasó después de consumir esa porquería.

Entré a mi casa y justo en la sala estaba esperándome Steve.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora