Capítulo 4

1.6K 144 24
                                    

Sky

Cuando salí del baño escuché un par de ruidos provenir de la habitación de mi hermana, ¿Estará bien? Parece como si se estuviera quejando o le doliera algo.

— ¿Chrissy? ¿Estás bien? — toqué la puerta de su habitación pero no me respondió.

¿Estará enferma? Entre abrí su puerta y pude ver a Jason y ella teniendo sexo, creo que no debí hacer eso, cerré rápidamente la puerta antes de que me vieran y me fui corriendo a mi habitación realmente avergonzada y con la cara toda roja.

Me senté sobre mi cama con el corazón agitado y el rostro lleno de vergüenza,  comencé a imaginarme a mi y a Steve haciéndolo, mis padres no están en casa y podría quedarse a dormir.

¡Espera! ¿En qué estoy pensando? Será mejor que me vaya a dormir.

Al día siguiente me levanté temprano y me fui sin desayunar y sola a la preparatoria Hawkins, no podía ver a mi hermana a la cara y menos después de haberla visto en pleno acto.

Cuando entré al salón de clases vi que el profesor de historia estaba acomodándonos en nuestros nuevos lugares, está vez me tocó con Steve, por fin algo salía bien después de lo de ayer.

— Hola Sky, me alegra que nos tocara juntos — volteé a verlo y de nuevo tenía esa sonrisa, esa maldita sonrisa que me volvía loca.

— Hola Steve, a mi también me alegra que estemos juntos — sonreí torpemente y justo el último integrante en nuestra mesa era Munson.

¿De verdad? La vida es horrible, de todos los chicos me tiene que tocar Munson a mi lado izquierdo, odio que las mesas de historia sean para tres personas, ojalá que no vuelva a entrometerse en nada.

— ¡Harrington! Me alegra que nos tocara juntos, solo que alguien está de más en esta mesa — dijo refiriéndose a mi.

— Si, tú — respondí mirándolo fijamente.

— Munson no empieces, tratemos de llevarnos bien — dijo tratando de tranquilizarnos.

Las clases pasaron rápido y era la hora del almuerzo, de hecho esta vez no entré a la cafetería, me fui a las canchas de fútbol para sentarme en las gradas, no quería ver a mi hermana, me seguía muriendo de vergüenza a pesar de que ella nunca me vio.

Este día ha estado bastante tranquilo, casi no he hablado con nadie y estoy bastante aburrida, Steve tenía que entrenar justo hoy...

Comencé a escuchar un par de ruidos en el bosque, decidí ir a investigar, me adentraba poco a poco en el bosque pero no ví a nadie solo una mesa vacía en la cual me senté y unos minutos después unos pasos llamaron mi atención.

— ¡Ay, no puede ser! — era la voz de Munson y volteé a verlo.

— Dime que es una puta broma — comenzó a maldecir y yo estaba totalmente confundida.

— ¿De qué hablas? — él tomó asiento delante de mi y puso su cofre sobre la mesa.

— Tú dime, me citaste aquí — abrió su cofre y tomó una bolsa con algún tipo de hierbas.

— 20 dólares — me ofreció la bolsa con las hierbas que no sabía exactamente lo que era.

— No te estoy entendiendo, Munson — le miré bastante confundida.

— 15 dólares y es lo menos — hizo una mueca.

— ¿Qué se supone que es esto? — tomé la bolsa y comencé a inspeccionarla.

Estaba tan metida investigando que es lo que me estaba vendiendo y él en vendérmela que no nos dimos cuenta que alguien se puso a nuestro lado.

— ¿En serio? ¿Le venderás mi droga a ella? — era la voz de un chico de un año superior.

— Espera, ¿Tú fuiste el que me citó? — Munson parecía igual de confundido que yo.

— Esto es mío, linda — me arrebató la bolsa de las manos y le pagó a Munson los 20 dólares.

Se despidió de nosotros y luego siguió su rumbo sin siquiera advertirme sobre no decirle a nadie supongo que no le interesa nada de eso, aunque a mí sí me interesa si alguien descubre que estoy con Munson en este lugar vendiendo drogas, estaría en serios problemas.

— ¿Me estabas vendiendo drogas? — le miré un poco molesta.

— Pensé que te hacías la tonta — respondió.

— ¿Desde cuándo lo haces?, ¿Tú también la consumes? Sabes que eso podría afectar tu salud y ... — Munson me interrumpió, negando con su cabeza algo irritado.

— No, no me vas a venir a dar un sermón  porque tú no eres mi madre, yo no te digo nada porque te gusta Harrington, así que no te metas en mi vida y yo no me meto en la tuya — sonrió.

— ¿Qué? ¡Eso no es verdad! — le grité algo nerviosa, ¿Él sabe que me gusta?, ¿De verdad?.

— Por favor, te he estado observando todo este tiempo — dio un gran suspiro y cruzó sus brazos.

— Espera, ¿Me has estado observando? Qué pervertido — desvíe la mirada.

— No pienses cosas raras, sería incapaz de mirarte de esa manera, eres insoportable y me irritas cada vez que escucho tu voz — lo volví a mirar y él se levantó para quedar detrás de mí.

— Entonces, ¿Tanto se me nota? — giré desde el lugar donde estaba para poder mirarlo.

— Si, lo llevas tatuado en la frente y el único que no lo nota es Steve — empezó a dar vueltas en círculo, parecía estar acomodando sus ideas.

Nos quedamos en silencio un par de segundos y él seguía caminando de un lado a otro tratando de decirme algo, yo solo lo miraba y comenzaba a dolerme la cabeza.

— ¿Sabes que? ¡A la mierda!, podríamos hacer un trato — cruzó sus brazos mirándome.

— ¿Un trato? — estoy completamente segura de que no aceptaría, pero me estaba muriendo de curiosidad por saber su plan.

— Si, yo te ayudo con Harrington e incluso podría conseguirte una cita con él, si tú me ayudas con mis tareas y trabajos — seguía con sus brazos cruzados y dejó de caminar solo para mirarme fijamente y esperar una respuesta.

Debo admitir que su propuesta es muy tentadora, le miré sonriendo tal vez me arrepentiría después de esto.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora