Capítulo 36

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Sky

Llevé el último bocado del pan tostado a mi boca y luego me lo pasé con un trago de jugo de naranja, dejé el plato sobre la mesa y tomé el otro que contenía algunas frutas picadas que Eddie había preparado especialmente para mi, recargue mi espalda sobre el respaldo del sofá, crucé mis piernas y me llevé una pequeña uva a la boca mientras veía la televisión.

— Te ves linda cuando comes — dijo Eddie, antes de que yo me llevara otra uva a la boca. Parece que todo este tiempo me ha estado mirando a detalle mientras comía.

— Gracias — dije muy avergonzada, sentí el calor en mis mejillas, estoy segura de que tengo el rostro sonrojado.

¿Cómo me puede decir eso?, Es demasiado lindo, pero me pongo bastante tímida con cumplidos así. Dejé el plato sobre la mesa que teníamos enfrente y me encogí de hombros en el sofá.

— También te ves lin... — le interrumpí antes de que dijera otra cosa que me pusiera tímida.

— ¡Basta!, No me avergüences más de lo que ya estoy — dije cubriendo mi sonrojado rostro con ambas manos.

— Es que, me agrada ver el color rojo en tus mejillas — sonrió sujetando mis muñecas para separar mis manos que cubrían mi cara, forzándome a verlo fijamente a los ojos.

— Debo irme a mi casa — le comenté desviando mi mirada.

— Lo sé, pero aún son las 10:30 de la mañana, puedes quedarte un rato más — respondió aún sujetando mis muñecas y lentamente acercó sus labios a los míos.

Cerré mis ojos y correspondí al beso, dejó de sujetarme, yo aproveché para tomar sus mejillas y profundizar más él beso, sinceramente yo tampoco tenía ganas de irme de su casa, nunca me había sentido tan bien con alguien. Introduje mi lengua dentro de su boca y sus manos se deslizaron por mis muslos abriéndose camino para llegar a mis bragas por debajo de la playera que llevaba puesta, le ayudé levantando mis caderas por unos segundos y él tiró de ellas quitándomelas por completo, tomó los dobladillos de la playera y la deslizó hacía arriba para quitármela.

Quedé completamente desnuda ante sus ojos y él se abalanzó sobre mi haciéndome recostar sobre el sofá para volver a besarme, abrió mis piernas para ponerse en medio de ellas y pude sentir el bulto de sus pantalones dar una estocada en la entrada de mi intimidad, solté un leve gemido y mis manos comenzaron a acariciar todo su torso desnudo tratando de memorizar cada centímetro de este, cuando estaba a punto de bajarse los pantalones, alguien abrió la puerta principal y en un acto rápido Eddie me abrazó para que nadie me viera desnuda.

— Eddie ya llegu.... ¡Por Dios, chicos! — era el tío de Eddie que cerró rápidamente la puerta principal con él afuera de la casa para darnos tiempo de reincorporarnos.

— ¡Carajo, tío! — susurró Eddie bastante avergonzado.

¡Maldita sea!. Tomé la ropa que Eddie me había quitado hace unos instantes y me fui corriendo a su habitación para poder cambiarme de ropa, mi rostro estaba totalmente rojo, y mis manos temblaban al igual que mis piernas, mi corazón estaba apunto de estallar, quería que me tragara la tierra de tanta vergüenza que tenía encima, aún así podía escuchar la pequeña conversación que Eddie sostenía con su tío.

— Pensé que llegarías más tarde — dijo Eddie.

— Me dejaron salir antes — respondió su tío con un tono de voz bastante serio.

Después de eso, escuché las pisadas de alguien acercarse a la habitación, Eddie entró rápido a la habitación para cambiarse de ropa. Una vez que terminamos de alistarnos, ambos salimos demasiado avergonzados, con la mirada baja, estaba dispuesta a recibir un regaño de parte del tío de Eddie por no respetar su casa. Sin embargo, él solo nos miraba con sus brazos cruzados.

— Eddie, ayer te di una indicación, de llevar a Sky temprano a su casa — la voz autoritaria del tío de Eddie comenzaba a ponerme muy nerviosa.

— F-fue mi culpa... Y-yo lo siento — comenté casi tartamudeando de lo nerviosa que estaba.

— No quieras cubrirlo, sé exactamente lo que este muchacho hizo, por favor Eddie, llévala a casa y cuando regreses vamos a hablar muy seriamente — fue lo último que dijo.

Caminé hacía la puerta principal con la mirada baja, no podía con la vergüenza que llevaba encima. Durante el camino a mi casa no articule ni una sola palabra y Eddie tampoco me decía nada, creo que ambos estábamos demasiado avergonzados como para hablar del asunto.

— Llegamos — dijo estacionándose frente a mi casa.

— Gracias por traerme a casa — le agradecí y antes de salir de su auto me tomó de la mano.

— No te preocupes por esto, yo seré el que va a recibir una larga plática incómoda — suspiró con gracia tratando de hacerme sentir un poco más tranquila.

— ¡Por Dios, Eddie!, ¿Ahora con qué cara voy a ver a tu tío? — dejé salir todo el nudo que tenía en la garganta, dejando caer todo el peso de mi cuerpo sobre el asiento.

— Te recuerdo que tú no vives bajo el mismo techo que él, durante algunos días, esto será un poco incómodo — respondió.

— Lo siento, Eddie — me reincorporé sobre el asiento y me acerqué a él para darle un beso en sus labios y él me tomó del cuello para profundizarlo.

— ¿Tienes algún lapicero? — dije separándome del beso, esperando una respuesta.

— Si, en la guantera hay uno — respondió señalando la guantera con su dedo índice.

Abrí la guantera, comencé a buscar el lapicero y lo tomé entre mis dedos una vez que lo encontré, tomé la mano de Eddie para comenzar a escribirle mi número de teléfono. Hace tiempo que nos hicimos más cercanos pero no había tenido la oportunidad de darle el número telefónico de mi casa, solo por si necesitaba algo o para alguna emergencia. Eddie se dio cuenta de lo que estaba escribiendo en su mano y una vez que terminé, me quitó el lapicero para hacer exactamente lo mismo sobre la mía.

— Cualquier cosa, llámame princesa — dijo volviendo a estampar nuestros labios.

— Nos vemos mañana, Eddie — sonreí.

— Te veo mañana, pequeña — sonrió.

Salí de su auto cerrando la puerta detrás de mí y nos hicimos una señal de adiós, vi su auto desaparecer después de pasar unas cuantas casas, tenía una amplia sonrisa en mi rostro y en cuanto crucé la entrada principal de mi casa, tenía la sensación de que algo estaba mal.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora