Capítulo 80

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Eddie

Nunca he tenido alguna cita oficial con Sky, así que he pensado en hacerle algo especial este día, invitarla a cenar en un lugar privado, solo ella y yo, mi casa no era un gran lugar para eso, no es para nada romántico, ella merece algo más, estuve visitando varios restaurantes todo el día, pero ninguno se acerca a lo que quiero hacerle... Recordé que el padre de Jeff tenía un pequeño restaurante en un buen lugar, insistí en que me lo rentara por algún par de horas pero dado a que era un gran amigo de su hijo, me hizo el favor para que pudiera usarlo las horas que yo quisiera y hacerle las decoraciones que me agradara. Lo mejor de todo era el jardín, sé lo mucho que a ella le gusta la naturaleza, siempre que manejo, se la pasa admirando los paisajes y no la culpo por eso, sinceramente a mí también me agrada.

Le dije que más tarde la vería en clases, pero le mentí, quería que este día fuera realmente especial, después de que me eligió, me sentía en las nubes, estaba completamente enamorado de ella, cada vez que la veía sentía cosquilleos en mi estómago, me sentía feliz e invencible, jamás pensé en volverme a enamorar de nuevo, después de lo de Lizzy, me cerré tanto a las posibilidades de lo que llaman "amor", solo para no salir lastimado nuevamente, trataba un poco mal y hablaba sarcásticamente con las personas, solo para que se mantuvieran alejados de mi, pero ella poco a poco me fue rompiendo ese caparazón que quería mantener, aún sigo teniendo miedo de salir herido, pero, eso es parte de querer a alguien, ¿No?.

La estaba esperando afuera de su casa, no quise volver a cometer el mismo error de ir directo a su ventana y encontrarme con Henry. Me sentía nervioso, mis manos temblaban, era la primera vez que venía a llamar a la puerta de su casa, llevaba cargando en mis manos una linda maceta de cerámica y en una bolsa de mis pantalones llevaba una semilla, quería traerle tulipanes azules, sé cuanto le gustan, pero a pesar de eso, quería regalarle algo más auténtico, sé que tal vez ahora se vea pura tierra, pero, necesito decirle algo antes de entregarle esto. Presioné el timbre de su casa, y respiré profundamente para tranquilizarme, algunos segundos pasaron y una señora de estatura mediana, con un vestido llamativo y elegante, con buen porte me recibió, ella debe de ser su madre, se parece tanto a ella...

— Buenas tardes, me llamo Edward, ¿Está su hija? — hablé nervioso.

— Buenas tardes jovencito, eres muy educado, ¿A cuál de mis dos hijas buscas? — la voz de esa señora tenía presencia, su perfume llegaba hasta donde yo me encontraba y debo admitir que me estaba mareando un poco, era demasiado fuerte.

— Perdón, estoy buscando a Sky — respondí tímidamente.

— ¿Están haciendo algún tipo de proyecto? — preguntó mirando la maceta llena de tierra.

— Algo así — sonreí.

— Bien pasa, voy a llamarla — su madre se hizo a un lado para que yo pudiera entrar a la casa.

Mis piernas apenas me respondían, era la primera vez que mantenía algún tipo de conversación con alguno de sus padres, ellos normalmente nunca están en casa, caminé un poco torpe por todo el pasillo para llegar a la sala principal.

— Bien, toma asiento, le iré a decir que estás aquí — dijo amablemente mientras subía con elegancia las escaleras.

Tomé asiento sobre el sofá y la maceta quedó sobre mis piernas, mi corazón latía muy rápido, por un momento pensé que saldría de mi pecho, la punta de mi pie derecho se movía por si solo, estiré mi brazo a mi dirección para ver la hora, marcaban las 7:00, dí un gran suspiro y cuando pensé que no podía estar más nervioso, apareció su padre.

— Buenas tardes jovencito, ¿Tú eres? — preguntó su padre, tenía aún más porte, más elegancia, me encogí de hombros, me sentía inferior de alguna manera.

— S-soy Edward, mucho gusto, señor Cunningham — dije levantándome al instante para tenderle mi mano.

— Mucho gusto, ¿Vienes a ver a Chrissy? — estrechó con mucha fuerza mi mano, tenía seguridad en si mismo, lo que yo carecía en este preciso momento.

— En realidad viene a verme a mi, ¿Cierto, Edd? — la hermosa voz de Sky resonó por todo la habitación, tenía una amplia sonrisa en su rostro, sus ojos brillaban más que nunca, estaba verdaderamente preciosa.

Llevaba puesta una falda de tela vaporosa en color blanca, una blusa de color rosa pastel y sobre sus hombros un suéter de color azul, unos lindos botines de color negro, y su cabello suelto, realmente parecía un ángel.

Sky

Estaba en la cima de las escaleras, podía ver con claridad todo lo que sucedía allá abajo, Eddie vestía unos pantalones de mezclilla en tono azul claro muy ajustado a sus piernas, un suéter color negro de cuello alto, con ese suéter sus brazos se veían tonificados y eso que no hace nada de deporte, su cabello iba recogido en un chongo y algunos cuantos rizos sueltos, sobre su cabeza traía unas gafas de sol, y alrededor de su cuello una cadena de oro, se veía demasiado atractivo, jamás lo había visto vestir de esa manera, le sienta bien ese estilo y ahora entiendo el porque mi madre no cuestionó mi amistad con él, incluso dijo que era "muy guapo". Si él hubiera venido vestido como siempre estoy casi segura que mi madre lo correría.

Podía notar lo nervioso que estaba por su postura, la presencia de mi padre era muy fuerte para él, sus piernas temblaban como gelatinas al igual que sus manos, algunas pequeñas gotas de sudor recorrían por sus mejillas, tenía que ayudarlo de alguna manera antes de que suceda algo vergonzoso.

— ¿Ya no sales con Steve? — mi padre me preguntó al verme bajar las escaleras para dirigirme a Eddie.

— No, ahora salgo con Eddie — dije con voz firme mientras me ponía a un lado suyo y él se sonrojo, no sabía que decir, aunque estaba mintiendo, oficialmente no había terminado con Steve, pero pronto lo haré...

— No quiero problemas, Sky — mi padre nos advirtió mirándonos a ambos.

— Yo la voy a cuidar y respetar, por favor, déjeme salir con su hija — dijo de golpe con su voz nerviosa e inclinando su cuerpo en forma de reverencia.

— Bueno, al menos tienes los pantalones suficientes para venir a pedirme permiso, cosa que Steve nunca hizo — mi padre afirmó cruzando sus brazos.

— ¿Qué se supone que es lo que tienes en las manos? — me dirigí a Eddie y él poco a poco fue reincorporándose.

— Oh, es un regalo para ti, Sky, pensé en traerte tulipanes azules, pero, dije: "Los tulipanes tarde o temprano se terminarán marchitando, pero las plantas crecen y se mantienen fuertes si se les cuida, así como nuestro amor" — respondió con tanta dulzura, que me conmovió por completo.

Sin importar que mi padre estuviera observándonos, le abracé muy fuerte, obviamente él no quiso corresponderme por respeto hacía mi padre, era lo más lindo que alguien me haya dicho, y lo más hermoso que he escuchado, sentí un pinchazo de alegría en el corazón, quiero estar con él por siempre, me hace tan feliz... Mi padre se aclaró la garganta.

— Bien, eso fue demasiado cursi, tienes mi permiso para salir con mi hija solo por eso, pero ten cuidado con hacerle daño — le advirtió mi padre.

— No se preocupe, la cuidaré como si mi vida dependiera de ello — respondió.

— Oh, es tan dulce, ojalá Ryan me hubiera dicho esas palabras cuando éramos más jóvenes — mi madre decía poniendo su mano sobre el hombro de mi padre.

— Bueno, nosotros ya nos vamos — dije tomando aquella maceta de cerámica y entregándosela a mi padre para después tomar la mano de Eddie y poder salir de ahí, no quería que esto se volviera incómodo para él.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora