Capítulo 61

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Sky

Después de que el Señor Munson se fuera a trabajar, Eddie y yo fuimos directo a su habitación, quería que escuchara algunas cintas de música que a él le gustaban, realmente aprecio mucho que me muestre todo lo que a él le encanta. Tomé asiento sobre su cama, él me dio su walkman y dentro de este puso una cinta de música, conecté los audífonos y me los puse para empezar a reproducir aquella canción, pero, no era una canción de algún grupo que a Eddie le gustaba, sino que era una grabación de él, la primera canción era la de "Paranoid" de Black Sabbath, la primera que cantó cuando Steve me llevó al escondite...

— Pensé que me reproducirías alguna de tus canciones favoritas, esta canción fue la primera que te escuché cantar — sonreía mientras le comentaba.

— Si, y aún hay más — sonrió.

La siguiente canción fue "Sex on Fire" de Kings of Leon, y mi favorita... Aún mantengo el recuerdo de aquella noche... Una sonrisa se dibujó en mi rostro al escucharla de nuevo, la última canción fue "Posion" de Alice Cooper, aquella vez que lo escuché cantar en el bar, me daban algunas vibras de que estaba un poco celoso, pero nunca me atreví a preguntarle.

— ¿Puedo quedarme con esta cinta? — pregunté deslizando los audífonos hasta mi cuello.

— Claro, la hice para ti — respondió.

— Lamento no haber ido esta semana al escondite para escucharte tocar y cantar — comenté cabizbaja.

— Lo entiendo, princesa, estabas castigada — decía mientras tomaba asiento a un lado mío.

— ¿Me enseñarías a tocar la guitarra? — pregunté mientras mis ojos se mantenían fijos en aquel instrumento musical que colgaba de la pared a un lado de su espejo.

— Si, pero con esa guitarra no, nadie la toca, a excepción mía — respondió amablemente.

Bajé mi mirada haciendo un par de pucheros, me gustaría tocarla, pero, seguro que para él es algo sagrado y no cualquiera puede tocarla.

— No me hagas esa carita — dijo poniendo su mano sobre mi mentón obligándome a mirarlo.

— Por favor... — dije de nuevo haciendo pucheros y ojos de cachorro triste.

— Te dejaré tocarla cuando estés lista, además no podemos hacer mucho ruido, los vecinos vendrían a llamar a la puerta bastante molestos, pero, tengo una guitarra acústica, esa si te dejaré tocarla y te enseñaré — comentó Eddie dirigiéndose a su armario para sacar una vieja guitarra con una ligera capa de polvo, se notaba que aquella guitarra había quedado en el olvido.

Eddie tomó asiento a un lado mío y con un pañuelo limpió aquél polvo que la cubría, después trató de afinar las cuerdas. Me parecía realmente lindo haciendo todo eso, como todo un musico profesional.

— Bien, siéntate aquí, te voy a enseñar — dijo abriendo ligeramente sus piernas para que pudiera sentarme en medio de ellas y haciendo a un lado la guitarra.

Obedecí aquella petición, me senté en medio de sus piernas y puso la guitarra sobre mi regazo, me acomodó ligeramente las manos en las cuerdas, recuerdo que mi abuelo tenía una guitarra como esta, y en algunas ocasiones me dejaba tocarla. Eddie puso su barbilla sobre mi hombro, podía escuchar y sentir su respiración cerca de mi oído y su exhalación cálida sobre mi cuello, toqué el primer acorde pero salió bastante mal.

— Despacio, nena, tócala con cuidado — susurró en mi oído con una voz algo ronca, mi cuerpo se estremeció, no sabría decir si me estaba hablando en doble sentido.

Sus manos se posicionaron sobre las mías y empezó a instruirme para tocarla suavemente, los acordes salían cada vez mejor. Eddie empezó a dejar besos húmedos sobre mi cuello, y luego mordió suavemente el lóbulo de mi oreja, finalmente deslizó sus labios hasta mi hombro izquierdo usando su barbilla para bajar la manga de mi vestido.

— Lo estás haciendo mejor — comentó mientras besaba mi hombro y luego sentí como enterró sus colmillos suavemente en mi piel, solté un gemido ahogado entre dolor y placer al mismo tiempo.

Sus manos se separaron de las mías y se deslizaron por los costados de mis caderas, metiéndolas  por debajo de mi vestido para ir directamente a mi entrepierna, aún seguía un poco cansada por lo de ayer y las cerré de inmediato.

— Eddie... — dije un poco nerviosa.

— Abre las piernas para mi — su voz volvía a ser dominante, mi mente se empezaba a nublar nuevamente por el deseo.

Las abrí ligeramente dándole el acceso que él necesitaba y quería, sus dedos acariciaron suavemente mi sexo por encima de mis bragas, leves gemidos ahogados salieron de mi boca, Eddie quitó la guitarra de mi regazo con su mano libre, el asalto con sus dedos continuaba en mi zona íntima, cada vez más rápido.

— Eddie, no — dije levantándome abruptamente.

— ¿Qué pasa?, ¿Tienes miedo de quedar adolorida? — dijo entre pequeñas risas, sus ojos estaban dilatados y su mirada estaba llena de deseo.

Siempre que estábamos solos terminamos haciendo algo así, no me disgustaba, pero, me sentía un poco arisca... O tal vez era como él decía, mis padres llegaban mañana de su viaje y no quiero que me vean caminar extraño o algo por el estilo.

— Mejor, hagamos otra cosa — dije desviando mi mirada.

— Bien, tomemos un par de fotos con tu nueva cámara — sonrió.

Asentí con la cabeza, él se levantó de la cama y fue hasta la sala para traer aquella cámara Polaroid.

— Bien, primero tú, ponte sobre mi cama, te tomaré un par de fotos lindas — decía Eddie poniéndose la correa de la cámara al rededor de su cuello y posicionando sus manos sobre la cámara.

Obedecí inmediatamente, me senté sobre su cama, acomodé mi lindo vestido y sonreí para la primera foto, aunque parecía que le estaba costando un poco o más bien nunca puso atención al señor Newby.

— Con el botón rojo capturas la imagen — comenté con un tono burlón.

— Ah, gracias — respondió riendo.

Apretó el botón e instantáneamente salió la primera foto, Eddie la tomó y agito un poco para verla, por la sonrisa en su rostro debió haber sido una buena foto, en la segunda tomé la guitarra poniéndola sobre mi regazo simulando como si estuviera tocándola. Mi mente volvió a aquella escena que tuve con él hace unos segundos atrás, mi interior volvió a arder, tal vez debería darle algo más provocativo. Dejé a un lado la guitarra, volví a acomodar mi vestido pero esta vez lo subí un poco más, abrí ligeramente mis piernas mostrándole parte de mis bragas y me acomodé el escote para pronunciar más mis senos.

Podía ver como Eddie empezaba a tener una erección, debería darle algo más caliente, traté de posar bajándome la manga del vestido, Eddie no me decía nada, solo sacaba fotos, supongo que quiere ver hasta donde era capaz de llegar, traté de bajarme la cremallera del vestido pero mis manos no alcanzaban.

— Déjame ayudarte con eso — Eddie por fin habló acercándose para bajarme la cremallera.

— Gracias — agradecí de manera coqueta.

Sus manos temblaban, sabía que lo estaba volviendo loco y eso me gustaba más que nada, volvió a posicionarse frente a mi, y yo me quité por completo el vestido dejándolo en cualquier parte de su habitación, quedándome únicamente con la lencería blanca que había comprado anteriormente solo para que él me la viera puesta.

— Bien, nena, ahora dame la pose más sensual que tengas — dijo sonriendo con picardía.

Al principio las poses fueron un poco inocentes pero poco a poco fueron más calientes, podía ver como él tragaba saliva y moría de ganas por arrancarme la lencería, su bulto era más pronunciado y necesitaba salir. Le voy a facilitar las cosas, me quité el sostén y cubrí mis senos con ambas manos, la última pose que hice fue dándole la espalda, mi cabello estaba a un solo lado y todo al frente mío para que pudiera tomar foto de mi espalda desnuda. Deje de escuchar el sonido de la cámara, y al girarme vi a Eddie detrás mío con un semblante mas dominante.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora