Amor Cristalino

Capítulo 40

Sky

Después de que Eddie estuviera dándose miradas amenazadoras con Steve, comenzó a caminar conmigo en sus brazos hasta la enfermería. Siento que lo único que le causo son problemas y él siempre está protegiéndome, pero, ¿Por qué?, Ni siquiera somos novios...

Hundí mi rostro sobre la hendidura entre su cuello y hombro.

— Ya casi llegamos a la enfermería, aguanta un poco más — dijo Eddie algo preocupado.

— Está bien — respondí.

Eddie siguió caminando con mucho cuidado. Si por mi fuera me quedaría así todo el día entre sus brazos, su colonia combinada con el olor a tabaco inundaban mis fosas nasales, cerré mis ojos y le dí un pequeño beso en el cuello en forma de agradecimiento, él solo sonrió y entró a la enfermería, me recostó con delicadeza sobre la camilla, comenzó a buscar a la enfermera pero no había nadie.

— ¡Carajo!, ¿Dónde están los adultos cuando se necesitan? — dijo un poco molesto.

Rápidamente se acercó al gabinete donde se encontraban los vendajes, ungüentos y algunas medicinas, también había un pequeño refrigerador al lado donde normalmente guardaban hielo para algunas lesiones en clase de deportes o algunos partidos. Sacó una bolsa llena de pequeños cubitos de hielo, buscó un trapo y se acercó a la camilla para sentarse a mi lado.

— Voy a quitarte el zapato con mucho cuidado, dime si te duele para detenerme — dijo quitándome el zapato y la calceta con delicadeza.

— Creo que tuve un déjà vu — dije mirando a Eddie y él solo sonrió, había entendido por completo lo que quería decirle.

— Deja de pensar en eso, pequeña traviesa — dijo sonriendo de oreja a oreja sin despegar su vista de mi tobillo.

Cubrió los hielos con el trapo y los puso sobre mi tobillo para que bajara la desinflamación del golpe, el silencio inundó la habitación pero para nada era incómodo, me sentía tranquila, segura, él siempre había sido como un refugio para mí en estos días. Después de unos minutos, quitó el hielo de mi tobillo, tomó un poco de ungüento y comenzó a masajear suavemente la zona afectada, hice una mueca de dolor y por instinto mi pie dio un movimiento involuntario.

— Lo siento, Cariño, lo haré con más cuidado — dijo Eddie mientras seguía masajeando mi tobillo pero con más suavidad.

El dolor poco a poco comenzaba a desaparecer con cada caricia que él daba, tomó la venda y comenzó a venderme asegurándose de proteger la zona del golpe. Me senté sobre la camilla para quedar al lado de Eddie una vez que acabó de vendar mi tobillo.

— Gracias, Eddie, últimamente siento que solo te causo problemas — dije bajando la mirada.

— No digas eso, mientras me permitas estar a tu lado, te prometo que voy a protegerte y me aseguraré de que nadie te haga daño, pequeña — me dijo poniendo su mano sobre la mía.

Recargue mi cabeza sobre su hombro y él paso su brazo alrededor de los míos para comenzar a masajear mi brazo dándome un beso sobre la cabeza, las palabras que Eddie mencionó fueron las que una vez quise que Steve las dijera y las que había estado esperando escuchar durante mi corta existencia... Por primera vez tuve miedo, miedo de perderlo, de hacerle daño, tenía miedo de enamorarme de él, mis padres no aceptarían esta relación bajo ninguna circunstancia. Él se separó y nuestros ojos se encontraron, poco a poco su rostro se fue acercando al mío, y cuando nuestros labios apenas se iban a tocar, alguien abrió la puerta de golpe e hizo que nos separáramos al instante.

— ¡Sky!, ¿Cómo estás?, Estaba muy preocupada, me fui al baño un momento y pasó todo eso — dijo Robin casi gritando, se acercó lo suficiente a mi para abrazarme y esconder mi rostro sobre su pecho.