Capítulo 31

1.9K 127 58
                                    

✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩

Canción recomendada:

Babydoll // Ari Abdul.

" Oh, padre, perdóname por todos mis pecados. Cuando me encuentro con sus ojos, el diablo gana.

 Cuando me encuentro con sus ojos, el diablo gana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

            ✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩

Sky

Me levanté de mi lugar y Eddie hizo lo mismo, caminó hasta donde me encontraba con pisadas firmes y pesadas, como un depredador acechando a su presa, con un hábil y ágil movimiento en su brazo me tomó de la cintura y me cargó en sus brazos para quedar a su altura, yo rodeé su cintura con mis piernas, puse mis manos sobre sus mejillas y comenzamos a besarnos desesperadamente, su lengua entró en mi boca para buscar la mía, comenzamos a jugar con nuestras lenguas, frotándolas y entrelazándolas, al separarnos dejamos un ligero hilo de saliva entre nuestros labios.

Me llevó hasta su habitación y me dejó sobre la cama con mucho cuidado. Comenzó a quitarse la playera dejándome ver de nuevo esos hermosos tatuajes que lo caracterizaban, mi vista se fué directo hasta su abdomen, el cuerpo de Eddie realmente era muy ardiente, desabrochó su cinturón y luego se acercó a mi, poniendo sus manos sobre la cama a los costados de mi cuerpo para sostenerse y poder besarme, lo tomé de su cuello y con un solo movimiento cambiamos de lugares, ahora yo estaba encima de él.

Me senté sobre él y pude apreciar su torso desnudo, mis manos se deslizaron desde su pecho hasta su abdomen, acerqué mis labios a su pecho y comencé a dejarle un camino de besos húmedos a lo largo de su torso, cada vez me sentía más una sinvergüenza, pero con un cuerpo como el de Eddie, era fácil perder la cabeza, volví a besarle en los labios.

— Quiero mostrarte algo — dije entre los pequeños besos que nos dábamos.

— Muéstrame, nena — acarició mi mejilla antes de separarme de él.

Me levanté de la cama y él se sentó, primero me quité las botas que traía puestas, luego desabroché mi falda y está se deslizó por todo el largo de mis piernas dejando ver parte de la lencería de encaje negra que compré especialmente para él, ví como tragaba saliva y acariciaba su barbilla, antes de desabrochar mi blusa, se levantó y me detuvo de las manos.

— Déjame hacerlo a mi — dijo con una voz dominante mirando los botones de mi blusa, mis ojos solo miraban sus fuertes y varoniles manos desabrochar los botones.

Estábamos tan cerca el uno del otro que podía sentir el aire caliente de su respiración, cada vez que desabrochaba un botón, lo hacía de manera lenta probando mi paciencia. Justo cuando desabrochó el último botón, puso sus manos sobre mis hombros y deslizó suavemente la blusa que aún los cubría, mi blusa cayó al suelo y quedé totalmente en ropa interior.

— ¡Por Dios!, Te ves tan ardiente con esa lencería — se acercó a mi oído para susurrarme con su voz bastante ronca y aprovechó para morder sutilmente mi oreja.

Tomó mi cintura para acercarme a él y con una de sus manos soltó el listón de mi cabello, sus labios bajaron hasta mi cuello donde pasó su cálida y húmeda lengua, como si estuviera marcando territorio, puse mis manos sobre sus hombros empujándolo suavemente hacía la cama para hacer que se volviera a sentar sobre ella, me monté sobre sus piernas y empezó a acariciar todo mi cuerpo.

— Tenía tantas ganas de que llegara este momento — murmuró.

Sus labios volvieron a encontrarse con los míos y empecé a mover suavemente mis caderas frotando nuestros sexos, poco a poco comencé a sentir su bulto en sus pantalones, sus manos subieron hasta el broche de mi sostén y lo desabrochó dejando al descubierto mis senos, comenzó a masajearlos lentamente y en repetidas ocasiones pellizcaba mis pezones, haciendo que soltara un gemido ahogado.

— Esos dulces sonidos que salen de tu boca son los que me hacen querer perder el control — dijo llevando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.

Me levantó de sus piernas y me acostó sobre la cama, traté de quitarme las bragas y cuando estaban a la altura de mis rodillas, Eddie se acercó y con sus dientes la mordió comenzando a quitármelas por completo, las dejó caer un lado de la cama y comenzó a quitarse el resto de su ropa, después él se acercó a su mesa de noche, abrió su cajón sacando un pequeño empaque plateado.

— Hoy no seré tan imprudente como la vez pasada — decía abriendo el empaque con las yemas de sus dedos.

— ¿Puedo hacerlo? — dije un poco nerviosa.

— Seguro — respondió con una sonrisa pícara.

Me levanté y fui gateando hasta la orilla de la cama, me senté sobre mis piernas y tomé el condón entre mis manos, lo puse en la punta de su miembro y con ambas manos lo deslicé por todo el largo de su falo, Eddie soltó un gruñido lleno de placer, parecía que ya estaba impaciente.

Cuando terminé de ponerlo Eddie me empujó con suavidad a la cama, él seguía cerca de la orilla de la cama y con un fuerte agarre en mis piernas tiró de ellas para atraerme hacía él, empezó frotando todo su falo por la ranura de mi sexo y luego comenzó a meterlo suavemente, no pude evitar soltar un gran gemido al sentir como nos estábamos uniendo nuevamente.

Sus movimientos no eran como la primera vez, eran un poco más rápidos y fuertes, estaba desesperado y ansioso, sus embestidas eran cada vez más fuertes y me estaba volviendo loca, si seguía de esa manera no iba a aguantar mucho tiempo, pronto la habitación se llenó de gemidos y jadeos, puso mis piernas sobre sus hombros y con ellas se apoyaba para poder meter todo su miembro más profundo.

— Se siente jodidamente bien estar dentro de ti, cariño — decía mientras inclinaba su cabeza hacía atrás disfrutando por completo la conexión de nuestros sexos.

— Eddie, si sigues con ese ritmo no voy a aguantar mucho tiempo — dije entre pequeños jadeos.

— Ese es el objetivo, esta noche te haré llegar al cielo — dijo dándome una fuerte embestida.

— ¡Ah, Eddie! — grité de placer aferrándome a las sábanas.

Sacó su miembro completamente de mi e hizo darme vuelta para que quedara boca abajo, Eddie estaba arrodillado sobre la cama y se acercó a mi apoyando sus manos sobre la cama a los costados de mi cabeza para darme suaves besos en la espalda, de repente sentí como nuevamente volvía a entrar en mi con penetraciones más suaves, sentí un pequeño escalofrío cuando su lengua lamía parte de mi espalda.

Sus embestidas volvieron a ser fuertes, traté de girar mi cabeza hacia atrás y me encontré con los labios de Eddie que se fundieron con los míos en un lascivo beso, justo en ese momento dio una gran embestida que me hizo llegar al orgasmo, apreté muy fuerte mis ojos, gimiendo durante el beso y Eddie se separó de mis labios.

— ¡Ah, mierda!, me estás apretando bastante — dio un gran gruñido haciéndome saber que también estaba corriendose.

Apoyó su cuerpo junto al mío, podía sentir sus pectorales sobre mi espalda, puso sus manos encima de las mías y ambos nos aferramos a las sábanas mientras terminamos de sentir el orgasmo, su respiración caliente estaba uniéndose con la mía.

— ¿Ya no estás molesta? — dijo con la respiración entrecortada soltando una pequeña risa.

— Cállate, Eddie — sonreí.

Eddie se levantó de la cama para ir directo al baño, yo me giré sobre la cama para mirar el techo y recobrar el aire que había perdido, después de unos segundos él volvió y se acostó al lado mío.

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora