Capítulo 86

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Sky

Decidimos tomar un taxi, Eddie se sentía cansado como para manejar de nuevo, sinceramente no ha dormido nada, está emocionado, nervioso y muy ansioso, ¿Quién no lo estaría?, Ir a un concierto lleno de tus bandas favoritas no siempre se puede, ya sea por contratiempos o entre otras cosas. Ahora me queda claro que el dinero si trae la felicidad, siempre y cuando puedas tener a una persona con quién compartirlo.

Cuando llegamos, el lugar estaba bastante enorme y lleno de gente, todos iban con sus playeras de su banda favorita, Eddie estaba más que fascinado, su rostro no mentía, sus expresiones faciales eran fáciles de descifrar en este preciso momento, le tomé de la mano, no quería perderme entre la multitud, nunca había venido a un concierto, mucho menos de este género de música, era algo nuevo para mi, pero de algo estoy segura y es que lo voy a disfrutar al máximo.

El cronograma era el siguiente:

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Megadeth:

Peace Sells.

• Wake up dead.

• Good mourning / black friday.

Black Sabbath:

• N.I.B.

• Paranoid.

• War pigs.

AC/DC:

• Highway to hell.

• Back in black.

• Hells Bells.

Metallica:

• Battery.

• Welcome Home.

• Master of puppets.

╰──━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━──╯

La música hacía retumbar todo el lugar, las personas estaban eufóricas, gritaban, cantaban, hacían señas y otras jugaban con su larga cabellera, Eddie lo estaba disfrutando, sus ojos brillaban más que nunca, llenos de felicidad, saltaba, podía escuchar su hermosa voz ronca cantando, me alegra poder haberlo traído a este evento, parece el chico más feliz de todo el mundo y eso me causaba un pinchazo de felicidad en mi corazón.

Eddie

Todo parecía un sueño, un jodido y hermoso sueño del que no quiero despertar, tenía a la chica más hermosa del mundo a mi lado, mis cumpleaños siempre fueron decepcionantes, los odiaba desde el fondo de mi corazón, pero hoy... Hoy ha sido el mejor que he tenido, se sentía tan bien estar cantando a todo pulmón y ver tocar en vivo a mis bandas favoritas.

— ¡ESTE HA SIDO EL MEJOR CUMPLEAÑOS DE TODOS! — grité eufórico mientras tomaba de la cintura a Sky para cargarla y darle vueltas sobre mi propio eje.

Ella me tomó de las mejillas y terminamos fundiendo nuestros labios en un beso más que romántico, la gente de al lado no paraba de gritarnos y hacernos burlas de manera positiva por nuestra muestra de afecto frente a todos, aquí no había máscaras, no teníamos porque fingir algo, no había secretos, podía abrazarla, besarla, mirarla, acariciarla cuantas veces quisiera frente a un público enorme y nada me hacía más feliz que eso. Aún anhelo el día en que podamos entrar tomados de la mano por la puerta principal de la escuela, con la cabeza en alto, presumiendo lo maravillosa, lo hermosa y perfecta que ella es.

"Te quiero, Sky, te quiero tanto que no hay algo que no pudiera hacer por ti, te quiero dar el mundo entero, te quiero dar la mejor versión de mi."

Todo pasó tan rápido, ambos habíamos terminado afónicos, nos costaba pronunciar las palabras, pero solo con un par de gestos sabíamos lo que queríamos decirnos, hasta ese nivel de relación habíamos llegado. Estábamos totalmente agotados, pero por suerte ya estábamos en su casa, en la habitación, sobre la cama, ni siquiera me quité la ropa, solo terminé rendido sobre aquel suave colchón, envuelto entre las sábanas de seda, mi cuerpo pesaba como si un camión me hubiera arrollado, mis ojos se cerraban y me dejé llevar, terminé profundamente dormido.

Sky

A la mañana siguiente los rayos del sol que entraban a través de la ventana de la habitación me obligaron a abrir los ojos, me levanté de la cama y estiré mis brazos, me acerqué a la ventana para mirar el horizonte, el día estaba bastante soleado, no había ni una sola nube. A lo lejos las olas del mar se podían apreciar mojando la arena, chocando y rompiéndose entre algunas rocas. Sentí los brazos de Eddie rodeando mi cintura, plantó un dulce beso en mi cuello y dejó reposar su barbilla sobre mi hombro.

— Buenos días, cariño — su voz estaba ronca y muy quebrada.

— Buenos días, cielo, ¿Quieres ir a nadar al mar?, El día está precioso — respondí dulcemente, poniendo mis brazos sobre los suyos disfrutando totalmente de su presencia, suavemente comenzamos a menearnos, formando un momento tierno.

— Me encantaría, pero primero me gustaría darme una ducha — respondió dándome un beso en la mejilla para después separarse de mi e irse al baño.

Debería acompañarlo y ayudarle a tallarse la espalda, entré al baño, comencé a quitarme una por una cada prenda que cubría mi cuerpo, deslicé sin hacer mucho ruido la puerta corrediza, cuando entré con él a la ducha una nube de vapor me recibió, Eddie estaba de espaldas por lo que me deleite con la anchura de su magnífica espalda, mordí sutilmente mi labio inferior, el ruido del agua al caer y la concentración que tenía para bañarse hicieron que no se diera cuenta que había entrado a la ducha con él.

— ¿Te importa si me uno?, No puedo separarme mucho tiempo de ti — dije suavemente con un leve sonrojo en mis mejillas.

— Me alegro que no puedas hacerlo — dijo dando media vuelta para verme mejor, me miró de pies a cabeza, me regaló una mirada llena de deseo y una sonrisa que hizo vibrar todo mi cuerpo.

Acarició con delicadeza y dulzura mi rostro, puso una de sus manos en mi cadera para acercarme a él, me rodeó con sus brazos para abrazarme de manera suave y relajante, permanecimos así por unos minutos más, mientras el agua caía sobre nuestros cuerpos, ninguno de los dos quería romper ese precioso e íntimo momento. Estar en sus brazos era mi lugar seguro, nada me hacía más feliz que eso.

— Te voy a bañar — dijo rompiendo el silencio.

Eddie tomó la botella del shampoo y vertió un poco sobre su mano, luego frotó ambas manos hasta conseguir una espuma, llevó sus manos hasta mi cabeza metiendo sus dedos entre mi cabello, empezó a masajear suavemente con movimientos circulares, cada uno de esos movimientos conseguía hacer que me olvidara de todo, era tan placentero y relajante que si estuviera tumbada en la cama, ya me hubiera quedado dormida en menos de un minuto, después de que cubrió todo mi cabello con shampoo, tomó entre su mano la ducha de mano para lavar los restos de jabón que quedaban en mi cabeza y cuerpo, que lentamente se iban por el desagüe.

— Bien es mi turno, aunque no te garantizo que sea tan bueno como lo que tú me acabas de hacer — dije empezando a hacer lo mismo.

Me costó un poco lavar su cabello, ya que su altura era mucho mayor a la mía, por turnos nos empezamos a bañar mientras intercambiábamos algunos besos, caricias y risas. Ese simple acto, a pesar de ser tierno e inocente también era tremendamente erótico, sentía la humedad entre mis piernas, estaba de espaldas y creo que no era la única que lo pensaba, podía sentir su dureza en medio de mis nalgas.

— ¿Qué tal si te limpio más a fondo? — dijo posando sus manos sobre mi cintura mientras ponía su miembro en mi entrepierna.

— S-si... — pude articular esa palabra con dificultad, el solo frote de nuestros sexos me hacía perder la cabeza, era la gloria.

Por desgracia ese momento no pudo concluir, el sonido del teléfono, nos hizo volver a la realidad y separarnos casi al instante, esa llamada deben de ser de mis padres, para saber si estamos bien... 

Amor CristalinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora