8. La Inscripción en el Muro.

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Capítulo 8, La Inscripción en el Muro.

Anteriormente:

"LA CAMARA DE LOS SECRETOS HA SIDO ABIERTA.
ENEMIGOS DEL HEREDERO, TEMED."

En la actualidad:

Pov's Ivy:

-Filch- ¿Qué pasa aquí? ¿Qué pasa? -Atraído sin duda por el grito de Malfoy, Filch se abría paso a empujones. Vio a la Señora Norris y se echó atrás, llevándose horrorizado las manos a la cara.- ¡Mi gata! ¡Mi gata! ¿Qué le ha pasado a la Señora Norris? -Chilló. Con los ojos fuera de las órbitas, se fijó en Harry.- ¡Tú! ¡Tú! ¡Tú has matado a mi gata! ¡Tú la has matado! ¡Y yo te mataré a ti! ¡Te...!

Hermione tiró un poco de la manga de Harry para que se acercara más a nosotros. 

-Dumbledore- ¡Argus!

Había llegado Dumbledore, seguido de otros profesores. En unos segundos, pasó por delante de nosotros y sacó a la Señora Norris de la argolla.

-Dumbledore- Ven conmigo, Argus. Vosotros también, Potter, Weasley, Granger y Hunter.

Lockhart se adelantó algo asustado.

-Lockhart- Mi despacho es el más próximo, director, nada más subir las escaleras. Puede disponer de él.

- Oh genial. -Susurré con sarcasmo, Hermione me dio un codazo.- Auh. 

-Dumbledore- Gracias, Gilderoy.

La silenciosa multitud se apartó para dejarnos paso. Lockhart, nervioso y dándose importancia, siguió a Dumbledore a paso rápido; lo mismo hicieron la profesora McGonagall y el profesor Snape.

{...}

Cuando entraron en el oscuro despacho de Lockhart, hubo gran revuelo en las paredes; Harry se dio cuenta de que algunas de las fotos de Lockhart se escondían de la vista, porque llevaban los rulos puestos, y me dio un pequeño codazo para que las viera, ambos nos miramos, no era momento para risas. El Lockhart de carne y hueso encendió las velas de su mesa y se apartó. Dumbledore dejó a la Señora Norris sobre la pulida superficie y se puso a examinarla. Nos pusimos a intercambiar tensas miradas y, echando una ojeada a los demás, nos sentaron fuera de la zona iluminada por las velas.

Dumbledore acercó la punta de su nariz larga y ganchuda a una distancia de apenas dos centímetros de la piel de la Señora Norris. Examinó el cuerpo de cerca con sus lentes de media luna, dándole golpecitos y reconociéndolo con sus largos dedos. La profesora McGonagall estaba casi tan inclinada como él, con los ojos entornados. Snape estaba muy cerca detrás de ellos, con una expresión peculiar, como si estuviera haciendo grandes esfuerzos para no sonreír. Y Lockhart rondaba alrededor del grupo, haciendo sugerencias.

-Lockhart- Puede concluirse que fue un hechizo lo que le produjo la muerte..., quizá la Tortura Metamórfica. He visto muchas veces sus efectos. Es una pena que no me encontrara allí, porque conozco el contra-hechizo que la habría salvado.

- Seguro. -Susurré con molestia.-

McGonagall me dirigió una mirada y yo me puse a observar las paredes como si fueran lo más interesante en la sala. Los sollozos sin lágrimas, convulsivos, de Filch acompañaban los comentarios de Lockhart. El conserje se desplomó en una silla junto a la mesa, con la cara entre las manos, incapaz de dirigir la vista a la Señora Norris. 

Esa gata era insoportable, pero ver a Filch en ese estado nos inquietaba un poco. Si Dumbledore creía a Filch, nos expulsarían sin ninguna duda. Dumbledore murmuraba ahora extrañas palabras en voz casi inaudible. Golpeó a la Señora Norris con su varita, pero no sucedió nada; parecía como si acabara de ser disecada.

Hogwarts no se espera lo que está por llegar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora