Capítulo 7, El Boggart del Armario.
Anteriormente:
"Todos empezaron a discutir, miré unas mesas más allá y vi a Zabini mirándome, en la misma situación que yo. Nos hicimos un par de gestos entendiendo que el contrario estaba en la misma situación ridícula. Luego de unos segundos, aunque habíamos estado conteniéndonos empezamos a reírnos, y creo que nuestros amigos se dieron cuenta. Pero nosotros seguimos riéndonos un buen rato."
En la actualidad:
Pov's Ivy:
El profesor Lupin no estaba en el aula cuando llegamos a nuestra primera clase de DCAO. Todos nos sentamos, sacamos los libros, las plumas y los pergaminos, y estábamos hablando cuando por fin llegó el profesor. Lupin sonrió vagamente y puso su desvencijado maletín en la mesa. Estaba tan desaliñado como siempre, pero parecía más sano que en el tren, como si hubiera tomado unas cuantas comidas abundantes.
-Prof. Lupin- Buenas tardes. ¿Podríais, por favor, meter los libros en la mochila? La lección de hoy será práctica. Sólo necesitaréis las varitas mágicas.
Cambiamos miradas de curiosidad mientras recogíamos los libros. Nunca habíamos tenido una clase práctica de DCAO, a menos que se contara la memorable clase del año anterior, en que el idiota de Lockhart había llevado una jaula con duendecillos y los había soltado en clase.
-Prof. Lupin- Bien. -Nos miró a todos.- Si tenéis la amabilidad de seguirme...
Desconcertados pero con interés, nos pusimos en pie y salimos del aula con el profesor Lupin. Éste nos condujo a lo largo del desierto corredor. Doblamos una esquina. Al primero que vimos fue a Peeves, que flotaba boca abajo en medio del aire y tapaba con chicle el ojo de una cerradura. Peeves no levantó la mirada hasta que el profesor Lupin estuvo a medio metro. Entonces sacudió los pies de dedos retorcidos y se puso a cantar una monótona canción:
-Peeves- Locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin, locatis lunático Lupin...
Aunque casi siempre era desobediente y maleducado, Peeves solía tener algún respeto por los profesores. Todos miramos de inmediato al profesor Lupin para ver cómo se lo tomaría. Ante nuestra sorpresa, el mencionado seguía sonriendo.
-Prof. Lupin- Yo en tu lugar quitaría ese chicle de la cerradura, Peeves. -Dijo amable.- El señor Filch no podrá entrar a por sus escobas.
Filch estaba en guerra permanente con los alumnos y por supuesto con Peeves. Pero Peeves no prestó atención al profesor Lupin, salvo para soltarle una sonora pedorreta. El profesor Lupin suspiró y sacó la varita mágica.
-Prof. Lupin- Es un hechizo útil y sencillo. -Nos dijo.- Por favor, estad atentos.
Alzó la varita a la altura del hombro, dijo ¡"Waddiwasi"! y apuntó a Peeves. Con la fuerza de una bala, el chicle salió disparado del agujero de la cerradura y fue a taponar la fosa nasal izquierda de Peeves; éste ascendió dando vueltas como en un remolino y se alejó como un bólido, zumbando y echando maldiciones.
-Dean- ¡Chachi, profesor!
-Prof. Lupin- Gracias, Dean. -Guardó la varita.- ¿Continuamos?
Nos pusimos otra vez en marcha, el profesor nos condujo por otro corredor y se detuvo en la puerta de la Sala de Profesores.
-Prof. Lupin- Entrad, por favor.
En la Sala de Profesores, no había nadie salvo un profesor. Snape estaba sentado en un sillón bajo y nos observó mientras entrábamos en la sala.
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Hogwarts no se espera lo que está por llegar.
FanfictionUn curso académico en el lugar más seguro del mundo, ¿qué podría salir mal?