20. Priori Incantatem.

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Capítulo 20, Priori Incantatem.

Anteriormente:

"Ethan: "¡Diffindo!"
Me dio de lleno en el estómago, tirándome al césped, lo último que vi antes de caer fue a Ethan correr al bosque siendo perseguido."

En la actualidad:

Pov's Ivy:

Me desperté al escuchar un grito, no sabía si era un sueño o era real, estaba en la enfermería. Me levanté de la cama, enseguida la señora Pomfrey empezó a quejarse, pero no le hice caso. Tenía un sentimiento, un muy mal sentimiento. Salí corriendo de la enfermería y terminé por chocarme con el profesor Snape, con la profesora McGonagall, y Dumbledore.

-Prof. McGonagall- ¡Hunter! ¿Qué haces fuera de la enfermería?

- Ojoloco es el traidor, el mortífago.

-Prof. Snape- Esa acusación es muy grave Hunter.

-Dumbledore- ¿Harry no está en la enfermería?

- No señor.

Sin más preguntas salimos corriendo hacia el despacho de Ojoloco.

{...}

Dumbledore se puso delante de la puerta, todos los profesores insistieron en que me quedara atrás. Hubo un rayo cegador de luz roja y, con gran estruendo, Dumbledore echó la puerta abajo. Ojoloco cayó al suelo de espaldas. Harry estaba allí, con los ojos aún fijos en el lugar en que se había encontrado la cara de Moody, parecía demasiado confundido. En aquel momento, la expresión de Dumbledore era realmente temible.

Entró en el despacho, puso un pie debajo del cuerpo caído de Moody, y le dio la vuelta para verle la cara. El profesor Snape lo seguía, mirando el reflector de enemigos. Dirigió una mirada feroz al despacho. La profesora McGonagall fue directamente hasta Harry.

-Prof. McGonagall- Vamos, Potter, Hunter. Venid conmigo, a la enfermería...

-Dumbledore- No.

-Prof. McGonagall- Tendrían que ir, Dumbledore. Míralos. Ya ha pasado bastante por esta noche...

-Dumbledore- Quiero que se queden, Minerva, porque tienen que comprender. La comprensión es el primer paso para la aceptación, y sólo aceptando pueden recuperarse. Tienen que saber quién los ha lanzado a la terrible experiencia que han padecido esta noche, y por qué lo ha hecho.

-Harry- Moody... ¿Cómo puede haber sido Moody?

-Dumbledore- Éste no es Alastor Moody. -Explicó en voz baja.- Tú no has visto nunca a Alastor Moody. El verdadero Moody no te habría apartado de mi vista después de lo ocurrido esta noche. En cuanto te llevó, lo comprendí... y os seguí.

Dumbledore se inclinó sobre el cuerpo desmayado de Ojoloco y metió una mano en la túnica. Sacó la petaca y un llavero. Entonces se volvió hacia el profesor Snape y la profesora McGonagall.

-Dumbledore- Severus, por favor, ve a buscar la poción de la verdad más fuerte que tengas, y luego baja a las cocinas y trae a una elfina doméstica que se llama Winky. Minerva, sé tan amable de ir a la cabaña de Hagrid, donde encontrarás un perro grande y negro sentado en la huerta de las calabazas. Lleva el perro a mi despacho, dile que no tardaré en ir y luego vuelve aquí.

Si Snape o McGonagall encontraron extrañas aquellas instrucciones, lo disimularon, porque tanto uno como otra se volvieron de inmediato, y salieron del despacho. Dumbledore fue hasta el baúl, metió la primera llave en la cerradura correspondiente, y lo abrió. Contenía una gran cantidad de libros de encantamientos. Dumbledore cerró el baúl, introdujo la segunda llave en la segunda cerradura, y volvió a abrirlo: los libros habían desaparecido, y lo que contenía el baúl era un gran surtido de chivatoscopios rotos, algunos pergaminos y plumas. Dumbledore siguió comprobando la tercera, la cuarta, la quinta y la sexta llaves en sus respectivas cerraduras, y volvía a abrir el baúl para revelar en cada ocasión diferentes contenidos. Luego introdujo la séptima llave, levantó la tapa, y Harry soltó un grito de sorpresa.

Hogwarts no se espera lo que está por llegar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora