12. El Centauro y el Chivatazo.

12 2 8
                                    

Capítulo 12, El Centauro y el Chivatazo.

Anteriormente:

"Dumbledore: Le presento a Firenze. Creo que lo encontrará adecuado."

En la actualidad:

Pov's Ivy:

-Parvati- Supongo que ahora lamentarás haberte dado de baja de Adivinación, ¿verdad, Hermione?

Era la hora del desayuno, dos días después del despido de la profesora Trelawney, y Parvati se estaba rizando las pestañas con la varita y examinaba el resultado en la parte de atrás de una cuchara. Aquella mañana íbamos a tener la primera clase con Firenze.

-Hermione- Pues no, la verdad. -Contestó con indiferencia mientras leía "El Profeta".- Nunca me han gustado los caballos.

-Lavender- ¡No es un caballo, es un centauro!

-Parvati- Un centauro precioso, por cierto.

-Hermione- Ya, pero sigue teniendo cuatro patas. Además, ¿vosotras dos no estabais tan disgustadas porque habían despedido a la profesora Trelawney?

-Lavender- ¡Y lo estamos! Fuimos a verla a su despacho y le llevamos un ramo de narcisos, y no eran de esos que graznan de la profesora Sprout, sino unos muy bonitos.

-Harry- ¿Cómo está?

-Lavender- No muy bien, pobrecilla. Se puso a llorar y dijo que prefería marcharse para siempre del castillo a permanecer bajo el mismo techo que Dolores Umbridge, y no me extraña, porque Umbridge ha sido muy cruel con ella, ¿no os parece?

-Hermione- Tengo la sospecha de que Umbridge no ha hecho más que empezar a ser cruel.

-Ron- Imposible. No puede volverse peor de lo que es.

-Hermione- Ya verás, intentará vengarse de Dumbledore por haber nombrado a un nuevo profesor sin consultarlo con ella.

- Y más aún tratándose de un semi-humano... -Miré mi desayuno con disgusto.- ¿Os fijasteis en la cara que puso al ver a Firenze?

Después de desayunar, Hermione fue a su clase de Aritmancia, y nosotros seguimos a Parvati y Lavender al vestíbulo, pues teníamos clase de Adivinación.

-Ron- ¿No hemos de subir a la torre norte?

Parvati lo miró desdeñosamente por encima del hombro.

-Parvati- ¿Cómo quieres que Firenze suba por esa escalerilla? Ahora las clases de Adivinación se imparten en el aula once. Ayer pusieron una nota en el tablón de anuncios.

El aula once estaba en la planta baja, en el pasillo que salía del vestíbulo, al otro lado del Gran Comedor. Era una de las aulas que no se utilizaban con regularidad, y parecía un trastero o un almacén. Pero al entrar nos encontramos en medio del claro de un bosque.

-Harry- Pero ¿qué...?

El suelo del aula estaba cubierto de musgo y en él crecían árboles; las frondosas ramas se abrían en abanico hacia el techo y las ventanas. Los que ya habían llegado al aula estaban sentados en el suelo, apoyaban la espalda en los troncos de los árboles o en piedras. Todos parecían muy nerviosos. En medio del claro, donde no había árboles, estaba Firenze.

-Firenze- Harry Potter.

-Harry- Ho-hola. -Le estrechó la mano.- Me alegro de verte.

-Firenze- Y yo a ti. Estaba escrito que volveríamos a encontrarnos. -Se giró hacia mi, que tenía los brazos cruzados.- Ivy Hunter, alegra esa cara.

Hogwarts no se espera lo que está por llegar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora