Bajaba hacia la cocina cuando me encuentro a Pedri en la sala de mi casa mirando una foto mía.
Ester—¿Vienes a pelear otra vez?
Pedri—He venido a pedirte perdón. No me tuve que haber puesto así el otro día.
Ester—¿Café?
Pedri—Tus problemas a mi no me sorprenden Ester.
Ester—Mis problemas son lo menos sorprendente de mi, Pedri.
Pedri—Ester, que a mí me la sudan tus problemas y todo lo que te pase, que a mi me apetece estar contigo.
Ester—Pedri, te quiero ¿vale? Pero no se si yo pueda estar contigo, me siento mal conmigo y no quiero, no puedo permitir que esto te afecte.
Pedri—No me va a afectar, porque voy a estar contigo. Dejarte sola nunca fue mi intención, al contrario, quiero darte lo mejor de mi para que no sientas ese vacío que dices que tanto odias. (No me pude resistir y me acerqué a besarle). —¿Entonces eso es un sí?)
Ester—Ahorita quiero que me folles. (El chico me miro pícaro y se volvió a acercar a mi para besarme. Pedri comenzó a quitarme la ropa, pero luego paro). —¿Qué paso?
Pedri—¿Estas segura que en la sala?
Ester—Pues no hay nadie. ¿O quien te abrió?
Pedri—Natasha.
Ester—Bueno me da igual, anda muchas preguntitas. (Le quite la camisa a Pedri y luego nos dirigimos al sillón. Pedri se sentó y me puso arriba de él, rápido quite su pantalón y entré en el. Estábamos teniendo un sexo lento, ambos nos mirábamos a los ojos y nos besábamos sin parar).
Pedri—Esto es raro ¿no?
Ester—¿Las reconciliaciones? A mi me gustan, si me tengo que pelear contigo seguido para luego hacer que me folles, no cierro mi boca nunca.
Pedri—Eres una tonta.
Ester—De tonta nada, ahora estás aquí conmigo.
Pedri—Ester, eres hermosa. (Pedri me toma del cuello y me acerca a besarme).
Ester—¿Estas seguro que quieres algo conmigo?
Pedri—Siempre estuve seguro, yo sola no te dejo, y no te voy a dejar escapar.
Ester—Pues entonces juntitos tú y yo. (Me acerqué a besarlo por unos minutos más, pero luego escuchamos un ruido).
Pedri—¡Joder!
Ester—Rápido cámbiate. (Los dos nos cambiamos lo más rápido posible y nos volvimos a sentar en el sillón, como si nada).
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Oscar—Pero bueno... ¿ya se contentaron?
Pedri—¿Qué tal Oscar?
Oscar—Muy bien gracias. ¿Tú Ester? ¿No me vas a saludar?
Ester—No, ¿te vas?
Pedri—Ester.
Ester—Estoy tratando de socializar, no ocupamos tu presencia. O bueno, Pedri, vamos al jardín. (El chico y yo nos levantamos y nos dirigimos al jardín para sentarnos en una de las bancas).
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Pedri—Oye que mala eres con tu papá ¿eh?
Ester—Podría ser más mala, pero me contengo.
Pedri—Ya. Mira que no te voy a decir nada, pero dale una oportunidad, él está tratando de llevarse bien contigo pero tú no quieres.
Ester—Y no querré. Ya cambiemos de tema ¿sí?
Pedri—Okey, ¿de que quieres hablar?
Ester—Pues que en una semana cumplo años y ya seré legal.
Pedri—Se me olvidaba que eras una bebe.
Ester—Por dios me llevas un año. Y te voy alcanzar, vamos a tener la misma edad por unos días ¿eh?
Pedri—Que rápido que ya va a hacer noviembre. ¿Qué vas a querer hacer?
Ester—Uno, me quiero mudar sola, no quiero vivir con mi papá ni mucho menos con mi mamá. Y dos pues quiero ir a Miami a pasar mi cumple con mis amigos.
Pedri—¿Y conmigo no quieres pasar tu cumple?
Ester—No obvio no. (El chico se quedó indignado). —Que es broma Pedri González, claro que me hace ilusión que lo pasemos juntos, ¿te vienes a Miami conmigo?
Pedri—Mmm no se... obvio que si.
Ester—Perfecto. Oye, me vas a odiar pero me tengo que ir.
Pedri—¿A donde?
Ester—Hice cita para que me arreglen las uñas.
Pedri—Ah, vale, entonces me voy porque te estorbo.
Ester—Ay si, me estorbas muchísimo. (Me acerqué a él y lo besé). Me estoy dando cuenta que si te eche de menos.
Pedri—Pues claro, soy guapísimo.
Ester—Y bastante infantil. ¿En serio? ¿Dejarme de seguir fue tu única opción?
Pedri—Bueno, es que me dolió que me dijeras que no me querías. Además si te seguía, iba a estar checando tus historias sin parar. Pero déjame seguirte de vuelta. ¿Tú porque no me dejaste de seguir?
Ester—Porque yo si estoy como loca mirando tus historias. ¿Y que le vas a decir a los fans? ¿Que fue error de dedo?
Pedri—No. Algo mejor, que mi perro te dejo de seguir. (Yo solo reí).
Ester—Baboso, ni perro tienes tu.
Pedri—¿Tú que sabrás?
Ester—Yo se todo. Pero ya ahora si, vámonos. Que se se me hace tarde.
Pedri—¿No quieres que te acompañe?
Ester—No, son muchas horas y tú te tienes que dormir temprano.
Pedri—¿Ya irás al entrenamiento?
Ester—No. Sira me ha invitado a montar con ella, y como no tengo nada más que hacer, pues iré.
Pedri—Me da gusto que hayas encontrado a alguien.
Ester—A mi también. Es un sol esa chica. Pero bueno si tengo tiempo te veo mañana. Dame un beso.
Pedri—¿Otro? Ya llevamos como 100.
Ester—Y yo te podría dar mil si quisiera. (Pedri me volvió a besar y ambos salimos de mi casa).