—Mis padres se habían divorciado desde que tenía nueve años. Al principio me dolió ya que de ser tan unidos conmigo, al final fueron dejándome a un lado, pero supongo que gracias en la sociedad en donde me crié hice que mi mente creyera que un divorcio no era para tanto. La mayoría de los padres de mis amigos cercanos estaban divorciados y eso no me hacía sentir tan mal.
—Mi madre se la pasaba viajando y mi padre vivía del otro lado del mundo. Nunca lo había ido a visitar, el de ves en cuando venía a visitarme a Miami o me enviaba alguno que otro mensaje.
—Prácticamente estaba sola. Cuando cumplí 16 mi apellido empezó a soñar muchísimo y ya no pude ser la niña que era. Mi padre se había vuelto el dueño del equipo Barca haya en España y la noticia se hizo viral. Mucha gente ya no se acercaba a mi para hacer amistad, simplemente me hablaban por interés. Decidí nunca más ver una noticia de mi padre y trate de ser una persona un poco más desapercibida para que muy poca gente supiera quien era.
—La única persona que me entendía era mi mejor amiga Marta. La conocía prácticamente desde que nací, ya que su madre y la mía eran buenas amigas, así que gracias a eso crecimos juntas.
—Recuerdo una vez estar llorando, porque no tenía apoyo de mis padres, la gente solo me quería por dinero y yo ya no sabía que hacer.
Flashback...
Ester se encontraba sentada en la cama de su amiga, entre lágrimas contándole lo que le pasaba.
Ester—¿Cuando va a hacer el día en que nadie me pregunte sobre mi padre?
Marta—Tú sabes que eso no se va acabar. Tú sabes que me gusta decirte la verdad, así que... Ester vas a vivir con esto toda tu vida, está en ti quedarte abajo o subir y ser mucho mejor que todos. Mira si mis padres fueran así de famosos como el tuyo, yo pondría pública mi cuenta de insta y dejaría que me llegaran los followers, tal ves las marcas empiecen a reconocerte y te pidan colaborar. Amiga, tú lo tienes todo. Eres guapa, inteligente, pareces sacada de un cuento de hadas, eres perfecta.
Ester—No tengo a mis papás.
Marta—A tomar por culo tus padres. A mi lo que me daría más gusto es que tú fueras feliz, ¿y quien necesita a sus padres cuando tienes a una amiga, chistosa, nunca te deja sola, y que siempre te escucha? ¿Hm? (Ester se limpia una de sus lágrimas con una sonrisa).
Ester—No se que haría sin ti. (Ester se paró de la cama y le dio un abrazo a su amiga). —Pero si, vamos a hacerlo, si eso va a ser la única salida, pues lo haré.
Marta—Esa es mi amiga.
Abrimos mi cuenta de insta y la pusimos en publico. Al principio sólo se habían sumado los seguidores de antes, pero Marta me dio la idea de subir un post, que en menos de una hora ya me habían llegado 200 mil seguidores y a Marta unos cuantos mas. No se quien era la más ilusionada si ella o yo. Pero me daba gusto que Martita también estaba feliz, yo sabía que lo de ser reconocida también le hacía ilusión, porque siempre soñó ser actriz y claro que yo le quería ayudar, si lo tenía todo como ella decía.
Ester—¿Pero que subo?
Marta—Mmm, vamos al jardín y te tomo unas fotitos.
Ester—Okey.
Fue la primera foto que subí después de todo y la que marco mi futuro.
No pasaron ni 24 horas y la foto ya tenía 100 mil likes y medio millón de seguidores. Yo estaba sin creérmela.
Actualidad...
Ya habían pasado dos años de todo. Ahora si era reconocida y nadie me decía la típica frase de "tú eres la hija de Óscar Exposito" o "Oscar junior llego". La gente ya me llamaba por mi nombre y eso me hacía sentir mejor. A mis padres ya no les hablaba del todo, decidí alejarme y empezar por mi cuenta. Ahora tenía millones de seguidores, las propuestas me llegaban rápidamente, y una que otra si aceptaba. Solo era yo y yo y solo yo, me había vuelto demasiado fría, pero con la gente que quería era todo lo contrario. Había conocido durante todo este proceso a mucha gente, otros que fingieron ser mis amigos y solo me utilizaron por fama, y otros que realmente se quedaron. En cuatro meses cumplía los 18, una edad muy importante yo creo. Estaba por pasar a mi último año de instituto y tenía que decidir que iba a hacer con mi vida.
—Unos me decían que me dedicara a las redes, que las propuestas nunca iban a dejar de aparecer, pero Marta quería que yo eligiera algo que me hiciera feliz. Y si, yo quería ser psicóloga, me sentía con la necesidad de querer ayudar a los demás, y sobre todo a los que pasan algo como lo mío, el divorcio de tus padres y que al día siguiente parezca que te dieron en adopción por qué no hay ni un rastro de ellos ni por aquí ni por haya.