Hoy tenía mi primera cita con la terapeuta, la otra vez no pude ir porque tuve que hacer unas cosas, así que la pospuse hasta el sábado. Me levante a las 8 de la mañana y para las 9 ya me encontraba en el consultorio.
Había un silencio incómodo entra la doctora y yo, no sabía cuándo hablar y solo me quería ir, ya no tenía ganas de decir nada.
Ester—¿Habló ya?
Doctora—Si, sólo habla y ya.
Ester—¿Por donde empiezo?
Doctora—Por donde quieras. Aquí es seguro, un espacio solo para ti. ¿Por qué no empiezas contándome de tu infancia?
Ester—Em... crecí con mis dos papás juntos. Éramos muy unidos. Incluso los consideraba mis mejores amigos. Hasta los nueve años, tres dias después de que cumplí años, se divorciaron y no los volví a verlos hasta hace 2 años, antes de cumplir los 18.
Doctora—¿Fue duro para ti?
Ester—Pues... al principio no entendía lo que estaba pasando, no entendía porque mis papás ya no estaban conmigo, pero mi nana que fue la que me cuido todo ese tiempo es buena en... ocultarme las cosas, así que por un momento no fue tan malo, creía que estaban de viaje o trabajando para darme una vida mejor. Y bueno, esto se fue convirtiendo en algo normal, porque conocí a gente que estaba pasando lo mismo que yo, así que trate de entenderlo, pero por dentro no podía con todo el odio que sentía hacia mis padres por haberme abandonado.
Doctora—¿Tuviste alguna situación que te haya marcado y que te hiciera sentir todo ese odio?
Ester—Pues en toda mi infancia también tuve cosas que me dañaron, los niños se burlaban de mi, era triste no ver a mis papás en ninguno de los eventos de mi escuela, y sobre todo... ver una familia feliz, me ponía mal, deseaba que mis papás estuvieran conmigo en el parque, o viendo una película con palomitas conmigo en casa.
Doctora—Hablaremos mucho sobre lo que crees y lo que sientes, porque eso es lo que influencia tus acciones. Eh... me enteré que tuviste un accidente, no lo has mencionado aún, cuéntame de eso.
Ester—Mierda. Eh... si, solo lo dire, espera.
Doctora—No tienes que hacerlo.
Ester—No, no, si lo dire. En parte también vine por esto, lo qué pasa, es que hace años que no estaba en un sillón contándole los problemas a una persona, de hecho yo también quiero ser psicóloga.
Doctora—¿En serio?
Ester—Aja, pero antes tengo que curarme, si quiero ayudar a otra gente ¿no?
Doctora—Tú solo tienes que sanar, no estás enferma, simplemente son traumas de la vida que en algún momento tenemos que superar. A veces, cuando estamos estresados, enfrentamos las cosas con comportamientos insanos en vez de sanos y en eso quiero que trabajemos. ¿Cómo fue el accidente?
Ester—Recuerdo que iba manejando, y comencé a escuchar un ruido un poco extraño en la parte trasera de mi coche. No le di importancia porque me habían dado el auto hace unos días de mantenimiento y no podía estar mal. Después de un momento a otro, iba manejando, no muy lento, pero... con una velocidad se podría decir que decente y de repente comencé a perder el control, no podía frenar, empecé a esquivar a los coches, pero al final me terminé volcando. Recuerdo verme con sangre en todo el cuerpo y sin poder moverme, después de ahí estuve dos semanas en coma, por lo que no recuerdo nada. Después desperté y... me seguía acordando de las cosas, pero al siguiente día colapse y no recordaba nada.
Doctora—¿Perdiste la memoria?
Ester—Si. Fue difícil volver a entender todo, pero ahora me siento mucho mejor.