9 meses...
Hoy nacían los bebés, en toda la noche no pude dormir así que me fui directo al hospital, para estar más segura, empecé con unas contracciones que de verdad no aguantaba, pero en todo momento Pedri estuvo conmigo.
Pedri—Respira, amor. Todo va a salir bien.
Ester—Como quieres que esté bien, si mi panza está apunto de reventarse. Ahhhh ¡Joder! No aguanto más.
Pedri—Voy a preguntarle al doctor, que cuando empieza con la cesárea.
Ester—No, quédate conmigo y no me sueltes Pedri González.
Pedri—Okey, Okey, me quedo contigo.
El doctor no tardó mucho, y en cuanto llegó rápidamente me prepararon para la cesárea.
Ester—No me va a doler, ¿verdad?
Doctor—No, tranquila, te vamos a poner la epidural y eso te anestesia, y ya no sientes nada, como en tu primer parto.
Ester—Ah, vale, pues si puede, empiece ya, porque estoy apunto de morderle la mano a mi esposo del dolor.
Pedri—Con tal de que estés bien, yo me dejé hacer lo que quieras.
Todo iba bien, yo me sentía muy feliz de sólo imaginarme que en unos minutos, ya iba a tener a mis bebés. Pedri estaba ansioso, lo podía ver, yo solo cerraba los ojos, porque si me daba un poco de angustia, y quería estar relajada.
Después de un rato, los sollozos de dos bebes, inundaron la habitación, y rápidamente los acercaron a mi.
Doctor—Enhorabuena, dos hermosos bebés.
Ester—Gracias, doctor.
Estos bebés eran diminutos y muy hermosos, todo lo que hubiera dado, para recibir a Alessio así. ¿Por qué me tenía que pasar esto a mi? ¿Por qué no pude recibir con cariño a mi hijo?
Pedri—Son muy lindos.
Pedri se sentó a lado de la cama y comenzó a ver a los bebés.
Pedri—Si Alessio se parece a mi, ellos son iguales a ti. Míralos, son rubios. Hola, mis niños, yo soy Pedri, su papá.
Ester—¿Y Alessio?
Pedri—Está afuera, con tu papá, todavía no lo dejan pasar, porque tiene que estar la zona limpia.
Ester—Estos bebés, fueron hechos con mucho amor.
Pedri—Claro, nunca lo dudes, yo te amo, y también los amo a ellos.
Pedri se acercó a mi, y me besó.
Pedri—Me haces el hombre más feliz ¿lo sabías?
Ester—Si, si lo sabía.
Pedri—Nunca me voy a cansar de repetirlo, te amo, te amo, y siempre te voy amar.
Ambos estábamos llorando, volvimos a unir nuestros labios, en un beso, húmedo, nuestras lágrimas ya estaban por toda la cara, pero eso no nos importaba, ambos lo necesitamos.
@pedri bienvenidos al mundo
"Melody y Mateo".⭐️1 mes después...
Pedri POV...
Ya había pasado un mes desde que Ester había dado a luz. Fue un poquito complicado, porque los bebés no son nada tranquilos, lloran y tienen hambre todo el tiempo y Ester no podía dormir.
Me había levantado temprano, para hacer el desayuno y llevar a Alessio al kínder, ya después yo me pasaba al entrenamiento.
Ester—¡Buenos días!
Ester venía bajando las escaleras con ambos bebés, rápidamente me dirigí hacia ella, no me gustaba que cargara a los dos al mismo tiempo, por miedo de que se le cayeran.
Pedri—Amor, me hubieras dicho y te ayudaba a bajarlos.
Ester—No, no te preocupes, estoy fuerte. ¿Que hiciste de desayunar?
Pedri—A ti te hice, waffles y a Alessio una ensalada de frutas.
Alessio—Pero yo no quiero eso.
Ester—Tú hijo tiene razón, no le prohibas las cosas. No te preocupes amor, yo te comparto de mis waffles y ahorita papá te hace más.
Pedri—Alessio, no puedes comer tanta azúcar.
Ester—Una vez al año no hace daño.
Pedri—Guapa, es que no es una vez al año, son todos los días, hay que cuidarlo.
Ester—¿De que lo quieres cuidar si está perfecto? Tú te comes la ensalada y nosotros los waffles. Ah, y voy a llevar a Alessio al kínder.
Pedri—¿Y los bebés?
Ester—Los bebés se vienen conmigo. He quedado con Sira, vamos a llevar a pasear a los niños.
Pedri—Ester, pero si te acabas de aliviar.
Ester—Con mas razón, además ya no quiero que te mortifiques, yo lo dejo y paso por el más tarde, tú vete a entrenar.
Pedri—¿Segura?
Ester—¡Qué si Pedri! ¡Qué si! ¿Acaso no confías en mi?
Pedri—Claro que si, yo lo digo, porque bueno estás...
Ester—No, ya no estoy, tú tranqui, yo me encargo de todo, ya me toca.
Pedri—Bueno.
(..........)
Me había quedado con el pendiente de Ester y los niños, es que no me gustaba que se quedara sola.
Estaba en los vestidores, llamándola por teléfono, pero tuve que colgar porque Tania había aparecido.
Tania—Te ves guapísimo sin camisa, me gustaría ver lo de abajo también.
Me le quede mirando con una cara de asco, como se atrevía.
Pedri—Que pena das, ¿en serio no te da vergüenza insinuarte a un hombre casado y con tres hijos?
Tania—Si es guapo, me le insinuó hasta que sea mío.
Pedri—Tania, no te voy a permitir que me hables de esa forma, no te confundas, yo estoy casado y amo a mi esposa, jamás estaría con alguien que no se tiene ni un poquito de respeto.
Tania—Por dios, ¿qué tiene ella que no tenga yo? ¿Hijos? Si lo que quieres es tener más hijos, ¿porque no estás conmigo y punto?
Pedri—Estas enferma, ¡lárgate ya! Y ni se te ocurra, volver aquí, porque sino, me vas a conocer ¿me oyes?
Tania—Claro que te quiero conocer, pero en la cama, de seguro follas tan bien.
Tania se acercó a mi, pero yo la he he para atrás.
Tania—Te deseo, y claro que vas a ser mío, aunque tú no quieras.
Pedri—O te vas, o llamo a seguridad.
Tania—Vale, vale, pero no te olvides de mi. Y dile a Ester que pronto serás papá por cuarta vez.
Pedri—Lárgate ya, Tania.
Tania—Chao guapo.
Estaba enferma, me daba miedo, ¿como porque tenía que ser así? Tenía que pedir que cuidaran la puerta o algo, porque yo con Tania solo, no me iba a quedar. Cuando llegara a casa, le contaría a Ester.
Tania está enferma 🤬