Una mentira

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Pedri POV...

Ayer Ester había vuelto a su casa, hoy iba a ir a verla, pero sería más tarde, tenía partido y aunque quisiera irle a ver temprano, no podía.

Me encontraba en los vestidores, cambiándome, para ir a la cancha a entrenar.

Ferran—Entonces... ¿Ester no recuerda nada?

Pedri—No, además me han dicho qué pasó muy mala noche, estaba inquieta por que piensa que todos son extraños.

Ferran—Lo siento mucho por ella, en cuanto tengamos tiempo, Sira y yo pasamos a visitarla. ¿Irás a verla hoy?

Pedri—Si, después del partido.

La voz de Garnacho interrumpió nuestra conversación...

Garnacho—Que bueno que Ester ya está bien.

Yo le ignore, no soportaba a este tipo después de que me quería quitar a Ester...

Garnacho—Oye... se que me odias, pero aprecio a Ester, aunque ella no piense lo mismo.

Pedri—Y ojalá no lo vuelva a pensar, es más, ojalá que se olvide de ti por completo.

Garnacho—No es para tanto, además ¿por qué dices eso?

Pedri—Porque Ester perdió la memoria, y no te recuerda ni a ti, ni a mi, ni a nadie.

Garnacho—Lo siento muchísimo.

Pedri—No lo sientas, y deja de preocuparte por ella, que no es nada tuyo.

Garnacho—Pues ni tuyo tampoco, si perdió la memoria no creo que sea tu novia ¿es así?

Pedro—¿Por qué no te largas de una buena vez?

Garnacho—Está bien, está bien, me voy, pero es la verdad, no la vayas a forzar a que regrese contigo Pedri.

El chico sonrió y se fue sin decir nada.

Garnacho POV...

Una mentira no le hace mal a nadie, y más cuando te interesa una persona. Era verdad que estaba preocupado por Ester, pero todo este tiempo no pude irle a ver, porque la mayoría sabía lo que había hecho, y no me arrepentía de nada, probar los labios de la rubia, hizo que la deseara más.

Tenía que irle a ver, yo se que no era lo correcto, pero no podía esperar más. Me salí del entrenamiento y me dirigí hacia el estacionamiento, para subirme a mi coche e ir a su casa.

Al llegar una mujer pelirroja, que por el uniforme suponía que era la enfermera abrió la puerta y me recibió.

Enfermera—Hola, buenos días.

Garnacho—Eh... hola, soy Garnacho, muy buen amigo de Ester, ¿podría pasarla a ver?

Enfermera—Mmm, vale, será rápido porque en 20 minutos le toca un medicamento y tiene que dormir para que le haga efecto.

Garnacho—Si, claro, no se preocupe, será rápido.

Enfermera—Bueno, acompáñame.

La enfermera me guió a donde era el cuarto de la rubia. Abrió la puerta lentamente y por fin, después de varias semanas, vi a Ester, en su cama, un poco débil.

Enfermera—¡Ester! Te han venido a ver.

Ester—Vale, Laura, gracias.

Enfermera—Cualquier cosa estoy afuera.

Laura cerró la puerta y yo me quede a lo lejos mirando a la rubia.

Ester—¿No te vas a presentar? He perdido la memoria, y no se quien eres.

¡Pero es que tú!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora