Pase una semana en Miami, había vuelto ayer a Barcelona. Fue una semana muy buena y bueno por otra no tanto.
La alarma sonó y por suerte el cambio de horario no me afecto mucho. Me metí a dar una ducha, me puse una sudadera y unos pants y me dirigí al comedor, donde mi padre estaba desayunando.
Oscar—¿Qué tal tu vuelo?
Ester—Pesado.
Oscar—Ya. ¿Estás cansada?
Ester—No mucho.
Oscar—Oye pues no estuve presente en tu cumpleaños, pero te compré algo. (Mi papá saca una pequeña cajita de su pantalón y me la da).
Ester—¿Qué es?
Oscar—Ábrelo. (Abrí la cajita y tenía adentro un dije de un delfín para ponerlo en mi pulsera favorita). —Se cuánto te gustan y lo vi y pensé en ti, además ya había visto que tu pulsera no tenía ninguno así).
Ester—Vale, gracias.
Oscar—No de que. ¿Te gustaría ir a comer? ¿Podemos celebrar...
Ester—Ya se lo que te ha pasado y porque todos estos años no viniste a visitarme. Mira mi nana me hizo reflexionar mucho, estos días que fui. Si me dolió demasiado que prácticamente desaparecieras de mi vida, pero logró entenderte un poco, se que
separarte de una persona a la que amaste por mucho tiempo duele y es lo mismo que yo sentí, los amaba a los dos y en un abrir y cerrar de ojos desaparecieron. Lo único que no entiendo es ¿por qué ni siquiera un mensaje me escribiste? ¿Por qué solo así?Oscar—Hija... me sentía mal, si yo no podía con mi vida, menos iba a poder cuidar de la tuya, luche bastante para ahora ser el hombre que soy, y en cuanto yo me recupere decidí volver a contactarme contigo. Yo se que fui un mal padre, lo reconozco, y no tengo perdón ni de Dios, pero quiero que sepas que si me das la oportunidad, voy a tratar de reponer todo lo que no hice en este tiempo.
Ester—Mira, necesito procesarlo ¿vale? Lo único que si te quiero decir es que por favor Natasha se vaya de la casa. O sea no quiero que viva aquí, no me parece. Voy a estar hasta principios de enero aquí, luego regreso a Miami. Marta se va a mudar sola y me ha dicho que le encantaría vivir conmigo.
Oscar—Vale, lo voy a hacer. Solo dame unos días.
Ester—No, ni días ni nada, ahora. Es incómodo tener a la cocinera de novia de mi papá, y sobre todo aquí en la casa, si la quieres ver, la ves afuera y punto, aquí no. No me hagas tomar otras medidas. Por cierto voy al club, regreso más tarde.
(.........)
Había llegado al club, estacione mi coche y enseguida me dirigí a los vestidores, ya ni al campo, como siempre que venía Pedri estaba en el vestidor, pues no iba a hacer hoy la excepción. No le avisé que iba a volver hoy, así que decidí venir al club para hablar con el.
Al entrar el vestidor estaba solo, decidí caminar un poco más y lo encuentro saliendo de las duchas...
Pedri—¡Ester! No sabía que regresabas.
Ester—Hola. Ni yo sabía que regresaba, compré un boleto de último momento y me vine ayer en la tarde.
Pedri—¿Cómo te fue? Por cierto feliz cumpleaños.
Ester—Muchas gracias. Bueno dejo que te cambies y te espero acá afuera.
Pedri—Vale.
Me senté en las sillas unos tres minutos y luego apareció Pedri.