Había ido con mi madre de compras, estábamos cansadísimas, hace mucho no caminaba tanto. Deje las bolsas en la sala, mientras mi madre iba a la cocina para preparar la cena.
Lorena—¿Se te antoja una pizza?
Ester—Si, esta bien.
Me quede esperando en la sala, mientras mi madre hacia la cena. Una imagen que estaba en una de las mesas de la entrada a la casa, hizo que me parara del sillón y fuera a verla.
En la foto estábamos mi papás y yo celebrando mi fiesta de nueve años, algo que ya desde hace unos días había recordado pero no del todo. Sentí un fuerte dolor de cabeza, que me hizo cerrar los ojos y al instante comenzó a mostrarme imágenes que no había visto.
Veía a mis papás hablando, sin yo saber nada, luego se acercaron a mi y no podía entender lo que decían, estaba tratando de descifrar lo que salía de su boca.
Lorena—¡Hija! Ester, Ey. ¿Qué pasa? ¿Ocupas algo?
Ester—Una pastilla, me ha dolido la cabeza.
Lorena—Vale, vamos a la cocina.
(........)
Después de tomarme la medicina, mi madre y yo nos pusimos a cenar.
Ester—Estaba pensando, en que mañana mi papá tú y yo, podemos ir al cine, ha salido una película muy buena y quiero verla.
Lorena—Pues bueno, si tu padre tiene tiempo, podemos ir, y si no vamos tú y yo.
La puerta de la entrada se abrió entre risas, una de ellas era la de mi padre, pero la otra no la lograba distinguir.
Salí de la cocina para ir a saludar a mi padre, cuando lo veo besándose con una mujer, que al instante reconocí, era Natasha, la cocinera.
Ester—¿Qué hacen? Papá, tú no eres así, ¿por qué engañas a mamá con la cocinera y en nuestra casa?(Unas lágrimas comenzaron a invadir mi rostro y los dolores de cabeza volvían a mi).
Rápido tuve que sentarme en un de los sillones y mantuve mis ojos cerrados por varios minutos.
Por fin las voces aparecían, una imagen de mi padre besando a una mujer, mi madre casándose con otro hombre, la Ester de nueve años recibiendo la noticia de que sus padres se iban a divorciar, volvieron a mi. Abrí los ojos y solo me quede viendo fijamente a mi papá y mi mamá que ambos ya estaban en frente de mi.
Ester—¿Así que todo fue una mentira? (Miraba a mis padres y a Natasha con un odio impresionante). ¿Por qué todos me tienen que mentir? Por qué simplemente no me dijeron la verdad y así ya no me creaba películas en mi cabeza ¿hm? Contéstenme.
Oscar—Hija...
Ester—O sea tú eres novio de la cocinera, y mi mamá se casó con otro hombre. Es que no puede ser, de verdad que estoy que no me la creo.
Lorena—Ester, tú papá y yo ya llevamos 10 años divorciados.
Ester—Recuerdo que me dijeron que se iban a divorciar tres dias después de que cumplí los nueve. Eh... me voy, vale, necesito estar sola.
Las lágrimas no dejaban de salir, me estaba doliendo mucho tener que recordar eso, pensé que ya lo había superado pero no, sentía un gran vació.
Me quede en mi habitación, tirada en la cama solo tratando de recordar más cosas de mi infancia y que les pudiera encontrar contexto. Ahora entendía por qué esos niños que salían en mi sueño se burlaban de mi, era verdad lo que me decían, en realidad ya no tenía papás, ellos me habían abandonado desde que cumplí los nueve.
