Más allá del hilo rojo [Libro 1]

Capítulo 9: Una alegría compartida

Candy se sentía confundida, mareada por la emoción. Después del primer beso, llegó el segundo. Y cuando estaba a punto de desabotonarle el vestido él se detuvo. Aflojó su abrazo y se separó con delicadeza de ella.

Le acarició los cabellos con suavidad profundamente avergonzado por su comportamiento.

— Dios mío ...— Murmuró cabizbajo y visiblemente alterado.

El rostro le ardía.

Ella guardaba silencio, incapaz de decir nada. Su bondadoso príncipe también tenía un lado apasionado y salvaje.  Aquello le alteró el pulso, su respiración se agitó. Recordó que en  el Blue River Zoo había presumido de haber sido un niño terrible. Estaba con Terry y ambos reían. Terry, recuerdos de un amor perdido...

Aquello quedaba tan lejos.

Albert se pasaba una mano por el cabello, desordenándolo. Candy tragó saliva anticipando otro beso. Pero no ocurrió nada de lo que esperaba.

Suspiró confusa, miró al suelo, incapaz de calmarse. Los latidos de su corazón eran ensordecedores.

 Albert se acercó a ella, los labios le temblaban. 

—Ven...es tarde.—Murmuró.

El joven acompañó a una atribulada Candy a la habitación verde que él había decorado para ella y se disculpó:

— Te ruego me perdones, Candy. Lo que te he hecho es inexcusable.
Cuando en la Colina de Pony...Yo, aquel día...— Se intentó explicar.

Albert se sentía mareado. Había bebido demasiado. Estaba profundamente avergonzado. Aún no le había revelado la noticia de que Stair estaba vivo y resolvió decírselo en un momento más adecuado pues temía que en aquel momento iba a sonar inverosímil.

—Descansa, Candy. Y.. por favor, olvida  este lamentable episodio. No volverá a repetirse — aseguró el joven avergonzado.

Dando media vuelta se alejó por los pasillos hacia su habitación que estaba situada en la segunda planta, dejando a Candy llorosa y más confundida que nunca.

Por suerte para ambos, el servicio dormía.